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Marcas en la ropa interior femenina, cuándo tomar el postre y los peligros de morderse las uñas. Llega a Maldita Ciencia el consultorio 132º

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¡Buenos días, malditas y malditos! Siguiendo la tradición de cada viernes y para solucionar todo aquello que os trae de cabeza, llega una nueva entrega de nuestro consultorio científico. ¿Que por qué a veces hay marcas en la parte de la ropa interior femenina que está en contacto con la vagina? ¿Es recomendable que te tomes el postre siempre, siempre, después de comer? ¿Por qué te repiten alimentos como la cebolla?

Seguro que se os ocurren más preguntas, muchas otras. ¡Pues no os las guardéis! Animaos y mandádnoslas por TwitterFacebook, correo electrónico ([email protected])... Y ahora también por nuestro chatbot de WhatsApp (¡guárdate el número! +34 644 22 93 19). ¡Empezamos!

¿A qué se deben las marcas en la zona de la ropa íntima femenina que está en contacto con la vagina?

En el caso de las mujeres, es habitual que la parte de la ropa interior que está en contacto con la vagina, en ocasiones, se destiña. Sí, la palabra es “habitual” porque es un hecho normal: el pH del flujo vaginal es más ácido (entre 3,8 y 4,5), lo suficiente como para causar estas marcas en el tejido de la ropa interior. Una aclaración: cuanto más bajo es el pH, más ácida es una sustancia (ten en cuenta que la escala del pH comprende valores desde el 1 al 14). 

El flujo vaginal es una combinación de líquido y células que se liberan de forma continua a través de la vagina. Este ayuda a mantener sanos los tejidos vaginales, proporciona lubricación y brinda protección contra las infecciones y la irritación

Según Vicent Carmona, ginecólogo y maldito que nos ha prestado sus superpoderes, junto a la acidez del flujo natural de la vagina, similar al del vinagre, "la humedad de la zona genital hace que los tintes de las prendas interiores vayan desapareciendo y, por tanto, se destiñen".

Decimos “marca” y no “mancha” al hablar de estas variaciones de color en la ropa íntima porque se trata una zona desteñida. Es decir, no es que la sangre menstrual o la secreción vaginal haya ensuciado la prenda sino que, debido a la acidez del flujo, esta se decolora: de ahí que notemos partes amarillentas en la ropa interior de colores menos oscuros o zonas más claras en la ropa interior negra o similares. 

Según el Museo de la Vagina de Reino Unido, se trataría del mismo proceso por el que alguien trata de aclarar su pelo usando jugo de limón.  

Por lo tanto, que esto suceda no es señal de que la persona en cuestión tenga mala higiene o unos hábitos determinados. Ocurrirá siempre que el flujo vaginal entre en contacto el suficiente tiempo con la tela de la ropa interior. Conclusión: estas zonas desteñidas son normales.

¿Es peligroso comerse las uñas?

Probablemente la palabra “onicofagia” sea un tanto desconocida para muchos. Comerse las uñas de las manos seguro que les resulta más familiar. Nos habéis preguntado si mordisquearse las uñas (o incluso llegar a ingerirlas ) puede conllevar algún peligro. Pues sí, puede provocar infecciones en los dedos o problemas dentales.

Para empezar vamos a explicar por qué hay personas que se muerden las uñas. La Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) indica que “puede ser una manía o tener una causa emocional y conductual, que en ocasiones precisa ayuda de profesionales para corregirla”.

Según la SEMI, la onicofagia es más frecuente en los niños: “Lo presentan un 30% entre los siete y diez años y puede llegar al 45% de los adolescentes”. En ocasiones no sólo se comen las uñas “sino también la cutícula de la piel vecina”. O lo que es lo mismo, los llamados padrastros

Morderse las uñas puede conllevar algunos riesgos. La Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) indica que además de los problemas estéticos que ocasiona, puede alterar la forma de los dientes o afectar a la salud ungueal (de las uñas)”.

“Estas no crecen bien por el continuo mordisqueo al que son sometidas y se crean microtraumatismos a lo largo de todo el lecho ungueal (la parte que se encuentra bajo las uñas), alterándose así su anatomía”, afirma. 

Rita Rodrigues, especialista de la Unidad de Uñas del Grupo Pedro Jaén, cuenta a Maldita Ciencia que si el hábito de morderse las uñas se mantiene en el tiempo, es posible que se provoquen alteraciones en su crecimiento y malformaciones en la lámina ungueal que, en ocasiones, son irreversibles.

“En casos extremos, algunos pacientes pueden llegar a perder la uña. Cuando ésta vuelve a salir, normalmente tiene una superficie irregular o presenta malformaciones que pueden ser permanentes”, cuenta.

La AEDV explica que también se pueden ocasionar “daños alrededor de la uña, pequeñas heridas que hacen que el dedo se inflame y duela”. La SEMI confirma que la onicofagia puede dar lugar a infecciones en las zonas vecinas a la uña.  La paroniquia, también llamada "uñero" o "panadizo", es la infección de la piel de alrededor de las uñas. El área infectada se puede inflamar, enrojecer y causar dolor, según recoge el portal de salud infantil Nemours

La dermatóloga Inés Escandell confirma a Maldita Ciencia que el principal problema de comerse las uñas son las posibles infecciones, especialmente cuando también se muerde la piel periungueal o del pliegue ungueal lateral (los padrastros). 

Según afirma, no hay que olvidar que “la uña sirve de protección al dedo para poder realizar actividades”. La dermatóloga cuenta que el hecho de tenerlas especialmente cortas podría dificultar realizar algunas actividades y provocar molestias en los dedos.

Además, la SEMI señala que morderse las uñas a veces “daña el esmalte dentario, favorece las caries o la mala oclusión dentaria”. Un artículo publicado en la revista Case Reports Dentistry confirma que comerse las uñas puede provocar problemas dentales. 

El dentista David Carralero Plaza explica en el blog del Círculo de Odontólogos y Estomatólogos de España que la onicofagia puede afectar seriamente la salud bucal. Según cuenta, ocasiona daños en los labios y encías, desgasta algunos dientes (los incisivos centrales superiores), estropea su esmalte y puede provocar infecciones en la boca.

“Las uñas son una fuente importante de gérmenes y bacterias. Así como los mismos se transmiten desde la boca a las uñas, también puede ocurrir lo mismo en el sentido inverso”, comenta.

Del mismo modo, comerse las uñas podría provocar infecciones en el sistema digestivo. Manuel Fernández Lorente, dermatólogo del Grupo Pedro Jaén, comenta a Maldita Ciencia que “en niños es mucho más frecuente la presencia de oxiuros, ‘lombrices’, en las heces, ya que se transmiten fundamentalmente por los dedos”. 

Además, menciona que hay mucho más riesgo de contraer infecciones exógenas (COVID-19, bacterias, hongos presentes en suelo y animales…) y endógenas (bacterias que tenemos habitualmente en la piel) si nos comemos las uñas. En Maldita Ciencia también os hemos contado por qué no hay evidencias de que morderse las uñas cause apendicitis.

¿Qué debes hacer si crees que padeces onicofagia? La solución, según la SEMI, es acudir al experto, ya que “su diagnóstico es muy simple”. La Academia Americana de Dermatología (AAD) da algunos consejos para dejar de morderse las uñas: mantener las uñas cortas, aplicar un esmalte con sabor amargo, reemplazar el de morderse las uñas por un buen hábito (jugar con una pelota antiestrés) e intentar hacerlo de forma gradual (por ejemplo, primero probar con los pulgares, después con los meñiques y seguir poco a poco).

¿Qué ocurre si te comes el postre al principio de una comida y no al final?

El postre es el alimento, especialmente fruta o dulce, servido como final de una comida, tal y como lo define el Diccionario de la Real Academia Española (RAE). Pero además de dejar de ser un postre según la RAE, ¿pasa algo si comemos fruta o algo dulce antes o durante la comida? La respuesta corta es que no pasa nada por alterar el orden de ingestión de los alimentos y si lo hacemos antes podemos saciarnos más pronto.

"No hay una base científica que respalde que la fruta se deba tomar tras la comida principal a modo de 'cierre'. Nuestro estómago no necesita que llegue la manzana al final para saber cuando ya hemos terminado", señala el dietista-nutricionista Daniel Ursúa a Maldita Ciencia. Ursúa aconseja que un rato antes de la comida principal comamos algo de fruta, frutos secos o yogur natural no azucarado, "ya que de esta forma, llegaremos a la comida con menos sensación de hambre y ansiedad y es probable que comamos menos cantidad de la que comeríamos de otra forma" porque la señal de saciedad tarda en llegar a nuestro cerebro.

Domingo Carrera, médico especialista en nutrición del Centro Médico-Quirúrgico de Enfermedades Digestivas, considera que desde el punto de vista nutricional es incluso mejor tomar el postre antes que al final porque "si la parte más dulce de la comida la tomamos al final, se produce un subidón de azúcar seguido de uno insulina. Esos picos de azúcar e insulina no son buenos para las arterias. Al comer el postre al comienzo, se equilibra más la glucosa (el azúcar) y con la comida se mantiene. Otra opción es tomarlo entre horas como merienda, fuera de los momentos de la comida y de la cena. Y mejor tomarlo antes de las comidas que en medio".

En el caso de la fruta, en personas que tienen problemas de sobrepeso si la ingieren antes pueden que sacien su apetito antes, explica a Maldita Ciencia el maldito dietista-nutricionista Sevi González. "Aunque no se trata de un truco de magia para adelgazar, sí que puede ser una indicación dietética junto con otras pautas establecidas por los profesionales de la nutrición", aclara.

¿Por qué algunos alimentos te 'repiten'?

¿Quién no ha oído nunca la expresión "se repite como el ajo"? ¿Pero por qué algunos alimentos se repiten tras comerlos? Ya hemos contado que puede pasar con el pepino por unas sustancias defensivas que les dan amargor: las cucurbitacinas. En otros alimentos como la cebolla o el ajo se trata de otros compuestos volátiles que salen por la boca como consecuencia de la digestión.

La degradación de los alimentos con los jugos gástricos durante la digestión produce diferentes gases y algunos llevan sustancias volátiles de los mismos alimentos, explica el dietista-nutricionista Sevi González. Parte de estos gases saldrán por la boca como eructos. Algunos alimentos como el pepino, la cebolla y el ajo son más propensos a dejar partículas volátiles en esos gases. Los compuestos que provocan el regusto suelen ser de azufre que estimulan ciertos receptores durante la digestión, añade Gemma del Caño, especialista en industria alimenticia.

Pero nuestro esófago tiene un esfínter que lo "aísla del tubo digestivo del estómago y nos protege de los jugos gástricos", aclara el también dietista-nutricionista Daniel Ursúa. Si el cierre del esfínter del esófago es completo, no ocurrirá esa repetición de los alimentos al no llegar esos compuestos volátiles a la boca. Si el cierre no es total, podemos tener ardor, "que no es otra cosa que la irritación que producen los jugos gástricos al contacto con el esófago" y que en los casos más graves puede acabar en hernia de hiato, aclara Ursúa.

Para evitar estos problemas, el experto aconseja evitar las comidas muy copiosas, muy grasas o demasiado especiadas e irritantes como el alcohol o el café. Gemma del Caño aconseja cocinar estos alimentos para reducir la concentración de estos compuestos y no tumbarnos después de comer o no comerlos durante la noche.

Todavía no hemos terminado...

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En este artículo han colaborado con sus superpoderes el maldito Sevi González, dietista-nutricionista y Vicent Carmona, ginecólogo.

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