A pesar de que durante los primeros meses de pandemia por SARS-CoV-2 se hablase contínuamente de superficies y del importante papel que parecían desempeñar en la transmisión de la COVID-19, las evidencias científicas actuales apuntan a que este riesgo es menor de lo que se consideró en un principio. Al menos, en condiciones reales fuera de laboratorio, teniendo en cuenta la carga vírica que puede darse en situaciones y lugares habituales. De hecho, aunque estos pueden persistir durante días en superficies inanimadas, los intentos de cultivar los virus de estas superficies no han tenido éxito.
Diferentes estudios demuestran que sí es posible la supervivencia del SARS-CoV-2 en objetos inanimados incluso durante 3, 4 y hasta 6 días. Sin embargo, estos datos son el resultado de investigaciones que utilizan grandes muestras del virus, como explica este artículo publicado en The Lancet. Muestras que no se suelen dar en condiciones reales.
"Nuestros hallazgos sugieren que es poco probable que la contaminación ambiental que da lugar a la transmisión del SARS-CoV-2 ocurra en condiciones de la vida real, siempre que se cumplan los procedimientos de limpieza y las precauciones estándar", explican los investigadores del artículo, publicado el 29 de septiembre en The Lancet. "Estos datos indican que la posibilidad de transmisión a través de superficies inanimadas es menos frecuente de lo que se reconocía hasta ahora", añaden.
En opinión de Emmanuel Goldam, profesor de Microbiología, Bioquímica y Genética Molecular, en la escuela de Medicina de Nueva Jersey , “la posibilidad de transmisión a través de superficies inanimadas es muy pequeña y solo en caso de que una persona infectada tosa o estornude sobre ella y alguien la toque poco tiempo después”. Con ello se refiere a una o dos horas.
“Aunque la desinfección periódica de las superficies y el uso de guantes son precauciones razonables, especialmente en los hospitales, creo que los fómites (objetos inanimados) que no han estado en contacto con un portador infectado durante muchas horas no presentan un riesgo de transmisión medible en entornos no hospitalarios. Se necesita una perspectiva más equilibrada para frenar los excesos que se vuelven contraproducentes”, indica el experto.
Los resultados de este otro preprint (publicación que aún no ha sido revisada ni publicada en una revista científica) señala que, durante la investigación, "el riesgo estimado de infección por tocar una superficie contaminada fue bajo (menos de 5 en 10.000). Esto sugiere que los objetos inanimados juegan un papel mínimo en la transmisión comunitaria del SARS-CoV-2.
Aunque en su página web los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) indican que "las gotitas respiratorias también pueden caer sobre superficies y objetos", por lo que "es posible que una persona contraiga COVID-19 al tocar una superficie u objeto que tenga el virus y luego tocarse la boca, la nariz o los ojos", hace hincapié en que "no se cree que la propagación al tocar superficies sea una forma común de propagación del COVID-19".
Un editorial de Nature publicado el 2 de febrero de 2021 señala que pillar el coronavirus desde superficies es raro y que su transmisión predominante es a través del aire. La revista científica pedía dejar de priorizar la desinfección de lugares y poner más recursos en reforzar la importancia de las mascarillas e investigar medidas para mejorar la ventilación. *
Gotículas, aerosoles y su papel en la transmisión del SARS-CoV-2
Varios estudios y expertos llevan meses señalando que el virus sí está presente en los aerosoles o nuclei-droplets que se generan a partir de las microgotículas. Es el caso de este publicado el 3 de abril en la revista Nature Medicine, en el que "se detectan distintos virus respiratorios incluyendo el coronavirus en los dos tipos de partículas", explicaba Pepe Alcamí, virólogo del Instituto de Salud Carlos III. "Es la evidencia que hay publicada y parece que el virus va en aerosol también."
El 1 de septiembre de 2020 se publicó un artículo científico que concluyó que una persona con COVID-19 infectó a 23 de los otros 67 pasajeros de un autobús con aire acondicionado. Las personas sentadas más cerca de la persona infectada no tuvieron un mayor riesgo de contagiarse, lo que según los autores se explicaría al menos parcialmente por la transmisión aérea del coronavirus.
Un grupo de cinco científicos ha escrito una carta que ha publicado el 5 de octubre la revista científica Science en la que afirman que “existe una evidencia abrumadora de que la inhalación de SARS-CoV-2 representa una ruta de transmisión importante para la COVID-19”. "Es mucho más probable que uno inhale aerosoles que una gotita, así que la atención debe centrarse en la protección contra la transmisión por el aire”, aseguran.
En este sentido se pronunció también José Luis Jiménez, profesor de química en la Universidad de Colorado Boulder e investigador de Ciencias Ambientales, en un artículo publicado en El País y TIME con un título esclarecedor: “La covid se transmite a través de aerosoles: ya es el momento de actuar, tenemos suficientes pruebas”. Puedes leer más sobre la transmisión aérea de la COVID-19 y la postura de los organismos sanitarios internacionales sobre ello en este artículo de Maldita Ciencia.
Primera fecha de publicación de este artículo: 04/12/2020.
Primera fecha de publicación de este artículo: 04/12/2020