Malditas y malditos, ¡bienvenidas y bienvenidos una vez más a nuestra cita semanal con el consultorio científico de Maldita Ciencia! Esta semana en la que no hemos parado de desmentir bulos y explicar qué sabemos sobre los temas que más nos preocupan, volvemos con una edición especial del consultorio para solucionar preguntas que nos habéis hecho llegar.
Si tienes más preguntas, enviánoslas a nuestro WhatsApp (655 19 85 38), a nuestro e-mail ([email protected]) o a nuestras redes sociales (bien Twitter, o bien Facebook). ¡Vamos a ello!
¿Pueden los periódicos transmitir el coronavirus?
Ese gesto de ir cada día al quiosco para comprar nuestro periódico preferido ha causado en algunos de vosotras la duda: ¿no conllevará el riesgo de contagiarnos por coronavirus al haber pasado por varias manos antes de llegar a las nuestras?
Por una duda similar ya hablamos de la transmisión del coronavirus a través de monedas o billetes, y explicamos que, por lo que sabemos a día de hoy el riesgo de infección es bajo. También detallamos lo que se sabe sobre la permanencia del virus en superficies.
En el caso de los periódicos, los expertos que hemos consultado nos explican que, según la evidencias que tenemos por el mimento, la probabilidad de contagiarse a través de un periódico es “muy baja o nula”, en palabras del inmunólogo y profesor de la Universidad de Valladolid, Alfredo Corell.
Esto se debe fundamentalmente a tres razones: “Primero, no se ha demostrado ni notificado ni una sola infección por periódico en todo el mundo; segundo, la trasmisión del virus en superficies inertes se ha visto que es mucho menor cuando hay porosidad; y tercero, el papel tan poroso en el que se imprimen los periódicos hace extremadamente improbable que sobreviva el virus mucho tiempo en él”, explica Corell, que es miembro de la Sociedad Española de Inmunología.
Es más, según el experto “la manera en la que se imprimen los periódicos los hace unos elementos bastantes estériles. De hecho en nuestro país se utilizan para envolver alimentos como las castañas, y en otros países pescado o patatas”.
Por su parte, la investigadora del Centro Nacional de Biotecnología Sonia Zuñiga nos señala que en este estudio en The Lancet Microbe que analizaba la duración del virus en distintas superficies se detalla que "en una gota con 63 millones de unidades infecciosas [es decir, una alta carga viral] situada sobre papel a una temperatura ambiente de 22ºC y un 65% de humedad [condiciones ambientales muy favorables al virus] pasados 30 minutos se había reducido mil veces o más la cantidad de virus con capacidad de infectar, y pasadas 3 horas no quedaba nada". Y confirma: "Es muy poco probable un contagio por tocar papel".
En marzo, otro estudio en el The Journal of Hospital Infection también encontraba que la persistencia del virus en superficies de papel se limitaba a unas pocas horas.
¿Qué sabemos sobre la imagen de una supuesta muestra de arena de playa tomada con un microscopio?
Muchos de vosotros nos habéis preguntado por el tuit que acompaña a una imagen donde se ven pequeñas figuras redondeadas y de diferentes colores. El motivo es que este apunta a que se trata de una fotografía de una muestra de arena de playa tomada con un microscopio. Según las expertas que hemos consultado, sí podría ser parte de la arena de una playa, pero no parece de origen natural. Os contamos lo que sabemos sobre ella.
Por un lado, el origen de la imagen es esta cuenta de Instagram donde se recopilan varias fotografías de vidrio marino y cuyas descripciones en ningún momento apuntan a que se trate de arena de playa como tal. "El vidrio es un componente natural de algunas rocas, sobre todo volcánicas. Sin embargo, la variedad de colores concentradas en la muestra no parece que se corresponda a una fuente natural", explica a Maldita Ciencia Manuel Montes, investigador de Instituto Geológico y Minero de España (IGME). El vidrio marino puede formarse en cualquier masa de agua que esté en constante movimiento. De ahí que los fragmentos, que proceden de objetos de este material que se han roto al chocar contra las rocas, se encuentren redondeados y pulidos.
Según Margarita García, investigadora en Centro Oceanográfico de Cádiz, del Instituto Español de Oceanografía y maldita que nos ha prestado sus superpoderes, el término "arena", aunque se usa muy genéricamente, en geología corresponde a un tamaño determinado de grano, de entre 0,063 y 2 milímetros. Aunque la imagen no tiene escala y no se puede saber el tamaño real de los componentes, según Montes parecen clastos (piedras) de tamaños desiguales, cuando la tendencia en las playas es que estos presenten un tamaño uniforme y del mismo grosor, debido al movimiento al que les someten continuamente las olas. "Solo los cantos de aquellas playas situadas en la desembocadura de grandes ríos o al lado de grandes relieves topográficos suelen tener una proporción apreciable respecto a la arena, por el suministro constante de sedimentos de distinto tamaño", añade Montes.
Alicia Herrera Ulibarri, miembro del Grupo de Investigación en Ecofisiología de Organismos Marinos de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria coincide con la opinión de Montes y García y descarta la opción de que se trate de microplásticos, ya que estos que no tienen esa textura y transparencia. "Se parecen más a los vidrios que me encuentro en los muestreos de origen antropogénico (de la actividad humana)", añade a Maldita Ciencia.
Con respecto a la superficie de las pequeñas figuras, Montes observa que estas muestran una textura rugosa y pulida y que todos los fragmentos tienen una forma subredondeada. La causa apunta al posible impacto de los clastos entre sí, frecuente en un proceso hidrodinámico natural. "El redondeo de los cantos suele ser por la erosión, que puede ser perfectamente de una playa, pero su composición parece de trozos de vidrio", indica García. "Puede formar parte de la arena que haya en una, pero natural no es".
"Todo parece indicar que se trata de elementos detríticos de una playa donde se han acumulado fragmentos de vidrio de origen artificial, como una cala o un lugar protegido de la costa que mantuviera su concentración frente a la actividad del oleaje", señala Montes. Tanto Montes como García dan algunos ejemplos, como lugares donde se hagan botellones, donde haya bares próximos a la costa o haya vertidos descontrolados o accidentales de residuos de vidrio. Un ejemplo en España sería la Praia dos Cristais (Playa de los Cristales), en Galicia. "Pero todas estas consideraciones no son concluyentes sin una inspección ocular detallada. De hecho, también podrían ser gominolas", concluye Montes.
Gary Greenberg, doctor en investigación biomédica del University College de Londres, recopila en la web Sand Grains fotos hechas con microscopio reales de muestras de arena de diferentes playas.
¿Es obligatorio usar mascarilla cuando vamos en moto y llevamos casco?
Como ya hemos explicado en Maldita.es, desde el pasado 21 de mayo el uso de mascarilla es obligatorio para todas las personas mayores de 6 años, tanto en espacios al aire libre como en espacios cerrados públicos, siempre y cuando no sea posible mantener la distancia de seguridad interpersonal de, al menos, dos metros. Es cierto que su uso en transportes públicos ya era obligatorio desde el 4 de mayo, así como en coches particulares siempre que se viaje con personas que no conviven en el mismo domicilio. Esta semana, nos habéis preguntado por las motos y si es necesario utilizar mascarilla al conducirlas, teniendo en cuenta el casco.
Sobre su obligatoriedad, la orden ministerial SND/422/2020 del 19 de mayo, publicada en el Boletín Oficial del Estado a raíz de la crisis sanitaria indica que "en los transportes en motocicletas, ciclomotores y vehículos de categoría L, en general, cuando viajen dos ocupantes, deberán llevar mascarilla o casco integral cuando no convivan en el mismo domicilio".
Es decir, si dos personas que no viven juntas viajan en la misma moto y utilizan casco convencional, que solo protege la cabeza, sí es obligatorio usar mascarilla. En cambio, si el casco es integral y recubre la cabeza, la cara y la mandíbula, se puede prescindir de esta, evitando situaciones de incomodidad o el contacto de la parte externa de la misma (la que podría estar contaminada) con el interior del casco que, en circunstancias habituales, entraría en contacto con la cara.
¿En qué fijarse si compras mascarillas de tela?
Nos habéis preguntado en qué hay que fijarse a la hora de comprar mascarillas de tela. La farmacéutica Marián García recomienda a Maldita Ciencia fijarse en que en su etiquetado se indique que cumple la norma UNE 0065. Os explicamos por qué.
Las mascarillas de tela se enmarcan dentro de una categoría que son las mascarillas higiénicas (las recomendadas desde el Gobierno para las personas que en principio están sanas). Aquí ya os explicamos cómo comprobar si una mascarilla higiénica, quirúrgica o EPI inclumple la normativa.
Hay tres tipos de mascarillas de tela, según la farmacéutica. Por un lado, están las mascarillas que cumplen la norma UNE 0065, que son lavables. García recomienda comprar este tipo de mascarillas, ya que dicha norma (que debe aparecer en el etiquetado) garantiza que va a cumplir unos requisitos mínimos de eficacia de filtración bacteriana y también unos requisitos mínimos de respirabilidad.
“Hablamos de respirabilidad cuando nos referimos a la presión diferencial que es necesario hacer para hacer pasar el aire a través de la mascarilla”, explica en Twitter Gemma del Caño, farmacéutica especialista en seguridad alimentaria. Esto es “realmente importante” porque una elevada respirabilidad hará que nos cueste mucho esfuerzo inspirar y, en casos concretos, “puede ser peligroso porque nos costará mucho más coger aire”.
Al comprar las mascarillas que cumplen la norma UNE 0065, García aconseja fijarse en que tengan una forma similar a la de la mascarilla quirúrgica: “Esto es importante porque si utilizas una tela que cumple la filtración y la respirabilidad, pero tiene, por ejemplo, la costura en el centro, en la parte en la que está la costura no puedes garantizar esa filtración correcta”. Si además tienen algún tipo de ajuste para la nariz, aunque no es obligatorio, también es recomendable.
El segundo tipo de mascarillas de tela son las que no cumplen la norma 0065, pero los fabricantes han hecho sus propios tests y alegan que cumplen unos criterios de eficacia y respirabilidad.
Antonio Blanes, director de Servicios Técnicos del Consejo General de Farmacéuticos, explica a Maldita Ciencia que en la web del Ministerio de Industria hay una lista orientativa de los materiales que han proporcionado diferentes fabricantes junto con información de los ensayos y las declaraciones donde indican las prestaciones de sus productos.
“No obstante, otros materiales o combinaciones de estos serían admisibles siempre que se verifique a través de ensayos que cumplen los requisitos dados en esta especificación”, afirma.
Comprobar si realmente estas mascarillas cumplen los criterios de respirabilidad y la eficacia de filtración bacteriana es complicado, según García: “En la mayoría de ocasiones, como usuario no lo vas a poder saber si no le pides ensayos a laboratorios”.
Aun así, si decides utilizar una de estas mascarillas, es importante tener en cuenta algunos factores. A veces tienen un espacio para colocar un filtro de protección desechable. García recomienda evitar poner filtros caseros o, por ejemplo, filtros de café o para la aspiradora.
“Mi consejo es comprar en farmacias los que vienen homologados y fijarse en que vayan ajustados a la mascarilla en concreto. Si son más pequeños, estamos exhalando por partes de la mascarilla que no pasan por el filtro”. Los filtros deben hacer referencia en su etiquetado a la norma UNE-EN 143:2001, según el Ministerio de Sanidad.
También hay que desconfiar de mascarillas en las que se indica que tienen tejido FFP2. “Es importante desmentirlo. FFP2 no es un tejido, es una certificación que mide muchos parámetros”, advierte.
El tercer tipo son las mascarillas caseras o hechas con cualquier tipo de tela que no han pasado ningún tipo de control ni de ensayo. En Maldita Ciencia ya os explicamos cuáles son los materiales más eficaces para hacer mascarillas en casa.
“Yo recomendaba hacerlas en marzo porque no había otra cosa, pero ahora tenemos mascarillas higiénicas que cumplen la norma. Hacernos una mascarilla con tela de camiseta, de bufanda o de una bayeta teniendo otras alternativas económicas no es la mejor opción”, concluye la experta.
Y por último...
Os recordamos que para diagnósticos concretos y dudas médicas, la mejor opción será recurrir a un profesional sanitario que estudie el caso y os recomiende la solución o tratamiento más adecuado. En esta época de confinamiento, muchos sanitarios están atendiendo a pacientes por vía telefónica, email o vídeollamadas. Para todo lo demás, ¡podéis contar con Maldita Ciencia! Estaremos encantados de dar respuestas a vuestra preguntas.
En este artículo ha colaborado con sus superpoderes Margarita García, investigadora en el Instituto Español de Oceanografía.
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