Malditas y malditos: ¡feliz viernes! Una semana más, aquí llega nuestro consultorio científico, pensado para resolver aquellas dudas y preguntas que nos vais enviando durante la semana. Hoy, además de penes y menstruaciones, tenemos envases de comida hinchados y alimentos calientes en el congelador. Como veis, picando un poco de aquí y otro poco de allá, como nos gusta hacer.
Antes de pasar a responder vuestras cuestiones, recordad que nos podéis hacer llegar todas las que se os ocurran por Twitter, Facebook, correo electrónico ([email protected]) o a través del nuevo chatbot de WhatsApp (¡guárdate el número! +34 644 22 93 19). Por nuestra parte, ya sabéis, ¡prometemos intentar ayudaros a arrasar con las preguntas científicas del Trivial y a ganar las apuestas con vuestros cuñados! ¡Empezamos!
¿Por qué se hinchan de aire los envases de comida?
Seguro que os ha pasado que al coger en el supermercado una bolsa de patatas cocidas o una bandeja de carne, por ejemplo, habéis notado que la bolsa o el envoltorio de plástico parecen hinchados, casi como un globo. Nos habéis preguntado si esto quiere decir que el alimento de su interior está en mal estado o si puede ocurrir simplemente porque haya entrado aire al envasarlo. Según los expertos a los que hemos preguntado, ambas opciones son posibles y el motivo dependerá de diferentes factores. Entre ellos, el método de envasado.
Para empezar a responder a vuestra pregunta habría que concretar de qué tipo de envasado estamos hablando ya que la conservación y vida útil que proporciona cada tipo es muy distinta. También su mantenimiento en refrigeración o congelación, según explica a Maldita Ciencia Lorenzo Mingallón, tecnólogo de los alimentos y maldito que nos ha prestado sus superpoderes.
Para conservar vegetales, carnes, pescados o lácteos (entre otros), minimizar posibles alteraciones y conseguir que aguanten más tiempo en buen estado, estos suelen envasarse bajo atmósferas protectoras. Por ejemplo, al vacío, cuando se quita el aire de su interior; con atmósfera controlada, cuando además se inyectan uno o más gases que se mantienen constantes, o con atmósfera modificada, cuando estos no pueden controlarse a lo largo del tiempo. En otras ocasiones se trata de algo mucho menos sofisticado, como una bandeja envuelta en film.
En general, lo más probable ante un envase anormalmente hichado es que la causa sea un fallo en la cadena de frío. "Al aumentar la temperatura, puede que alguna de las bacterias presentes en el alimento haya proliferado y emitido algún gas, lo que genera ese abultamiento en el envase", señala Mingallón.
Albert Monferrer, tecnólogo de los alimentos y maldito que nos ha prestado sus superpoderes, recuerda a Maldita Ciencia que existen bacterias y levaduras que producen gas como resultado de su metabolismo. "En una barqueta (bandeja que se usa para el envasado) de alimentos esto no interesa. Es señal de que el producto ha fermentado (por ejemplo, por haberse estropeado). Hay que descartarlo", recomienda el experto.
Otra explicación es que el envase se hubiese dañado, permitiendo que se filtrase aire en él y lo hinchara. Las consecuencias, según Mingallón, es que "perderíamos las ventajas del envasado al vacío (salvo que estuviese congelado, aunque el producto podría sufrir quemaduras por el frío y perdería calidad)". Por no hablar de un producto en atmósfera modificada, que "directamente perdería los gases que aumentan su vida útil y lo protegen de la oxidación y la acción microbiana y se echaría a perder". En estos casos, lo mejor también es descartarlo ante la posibilidad de que se encuentre en mal estado.
Más causas de que ese envase de tu nevera parezca un globo: en caso de que se envasara en una atmósfera modificada puede que la cantidad de gases añadida haya sido alta y eso haya hecho que el paquete se hinche un poco. Esto, según Monferrer, a diferencia de los anteriores casos no sería un problema en relación al buen estado del alimento.
Por último, puede tratarse de un simple fenómeno físico, ya que los gases se dilatan o se contraen según la temperatura y la presión. "Una barqueta de alimento envasada en una fábrica bien refrigerada y que se deja a temperatura ambiente un día de calor se hincha por dilatación de los gases al aumentar la temperatura. Lo contrario es fácil de ver cuando metemos en la nevera una botella de plástico medio llena y que ha estado en la mesa del comedor mucho rato: al enfriarse, se chafa un poco", ejemplifica Monferrer.
"Por otro lado, una barqueta envasada a nivel del mar se hinchará si se vende en una zona de montaña. Es lo que pasa con los tuppers o bolsas de snacks cuando las compramos en la ciudad y nos vamos a la montaña a esquiar", añade.
Pero entonces, ¿qué debes hacer ante un alimento en un envase que se ha hinchado? "Como norma, lo mejor que podemos hacer es desecharlo", aconseja Mingallón. Como decíamos, entre las causas que pueden provocar este hinchamiento se encuentran las bacterias patógenas que pueden producirnos una intoxicación alimentaria. "Además, el cocinado no nos asegura su eliminación: algunas son termoresistentes o pueden haber producido alguna toxina que no se elimine con el calor", añade.
"Yo, en lo personal, no me comería ese producto por el riesgo de alteración del mismo (mal sabor y olor), que además puede causar alguna enfermedad gastrointestinal", opina en Maldita Ciencia Margarita Contreras Padilla, investigadora del Centro Académico de Innovación y Desarrollo de Productos (CAIDEP) de la Universidad Autónoma de Querétaro (México) y maldita que nos ha prestado sus superpoderes.
¿Se puede agrandar el pene?
Seguramente hayas visto algún anuncio en la televisión o en internet que promete incrementar el tamaño (o el grosor) del pene. Hay de todo: píldoras, lociones, extensores de pene… ¿Pero realmente funcionan? Lo explicamos ahora con más detalle pero en general no tienen evidencias a su favor y pueden provocar daños, aunque hay excepciones.
El Servicio Nacional de Salud de Reino Unido (NHS por sus siglas en inglés) explica en su página web con la ayuda del médico especializado en sexualidad Kevan Wylie que las personas preocupadas por el tamaño de su pene deberían acudir a un profesional sanitario antes de experimentar con tratamientos, “que en su mayoría son ineficaces, costosos y potencialmente dañinos”. De hecho, el tamaño del pene de la mayoría de las personas es normal y no debería causar preocupación.
"Muchos hombres que se preocupan por el tamaño de su pene generalmente tienen problemas de imagen corporal", dice Wylie. El médico explica: "Lo que sucede es que tienden a enfocar esa mala imagen corporal en su pene. A menudo, la terapia psicológica puede marcar una verdadera diferencia para el paciente, construyendo la autoestima, corrigiendo las opiniones distorsionadas sobre la imagen corporal y aprendiendo más sobre lo que hace a las personas atractivas".
Algunos consejos para mejorar la autoestima sobre tu cuerpo son recortar tu vello púbico (una gran cantidad de vello puede hacer que tu pene parezca más pequeño de lo que es), perder peso (una barriga que cuelga sobre tu pene puede hacer que se vea más pequeño) y ponerse en forma (no sólo te hará sentir más atractivo, también podría mejorar tu vida sexual), explica el NHS.
"No hay ninguna prueba de alguna técnica no quirúrgica que aumente de forma permanente, o bien el espesor, o bien la longitud de un pene normal. Ni con productos orales, ni cremas ni ejercicios" explica a Maldita Ciencia Felipe Hurtado Murillo, sexólogo clínico y tesorero de la Academia Española de Sexología y Medicina Sexual.
Hurtado aclara que "hay varios tratamientos quirúrgicos, pero todos llevan un riesgo de complicaciones importantes. Hay técnicas quirúrgicas para el alargamiento y técnicas quirúrgicas para el aumento de grosor y en todo caso debería ser un/a cirujano/a experto/a en la técnica. Luego están los riesgos asociados a cómo cicatrice la persona y hay cicatrices queloides (crecimientos exagerados del tejido cicatrizal) que pueden aparecer que podrían empeorar la situación".
En opinión del sexólogo Hurtado, estas operaciones sólo se deberían hacer "si hay un micropene (menos de 8 centímetros en erección) y le genera malestar pero con todas esas precauciones. Muchas veces son hombres con tamaños dentro de la normalidad pero que son inseguros o se comparan con penes de actores porno y creen que así es mejor para una relación o para dar más placer. Cuando se hace una educación sexual adecuada se pueden eliminar esas demandas".*
Respecto a los distintos tratamientos y productos que se venden en el mercado, el experto Wylie destaca que ni las pastillas ni las lociones tienen ningún tipo de evidencia clínica a su favor: “Son una completa pérdida de tiempo. El uso de una loción puede ayudar a un hombre a familiarizarse con su pene, así que las lociones pueden ayudar a un hombre a estar más cómodo con él, pero ciertamente no lo harán más grande".
Otra técnica es la bomba de vacío para el pene. El vacío lleva sangre hacia el pene y hace que se hinche. Los dispositivos de vacío se utilizan a veces en el tratamiento a corto plazo de la impotencia. Pero el uso excesivo de una bomba para el pene puede dañar el tejido del pene, llevando a erecciones más débiles. "Hay muy poca evidencia de que estos dispositivos causen un aumento significativo de tamaño a largo plazo", dice el profesor Wylie. "Usar una bomba durante unos minutos al día no hará nada para aumentar el tamaño del pene", aclara.
¿Y qué pasa con los extensores de pene que colocan un peso o un pequeño marco de extensión sobre el pene flácido para estirarlo? Tampoco hay evidencia a su favor, de hecho puede dañar permanente, especialmente en penes con un tamaño menor. "Algunos pacientes que usan dispositivos de tracción durante 6 meses han notado un aumento de tamaño de 1-2 centímetros. Sin embargo, estos tratamientos no deben iniciarse sin la supervisión de un médico", señala el especialista.
Otra técnica usada es tirar repetidamente del pene flácido con los dedos pulgar e índice. “Esta técnica puede ayudar a algunos hombres a apreciar mejor la considerable diferencia de tamaño entre un pene flácido y uno erecto, lo que les ayuda a sentirse más cómodos con su cuerpo", dice el profesor Wylie. "Pero no hay evidencia científica que sugiera que puede aumentar el tamaño del pene”, aclara.
Algunas personas hasta pasan por cirugía para aumentar ya sea el grosor o la longitud de su pene. Para aumentar el grosor se inyecta grasa desde otra parte del cuerpo o se le envuelve en una especie de tubo lleno de tejido tras retirarle la piel. Según Wylie, esta segunda técnica tiene mejores resultados que la inyección de grasa porque “con el tiempo, el cuerpo lo reabsorberá, lo que puede resultar en un retorno al tamaño original del pene”, así como cicatrices, bultos e infecciones, explica el médico especialista.
En cambio, las cirugías para aumentar la longitud del pene consisten habitualmente en cortar el ligamento que une el pene con el hueso pubis y hacer un injerto de piel en la base del pene para permitir la longitud extra. Wylie dice que la cirugía puede resultar en una ganancia promedio de longitud del pene flácido de dos centímetros, pero no habrá ningún cambio en el tamaño del pene erecto. Además, el pene erecto no apuntará tan alto como antes de la operación porque el ligamento que se cortó ya no ofrece soporte. “Puede hacer que el sexo sea bastante incómodo. La ventaja de un aumento de dos centímetros en la longitud flácida es superada con creces por la pérdida de ángulo de erección”, añade Wylie.
Para las personas con una barriga prominente, la liposucción puede aparentar que sus penes sean más grandes. Esta operación que elimina grasa debajo del abdomen o de la zona púbica puede hacer que un pene parcialmente enterrado parezca más prominente. "La liposucción puede resultar en un aumento de 2 centímetros de longitud a corto plazo, pero la grasa volverá a la zona púbica si el paciente vuelve a engordar", dice el médico del NHS.
¿Es posible controlar la menstruación gracias al sangrado libre?
Otra de las preguntas que nos habéis planteado esta semana ha sido si realmente es posible controlar la menstruación y el fluido de la sangre menstrual hacia el exterior a través de la técnica del sangrado libre (free bleeding en inglés).
Esta técnica se basa en el argumento de que durante los días de regla el útero permanece cerrado y solo se abre en momentos puntuales, así que propone "conectar con las sensaciones que notamos en el vientre, útero, vagina y vulva cuando nuestro cuerpo necesita evacuar la menstruación". Es decir, aprender a sentir y detectar el aviso del cuerpo para evacuarla, igual que hacemos al orinar o defecar, para ir en ese momento al baño y dejarla salir libremente sin la necesidad utilizar compresas, tampones o copas menstruales. En teoría, es una técnica "que requiere práctica, pero que podemos ejercitar y ser capaces de terminar dominando", según sus adeptos.
Lo cierto es que no hay estudios que hayan investigado la técnica en sí ni los beneficios o desventajas que esta podría suponer para la salud. Tampoco si tal control corporal es posible. En Maldita Ciencia hemos preguntado a varias expertas para que nos cuenten su punto de vista sobre el tema.
Es cierto que no utilizar productos para la menstruación elimina el riesgo de algunas enfermedades relacionadas con ellos. Es el caso del síndrome del shock tóxico por el uso de tampones que puede ocurrir al utilizar el mismo durante demasiado tiempo. Ahora bien, menos de la mitad de los casos se deben al uso de estos productos de higiene femenina.
"La menstruación es el desprendimiento de la capa funcional del endometrio (la mucosa que recubre el interior del útero) que se produce mensualmente como respuesta a un descenso de los niveles de las hormonas estradiol y progesterona", recuerda a Maldita Ciencia Flavia Rodríguez, ginecóloga, especialista en medicina reproductiva y directora médica de Eugin. "Este proceso no es controlable por la mujer en ningún caso, y el sangrado que se produce como consecuencia, tampoco", aclara.
"No sé si es posible controlar la menstruación solo 'escuchando a nuestro cuerpo'. Hay mujeres que practican el sangrado libre y dicen que pueden llegar a esa conexión después de tiempo y práctica y están muy contentas con su decisión", explica a Maldita Ciencia Alicia Botello Hermosa, antropóloga social y cultural y profesora de la Universidad de Sevilla cuyo campo de investigación son las creencias populares sobre la menstruación y los ciclos vitales de las mujeres. "Es algo muy personal, ya que no hay menstruación igual que otra ni incluso en la misma mujer", añade.
El sangrado libre trata de no estigmatizar la menstruación y que la mujer conozca su ciclo. "Aunque no lo practiquen y estén más cómodas utilizando productos para la menstruación, desde la adolescencia todas las mujeres deberían conocer su propia fisiología y sus patrones de normalidad. También los hombres, para romper el tabús y normalizarlo. Educación menstrual a ambos sexos para formar e ir eliminando cargas negativas", opina Botello.
En contrapartida, durante el sangrado se vería comprometida la vertiente higiénica. "No tengo ninguna paciente que haga esto, por mucho que 'escuche' a su cuerpo", cuenta a Maldita Ciencia la ginecóloga y maldita Flor Isabel Maura. "La regla puede ser insignificante o muy abundante, puede acompañarse de dolor o no, pero este asunto me parece poco higiénico", añade.
¿Es malo meter comida caliente al congelador?
En Maldita Ciencia ya hemos hablado sobre si es malo meter comida caliente en el frigorífico (Spoiler: no, de hecho es recomendable si no se va a consumir en el momento para que no acumule bacterias). ¿Pero qué pasa con meterla directamente en el congelador, sin enfriarla antes? Ahora te lo explicamos pero, de primeras, te adelantamos que no es lo adecuado.
Aunque no hay que esperar a que un plato recién preparado se enfríe antes de meterlo al frigorífico porque, a temperatura ambiente, las bacterias nocivas pueden crecer rápidamente en los alimentos, en el caso de congelador hay que atemperarla antes de meterla.
Beatriz Robles, dietista-nutricionista y tecnóloga de los alimentos, explica a Maldita Ciencia que no es una práctica adecuada para el alimento que metemos caliente “porque el proceso de congelación tardará mucho tiempo hasta completarse. Esto afectará a la calidad del alimento, que perderá parte de sus propiedades al descongelar ya que se habrán formado cristales de agua muy grandes que dañan las fibras, favoreciendo la pérdida de agua y produciendo cambios indeseables en la textura”.
Además, este alimento caliente en el congelador tiene efectos en los otros alimentos ya congelados porque “va a subir inevitablemente la temperatura de los alimentos que hay alrededor y es muy probable que lleguen a descongelarse parcialmente. Esto supone un problema de seguridad alimentaria porque los microorganismos que pudiera haber en ellos pueden reproducirse”, añade Robles. Aunque estos alimentos se volverán a congelar, lo harán “con una carga microbiana más alta. Además, esa descongelación parcial afecta a aspectos sensoriales de los alimentos, como la textura”.
¿Qué es lo mejor entonces para congelar los alimentos? “Bajar la temperatura del alimento lo más rápido posible y congelarlo una vez que alcance una temperatura igual o menor a 10 grados centígrados”, explica la dietista-nutricionista, que lo ha hecho con más detalles en su web. Es decir, deberías meter la comida caliente en el frigorífico y una vez se enfríe, pasarla al congelador.
Antes de que os vayáis...
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En este artículo ha colaborado con sus superpoderes los malditos Albert Monferrer, Lorenzo Mingallón, Margarita Contreras y Flor Isabel Maura.
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* Actualizado el 6 de noviembre con las declaraciones de Felipe Hurtado Murillo.
Primera fecha de publicación de este artículo: 6 de noviembre de 2020.