En Maldita Ciencia ya os hemos explicado por qué no hay evidencias de que el coronavirus SARS-CoV-2 se haya debilitado. No obstante, sí han surgido algunas mutaciones de este virus. No hay un consenso sobre el número concreto de cepas (variantes del virus) que hay porque existen varias nomenclaturas para designarlas. De momento, las evidencias muestran que ninguna de ellas es más agresiva que las demás. Os contamos lo que sabemos al respecto.
El 20 de septiembre se detectó en Reino Unido una nueva variante del SARS-CoV-2 que, dos meses después, se había extendido por varias regiones del país. A 21 de diciembre aún faltan datos para asegurar si es más contagiosa que otras variantes y si su dispersión afectará o no a la eficacia de las vacunas.*
Los virus experimentan mutaciones de manera aleatoria
Pepe Alcamí, virólogo del Instituto de Salud Carlos III, explica a Maldita Ciencia que todos los virus, especialmente los virus ARN (como el coronavirus, que no contiene ADN sino ARN), experimentan mutaciones genéticas en sus ciclos de replicación. “Van cambiando, introduciendo esas mutaciones de manera aleatoria”, explica.
Según cuenta, la mayoría de esas mutaciones representan o bien cambios que no alteran las funciones de sus proteínas (mutaciones neutras), o cambios que hacen que el virus no sea viable o pierda eficacia (mutaciones negativas). Pero, de vez en cuando, y por azar “el virus genera una ‘combinación ganadora’ que le hace mejorar su función”.
“En los dos primeros casos (mutaciones neutras y mutaciones negativas) esas variantes no progresan porque no tienen ‘ganancia biológica’. Cuando hay una mutación que aumenta la ‘ganancia’ o eficacia del virus, compite con las variantes existentes y la mejor preparada acaba suplantando a la otra”, afirma.
Por eso las dos variantes (la inicial y la ‘ganadora’) pueden circular entre la población. Incluso en unos países pueden circular unas variantes y en otros, otras. A las distintas variantes que logran propagarse en la población y que comparten la misma secuencia genética, tal y como explica Alcamí, las llamamos clados o cepas.
El SARS-CoV-2 muta poco en comparación con otros virus ARN
El SARS-CoV-2 es un virus que muta muy poco si se compara con otros virus ARN, según Alcamí. Por ejemplo, según el virólogo, el VIH tiene una docena de clados y una gran variedad de combinaciones entre ellos hasta formar cientos de variantes. En Maldita Ciencia os hemos explicado porque que la tasa de mutación del coronavirus sea mucho más baja que la del VIH facilita el desarrollo de una vacuna eficaz.
La viróloga Sonia Zuñiga, investigadora de coronavirus en el Centro Nacional de Biotecnología, pone también como ejemplo el virus de la gripe, “del cual circulan distintas cepas según el año y el lugar”. “Además, el virus de la gripe puede recombinar (intercambiar información genómica entre distintas cepas) de modo que se creen cepas nuevas. Esta elevada tasa de cambio es uno de los motivos por los cuales hay que hacer nuevas vacunas de la gripe cada año”, cuenta a Maldita Ciencia.
De momento no hay una cepa más agresiva que otra ni que vaya a dificultar el desarrollo de una vacuna
Los expertos consultados consideran que es bueno vigilar los posibles cambios de la secuencia de este coronavirus. Mireia Coscollá Devís, doctora en biología e investigadora del Instituto de Biología Integrativa de Sistemas, explica a Maldita Ciencia que “una cepa podría ser más virulenta si pudiera esconderse de nuestro sistema inmune o ser menos susceptible a nuestras defensas, con lo que potencialmente podría causar una enfermedad más grave o transmitirse con más eficiencia”.
Pero, tal y como cuenta a Maldita Ciencia Lorenzo Armenteros, portavoz COVID-19 de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia, de momento no se han visto cambios en la gravedad de la enfermedad. Las cepas, según cuenta, “siguen manteniendo la misma agresividad y son similares en todos los aspectos, provocando una misma enfermedad sin diferencias”.
Tampoco hay evidencias de que ninguna de las cepas sea más contagiosa. Un artículo publicado en noviembre en la revista Nature Communications indica que ninguna de las mutaciones del coronavirus lo ha hecho más transmisible. Para llegar a esta conclusión, los autores se han basado en el análisis de más de 46.000 genomas del SARS-CoV-2. *
¿Pueden dificultar estas mutaciones el desarrollo de una vacuna? “La poca variabilidad del virus, a pesar de sus mutaciones, es una ventaja a la hora de elaborar una vacuna ya que puede permitir que una sola vacuna sea efectiva contra todas las cepas”, responde Armenteros.
Alcamí explica que si una nueva variante fuera muy diferente en una zona crítica, los anticuerpos que generamos frente a una cepa podrían no funcionar frente a otra. Si esto ocurriera, “la vacuna debería tener dos componentes”, es decir “dos vacunas en una”.
Un sistema de clasificación diferencia dos grandes cepas y cinco subvariantes
¿Cómo se clasifican estas cepas? El virólogo Francisco Díez, del Grupo de Análisis Científico de Coronavirus del Instituto de Salud Carlos III, cuenta a Maldita Ciencia que, en el caso del nuevo coronavirus, hay diferentes sistemas. El experto supone que en algún momento se unificarán todos en uno solo.
Uno de ellos es el utilizado por la plataforma Nextstrain, que trata de mostrar prácticamente en tiempo real la epidemiología genómica del virus. Según este sistema, en la actualidad existen dos grandes cepas o variantes con cinco subvariantes. Para explicar cómo hemos llegado hasta aquí, vamos a remontarnos a los orígenes de la pandemia.
Todo parece indicar que el brote se originó en Wuhan (China). Esta primera variante que se expandió al inicio de la pandemia se llamó clado 19 (era el clado original). “Este virus es el que se extiende en la provincia de Hubei (cuya capital es Wuhan) y salta al resto del mundo”, indica el virólogo.
En el mes de marzo, según cuenta Alcamí, se produjo una variante con una mutación en la posición 614, que está en la proteína Spike del virus (la que le permite entrar en nuestras células). La posición original se llamó 614D y la nueva, 614G.
“Este cambio hace que el virus 614G infecte mejor que el 614D. ¿Qué sucede? Que a lo largo del mes de abril y mayo la variante 614G reemplaza en casi todos los países a la 614D, que había llegado antes”, indica el virólogo.
Alcamí explica que “ante la ‘entidad’ de la nueva variante se define un nuevo clado, el 20”. En Maldita Ciencia ya os contamos qué sabíamos de esta nueva cepa cuando el estudio todavía era un preprint (no había pasado la necesaria revisión previa a ser publicado en una revista científica). La investigación fue publicada más tarde en la revista Cell. Los investigadores concluyeron que los enfermos afectados por la variante 614G (que se denominó cepa 20 posteriormente) tienen mayor carga vírica en la vía respiratoria alta, pero no tienen mayor gravedad de la infección.
Dentro de cada clado (el 19 y el 20), se han producido algunas mutaciones que también se han propagado. Estas subvariantes se denominan 20A, 20B, 20C, 19A y 19B. “El clado 20 ha ganado terreno y predomina en casi todo el mundo”, sostiene Alcamí.
En España, la sustitución de la variante 19 por la 20 tardó más que en el resto de países, pero en este momento la 20 es la que predomina. Así lo explica Alcamí, que ha publicado junto a otros investigadores en la revista Journal of Virology un estudio en el que analizan la propagación de este coronavirus en España.
Dos sistemas de clasificación más de las cepas
Además de este sistema de clasificación, la base de datos de GISAID (en la que se depositan gran parte de los genomas que se van secuenciando a nivel global) clasifica dichos genomas de una manera diferente. Las cepas definidas por GISAID, según cuenta Díez, son S, V, L, G, GH, GR y GV. Cada uno de ellos se caracteriza por la presencia de una mutación en alguna de sus proteínas.
Además, un informe publicado por el Grupo de Análisis Científico de Coronavirus del Instituto de Salud Carlos III señala que existe una tercera nomenclatura propuesta por un grupo de virólogos evolutivos “basada en la definición de linajes jerarquizados A y B”.
“Son sistemas diferentes pero tienen ciertas equivalencias”, cuenta Díez, que ha participado en la elaboración del informe. Según explica, el linaje B incluiría virus de los clados G, GH y GR del sistema de GISAID y los clados 20A, 20B y 20C del sistema de Nextstrain. Por su parte, el linaje A incluiría los clados S y V del sistema de GISAID y los clados 19A y 19B de Nextstrain.
* Actualizado el 26 de noviembre con un estudio publicado en Nature Communications sobre la transmisibilidad de las mutaciones del SARS-CoV-2.
“Menos bulos, más rigor científico” es un proyecto de DKV Salud con contenido editorial de Maldita.es.
Primera fecha de publicación de este artículo: 23/11/2020.
*Hemos actualizado esta pieza para incluir una mención a la nueva variante del coronavirus que se ha extendido por Reino Unido.
Primera fecha de publicación de este artículo: 23/11/2020