Nos habéis preguntado por un contenido que circula por Facebook en el que se advierte del supuesto riesgo que supone realizarse una prueba PCR para el diagnóstico de la COVID-19. Según ese post, "la prueba del virus tiene como objetivo dañar la barrera hematoencefálica y así crear una entrada directa al cerebro para cualquier infección", y define esa barrera como "una capa celular, como una frontera que protege el cerebro de las toxinas, neurotoxinas y vacunas. Esto ocurriría, según este contendo por la "inserción del bastoncillo muy profundamente en los pasajes nasales".
Pero esto no es cierto. Es un bulo. Te lo explicamos.
La prueba PCR no daña la barrera hematoencefálica
Para realizar una prueba PCR hace falta recoger una muestra de las mucosas del paciente, algo que se hace utilizando un bastoncillo llamado hisopo. Pueden tomarse en la garganta o en la nariz. Chema Bautista, catedrático de Biología Molecular que coordinó el laboratorio de detección COVID-19 de la Universidad Complutense de Madrid, explica que en España se suelen tomar en la nariz porque se considera que son "algo más precisas".
Según Bautista, en algunos casos esta toma de muestras puede resultar molesta y romper algún vaso capilar, causando una pequea hemorragia "como cuando te sangra la nariz".
Sin embargo, eso no supone ningún riesgo para la barrera hematoencefálica, principalmente porque "entre la cavidad nasal donde entra el hisopo y la cavidad donde se aloja el cerebro hay hueso bien duro. Haría falta un taladro", señala Jesús Pérez Gil, decano de la Facultad de Biología de la Universidad Complutense de Madrid.
Efectivamente, esa zona del hueso del cráneo se llama lámina cribosa del hueso etmoides y aunque tiene pequeños orificios por los que pasan los nervios olfativos, estos están cubiertos de varias capas de tejido y además tienen un tamaño milimétrico que hace imposible que pase ningún objeto, tampoco un hisopo como los que se utilizan en estas pruebas.
"De hecho para las cirugías de hipófisis (una glándula del cerebro que se encuentra detrás de los ojos y la nariz) se utiliza un taladro para perforar el hueso porque no hay otra forma de alcanzarla"* apunta Elena Pérez del Valle, médica residente del Hospital Universitario Príncipe de Asturias, en Alcalá de Henares.
La barrera hematoecefálica no envuelve el cerebro
Además, la barrera hematoencefálica, a pesar de su nombre, no es algo que envuelva el cerebro como un caparazón, sino que es una barrera celular que se encuentra en las paredes de todos los vasos sanguíneos que recorren el cerebro.
Su función es dejar pasar al cerebro algunas sustancias, como el agua, el oxígeno o el dióxido de carbono, pero protegerlo de otras como bacterias o toxinas. "Cuando un medicamento debe llegar el cerebro hay que conseguir que atraviese esa barrera para que tenga efecto", explica Bautista. En la página web del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos se pone como ejemplo de medicamentos que no atraviesan esa barrera precisamente muchos de los que se utilizan en tratamientos oncológicos.
Por ese motivo, en el hipotético caso de que un hisopo para una PCR alcanzase el cerebro (algo que no puede ocurrir, como ya hemos explicado) tampoco crearía "una entrada directa al cerebro" a través de la barrera hematoencefálica tal y como se muestra en la imagen que acompaña al texto, porque no es algo que envuelva al cerebro como un caparazón.
Primera fecha de publicación: 6 de agosto de 2020.
*Actualización: Hemos modificado esta frase porque en un primer momento indicábamos erróneamenteque en las cirugías de hipofisis se atraviesa la lámina cribosa, y no es así, ya que es otra parte del hueso del cráneo la que se atraviesa con un taladro.
Primera fecha de publicación de este artículo: 09/08/2020