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MALDITA CIENCIA

Canciones que no te puedes quitar de la cabeza, dedos arrugados y remedios contra las agujetas. Llega a Maldita Ciencia el 110º consultorio

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¡Buena previa al fin de semana, malditas y malditos! El consultorio científico de Maldita Ciencia esta a punto una semana más para responder a todas las dudas que nos habéis planteado durante los últimos días. En esta ocasión, las escogidas tienen que ver con canciones pegadizas y dedos arrugados, entre otras.

Antes de pasar a vuestras cuestiones, recordad que nos podéis hacer llegar todas las que se os ocurran por TwitterFacebook, correo electrónico ([email protected]) o a nuestro nuevo chatbot de WhatsApp (¡guárdate el número! +34 644 22 93 19).

¿Pueden las embarazadas comer queso no pasteurizado si se ha frito previamente?

Una de las preguntas con las que os habéis estrenado esta semana es si las mujeres embarazadas pueden comer queso no pasteurizado si primero se ha frito. Es cierto que, en este periodo, las mujeres deben cuidar más que nunca lo que comen y cómo lo comen.

Las recomendaciones médicas recogidas en un artículo de la Clínica Mayo incluyen evitar mariscos y pescados susceptibles de portar más cantidad de mercurio (también crudos o semicrudos); la carne, aves y huevos mal cocinados; las frutas y verduras sin lavar; el alcohol; el té a base de hierbas; la cafeína... y también los alimentos no pasteurizados.  "Efectivamente, igual que pasa con otros productos como las carnes crudas curadas, deben tratarse como alimentos crudos y no deben comerse sin cocinarlos, pero sí se puede si se alcanzan los 75ºC en todo el producto", adelanta a Maldita Ciencia Beatriz Robles, dietista-nutricionista y tecnóloga de los alimentos.

"El consumo de quesos elaborados con leche cruda o no pasteurizada (así como otros productos lácteos como la propia leche, yogures, helados,...) se relaciona con la transmisión de algunas enfermedades bacterianas como la listeriosis o la brucelosis", explica a Maldita Ciencia Vicent Carmona, especialista en obstetricia y ginecología y maldito que nos ha prestado sus superpoderes. "Si estas enfermedades se adquieren durante el embarazo, se relacionan con un mayor riesgo de abortos y de muertes fetales intraútero", continúa.

Con respecto al consumo de queso no pasteurizado pero frito en embarazadas, Pablo Tobías, ginecólogo experto en embarazos de alto riesgo y maldito que nos ha prestado sus superpoderes, explica que "las altas temperaturas al cocinar los alimentos erradican la bacteria Listeria monocytogenes, un contaminante alimentario que puede sobrevivir en frío (hasta 4ºC) y que ocasionar infecciones graves en pacientes inmunodeprimidos, niños, ancianos y embarazadas. "Por eso, en principio, sería seguro", opina Tobías.

José Gómez Cabezas, Facultativo Especialista de Área de ginecología en el Área Sanitaria Norte de Córdoba, coincide y recuerda a Maldita Ciencia que "si este se cocina por encima de 75ºC no hay problema". "Quesos gratinados al horno, salsas bechamel cocinadas... eso sí podrían, al estar hechas a temperaturas altas", concluye Gómez.

¿Por qué se nos pegan las canciones y qué podemos hacer para evitarlo?

¿Cuántas veces te has dado cuenta de que no puedes parar de canturrear mentalmente una melodía aleatoria? Seguro que sabes a lo que nos referimos y lo mucho que cuesta deshacerse de ese fragmento de canción que no para de sonar y sonar en lo más profundo de nuestro subconsciente. Esta semana nos habéis preguntado a qué se debe este fenómeno, si hay alguna manera de evitarlo o pararlo en el momento que ocurre y si tiene alguna relación con el efecto Zeigarnik, que afirma que tendemos a recordar mejor las tareas (en este caso las canciones) incompletas. Conviene señalar que no hay evidencias científicas que avalen este supuesto efecto. Vayamos por partes. 

Los earworms, como se conoce a esta situación en inglés (gusanos de oreja), pueden comenzar por diferentes motivos. “Por ejemplo, al vernos expuestos repetidamente a una determinada canción o melodía. Si, además, esta es simple o intuitiva y podemos adivinar fácilmente su estructura melódica o anticipar los siguientes pasos de la composición, más papeletas tenemos para caer en earworms”, explica a Maldita Ciencia el psicólogo Marc Ruiz.

"A la corteza auditiva le gustan las letras sencillas y fáciles de recordar, por este motivo se nos suele 'pegar' algún tipo de canciones y no otras", explica a Maldita Ciencia Laura Morán, psicóloga.

Según Ruiz, el estado emocional en el que nos encontremos también parece ser un factor determinante: si nos sentimos nostálgicos, cansados o con cierta ansiedad, es más probable que nuestro cerebro se vea tarareando la canción en cuestión. “Todos experimentamos emociones provocadas por la música. De hecho, podemos decir que un simple acorde mayor suena alegre y, uno menor, triste”, apunta Ruiz. En palabras del psicólogo, la región del cerebro que se activa cuando escuchamos una determinada canción, también lo hará cuando la recordemos.

Ahora bien, ¿qué hacemos para que deje de sonar? Según Morán, las obsesiones pueden combatirse de dos maneras: con distracción o con saturación. "Podemos encontrar otra actividad cognitiva que nos secuestre la atención, de forma que no podamos hacer caso a la dichosa cancioncilla (por ejemplo, hacer un sudoku o escuchar otras canciones)", propone. La alternativa, continúa, es 'saturarnos' siguiendo el refrán de '¿no quieres taza? Toma taza y media'. "Es decir, ponte la canción e intenta escucharla varias veces. Paradójicamente, la cancioncilla huirá", señala.

Según Ruiz, la intención de poner fin a esta situación ya esconde una paradoja en sí misma: le estamos dando a esa experiencia una importancia mayor. "Desde el deseo de que desaparezca le concedo más presencia", continúa, y añade que el mejor sistema es no oponer resistencia: vencer sin combatir. 

Por otra parte, según postula el efecto Zeigarnik por el que nos habéis preguntado, quedarnos a medias en una tarea nos motiva a querer completarla y despierta nuestra curiosidad sobre la información que falta. Es por eso por lo que sugiere que recordamos mejor las tareas incompletas.

"Esta tendencia recibe su nombre en honor de la psicóloga rusa Bluma Zeigarnik quien, en la década de 1920, observó que los camareros de los restaurantes recordaban con más facilidad las comandas de las mesas que aún no habían sido servidas, que aquellas que ya habían sido colocadas a cada comensal", explica Morán y añade que, en este sentido, "que una canción concreta nos ronde, podría explicarse en parte por este fenómeno: la necesidad de nuestro cerebro de “escuchar” la canción completa".

“Es posible que la motivación por continuar con la canción (si no la hemos escuchado entera), pudiese hacer que caigamos en repetir una fracción de esta con la intención de completarla y que por tanto, al escucharla entera, desvelemos el misterio, dejando así de necesitar repetirla en busca de la inspiración para encontrar la siguiente nota", indica Ruiz.

Eso sí, el experto a apunta que este efecto no tiene evidencia sólida y que el fenómeno podría explicarse mejor a través de áreas como la motivación y la memoria. En definitiva, que "el peor sistema para deshacernos de 'la cancioncita del demonio', es intentar librarnos de ella compulsivamente". 

¿Por qué se nos arrugan los dedos cuando estamos mucho tiempo en el agua?

Si alguna vez has intentado calcular cuánto llevas a remojo en función de lo arrugados que tenías los dedos, eres de los nuestros. Sabemos que, cuanto más tiempo estamos en el agua, más evidentes son los pliegues en nuestras manos y pies (hasta cierto punto, claro) pero, ¿por qué sucede?

En la superficie de la capa más externa de la piel, la epidermis, hay una capa córnea gruesa que desempeña un papel básico en proteger el cuerpo y limitar la cantidad de agua que perdemos a través de la piel. "Esta capa tiende a 'súper hidratarse', captando gran cantidad de agua e hinchándose, y eso hace que se marquen los pliegues naturales (las huellas dactilares). No tiene mucha capacidad de retención, por eso desaparece pronto", explica a Maldita Ciencia José Carlos Moreno, presidente de honor de la Asociación Española de Dermatología y Venereología. "Es un efecto pasajero y sucede solo en las manos y pies porque aquí la capa córnea es más delgada que en el resto del cuerpo", apunta Moreno.

Además, añade que en el resto de la piel la captación de agua es fundamental para la hidratación, por eso es importante usar cremas hidratantes después del baño o la ducha, para evitar la pérdida de agua que la piel "ha recogido".

“Realmente todavía no está claro por qué se produce” explica a Maldita Ciencia Paloma Borregón, dermatóloga y miembro de la AEDV. “Es un tema que se ha investigado, pero no queda clara la causa concreta”. La experta señala que, durante mucho tiempo se consideró la opción de que ocurriese por un efecto osmótico, de regulación, de equilibrio entre líquidos entre nuestra piel y el exterior (esta vez, lleno de agua).

Aunque algunos científicos han barajado la posibilidad de que este efecto al "permanecer en remojo" tenga una función específica (que con el cambio de textura digital fuese más fácil sostener objetos en el agua), no hay evidencias suficientes para sugerir que esa sea la causa.

También se estudia la opción de que estas arrugas estén relacionadas con el sistema nervioso y que sean los nervios quienes desencadenen la constricción de los vasos sanguíneos bajo la piel, reduciendo el volumen de estos tejidos, como explica un artículo de la revista Science. De hecho, si se cortan o dañan ciertos nervios, la piel de las manos o los pies no se arrugará al mojarse. “Pero, como digo, no está claro. Se trata tan solo de teorías”, concluye Borregón.

¿Son eficaces los suplementos de glutamina para prevenir las agujetas?

En Maldita Ciencia ya os contamos que el agua con azúcar no es un remedio eficaz para evitar o tratar las agujetas. Esta semana nos habéis preguntado si la glutamina podría serlo o no y, aunque no parece haber demasiada evidencia al respecto, esto es lo que hemos podido averiguar

La causa del dolor muscular después de la actividad física, de las agujetas, suele ser o el inicio o el cambio a una nueva rutina de ejercicio o bien el aumento de la duración o la intensidad del entrenamiento que realizamos habitualmente. Es decir, cuando hacemos a nuestros músculos trabajar más de lo que están acostumbrados o de forma diferente. En principio, esto ocurriría por el daño microscópico que causaría la nueva rutina en las fibras musculares (y no por el ácido láctico).

Por otro lado, la glutamina (en sus dos variaciones, L-glutamina y D-glutamina) es uno de los 20 aminoácidos que intervienen en la composición de las proteínas. Se produce en los músculos y es la sangre la encargada de distribuirlo a los órganos que la necesitan. Hay estudios que apuntan a que, la suplementación con L-glutamina no tiene un efecto significativo sobre los marcadores de lesión muscular, aunque sí podría atenuar los efectos del dolor muscular de aparición retardada (o agujetas). Sin embargo, esta investigación solo contó con la participación de 17 personas.

Otro estudio muestra que, como intervención terapéutica, la suplementación con glutamina es eficaz para atenuar la pérdida de fuerza y ​​el dolor muscular después de un daño muscular causado por el ejercicio. Otro estudio publicado en el British Journal of Sports Medicine también llega a conclusiones similares.

Antes de que os vayáis...

Como todas las semanas llegados a este punto nos gustaría recordaros que estamos aquí para resolver todas las dudas y preguntas que tengáis respecto a información científica, pero que si lo que te inquieta tiene que ver con un diagnóstico, tratamiento o afección personal, lo único que podemos aconsejarte es que acudas a un profesional sanitario que conozca personalmente tu caso y pueda tratarte adecuadamente.

En este artículo ha colaborado con sus superpoderes los malditos Pablo Tobías y Vicent Carmona.

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Primera fecha de publicación de este artículo: 25/09/2020.

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