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MALDITA CIENCIA

Por qué no deberías utilizar lejía ni desinfectante como tratamiento para curar la COVID-19 (ni nada) aunque lo sugiera el presidente de Estados Unidos

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Este pasado viernes 24 de abril, en una rueda de prensa desde la Casa Blanca, Donald Trump, presidente de Estados Unidos, planteaba la posibilidad de analizar si inyectar desinfectante en los pulmones podría ayudar en la lucha contra el coronavirus.

"Veo el desinfectante, que lo deja KO en un minuto, ¿hay alguna manera de que podamos hacer algo así mediante una inyección? Porque ves que entra en los pulmones y hace un daño tremendo en los pulmones, así que sería interesante probarlo”, decía Trump en la rueda de prensa, interpelando a Deborah Birx, coordinadora de la respuesta al coronavirus en la Casa Blanca.

https://youtu.be/BalDN6iGYpE

Los comentarios de Trump, que luego ha asegurado que hablaba con sarcasmo y no en serio, han despertado distintas reacciones. Por un lado científicos de todo el mundo, agencias de seguridad e incluso fabricantes de productos desinfectantes han corrido a alertar de que nadie debería ingerir, inyectarse o introducir en su cuerpo desinfectante o lejía.

https://twitter.com/MDMEMA/status/1253735527586697218

Por otro, los defensores del consumo de productos similares, como el MMS (un tipo de lejía y blanqueante utilizado en pequeñas cantidades para potabilizar el agua y también en la industria papelera y textil del que ya te hemos hablado aquí), han celebrado el comentario.

Es el caso de Mark Grenon, líder de un grupo estadounidense llamado Genesis II que defiende el consumo de MMS. Según publica The Guardian, Grenon habría enviado cartas a Donald Trump asegurándole que este producto podía "librar al cuerpo de la COVID-19". Tras los comentarios del presidentete en la rueda de prensa, Grenon ha publicado en su página de Facebook el vídeo de la comparecencia junto con el siguiente comentario: "¡Trump ha recibido el MMS y toda la información! ¡Están pasando cosas, amigos! ¡Que Dios ayude a otros a ver la Verdad!".

No hay evidencias de que el MMS cure la COVID-19 (ni nada)

No hay ninguna prueba que sirva contra el COVID-19. Como ya os explicamos aquí, es uno de tantos falsos remedios contra esta pandemia. Como explica la Organización Mundial de la Salud (OMS), todavía no existe una vacuna, medicamento o tratamiento contra el coronavirus para prevenir o tratar COVID-2019. Entre los distintos fármacos y tratamientos que se están investigando contra el coronavirus no se incluye el clorito de sodio.

También os hemos contado que el MMS son las siglas en inglés de Miracle Mineral Solution o Miracle Mineral Suplement (suplemento o solución mineral milagrosa), una disolución de clorito de sodio en agua. El clorito de sodio es un tipo de blanqueante industrial que se utiliza en la industria papelera, en la papelera y en la textil. También es uno de los compuestos que se utiliza, en pequeñas cantidades para potabilizar el agua.

Según los que promueven el uso del MMS, sus propiedades van mucho más allá y son milagrosas, de ahí el nombre. Ellos animan a beberse este compuesto porque se supone que es capaz de curar decenas de enfermedades, desde la malaria hasta el autismo, el cáncer, el sida, la esclerosis, intoxicaciones alimentarias, enfermedades parasitarias y muchas más. 

El supuesto mecanismo de acción es el siguiente: el clorito de sodio se diluye en agua y se mezcla con un ácido suave (limón, o vinagre, por ejemplo), lo cual termina generando un gas, llamado dióxido de cloro, que tiene, en teoría un potente efecto desinfectante que destruye todas las bacterias y patógenos, protege las células y refuerza el sistema inmunitario. Para que quede claro: no hay ninguna evidencia científica de estos efectos. Ni siquiera aunque sea un desinfectante capaz de matar los gérmenes que hay en el agua, como hace el clorito de sodio, porque eso no quiere decir que vaya a actuar de la misma forma en nuestro cuerpo.

El MMS puede ser peligroso

El clorito de sodio y el dióxido de cloro en el que se transforma tienen una fuerte acción oxidante, y consumirlo puede producir dolor abdominal, náuseas, vómitos, diarrea, intoxicaciones, fallo renal y alteraciones sanguíneas. Es decir, que el MMS es un producto tóxico y corrosivo del que hay documentados casos de graves daños renales en caso de sobredosis. Probablemente sea poco dañino en las dosis bajas que mucha gente consume, pero sigue siendo peligroso si se consume de forma habitual y, en cualquier caso, no va a producir ninguna mejora en la salud, por lo que no parece un riesgo que merezca la pena correr.

En el año 2010, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios emitía una alerta sobre el MMS. En ella avisaba de la venta de este producto a través de internet y explicaba que "cuando se consume siguiendo las instrucciones citadas en esas páginas producen efectos adversos que pueden ser graves". La FDA, la agencia del medicamento de Estados Unidos, se pronunció en el mismo sentido ese mismo año.

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