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MALDITA CIENCIA

Bulos y datos sobre el zumo de naranja y la vitamina C

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Si alguna vez has escuchado lo sanísimo que es un zumo de naranja recién exprimido, lo rápido que te lo tienes que beber para que no pierda sus propiedades o el bien que te hará la vitamina C que contiene para curar un resfriado, atento: bulo el primero, bulo el segundo y bulo el tercero. Hoy, te explicamos estos y otros mitos sobre el zumo y las vitaminas para que, en época de toses y mocos, no te la cuelen. Contenidos como este los puedes ver cada viernes en nuestra newsletter exclusiva semanal en Flipboard.

No, al zumo de naranja no se le van las vitaminas

Al zumo de naranja casero solo se le van las vitaminas después de 12 horas de exprimirlo. Antes de eso puede cambiar el sabor, pero no el contenido en vitamina C. Así lo explican en este artículo de la Revista Española de Nutrición Humana y Dietética.

En estas recomendaciones, los autores indican que "existe la falsa creencia de que la vitamina C del zumo de naranja casero es poco estable, cuando solo condiciones extremas (como calentarlo a 120 grados centígrados) disminuyen de forma considerable dicha vitamina".

No, no hay evidencias de que tomar megadosis de vitamina C cure el cáncer

Existe una corriente que defiende el uso de megadosis de vitamina C como parte del tratamiento contra el cáncer. ¿Tiene esto algún sentido? Pues no lo parece.

La vitamina C es un nutriente esencial que no podemos generar por nosotros mismos, por lo que tenemos que ingerirlo con los alimentos. Tiene algunas funciones importantes: mantiene el sistema inmune, interviene en el proceso de envejecimiento y su escasez se asocia con una enfermedad llamada escorbuto. Las recomendaciones diarias son de 90 mg para los hombres y 75 para las mujeres, y un poco más altas para embarazadas (85 mg) y mujeres en época de lactancia (120 mg).

Las macrodosis de vitamina C son aquellas que superan estas recomendaciones, a veces alcanzando incluso el considerado umbral máximo tolerable que son 2.000 mg diarios. Estas dosis, cuando no alcanzan estos niveles, pueden ser bien toleradas por la mayoría de la gente, aunque  problemáticas en personas con daños renales previos (pero no está claro que tengan ningún efecto).

En resumen: a pesar de algunos resultados iniciales favorables, al corregir y mejorar los estudios no parece ser cierto que las megadosis de vitamina C tengan ninguna utilidad, especialmente como terapia contra el cáncer que es para lo que mas se han analizado. Aquí puedes ahondar en el tema.

No, un zumo de naranja no tiene más azúcar que una naranja, pero su efecto en tu cuerpo no es el mismo (el de la fruta entera es mucho mejor)

Sabemos que la fruta es un alimento saludable y recomendado para mantenernos sanos (y si aún tienes dudas sobre ello, Aitor Sánchez, dietista-nutricionista te lo explica en este vídeo).

También, que un buen consejo para nuestra salud es toma cuanta más fruta mejor, siempre y cuando no desplace a otros alimentos o a otros nutrientes que sean importantes. Sin embargo, las dudas vienen al preguntarnos cómo hay que ingerir la fruta para disfrutar de todos sus beneficios, ¿entera o en zumo? La clave en la respuesta, tomar la fruta entera, está en la forma en la que ingerimos el azúcar que contiene.

Una naranja y el zumo que se haría con ella tienen el mismo azúcar, pero este entra de forma diferente en nuestro cuerpo. Cuando nos comemos la naranja, estamos ingiriendo también otros nutrientes importantes, como la fibra. Sin embargo, en el zumo bebemos azúcares libres, sospechosos de estar implicados en patologías crónicas, como explica aquí el dietista-nutricionista Julio Basulto. Por ese motivo, aunque la cantidad de esta sustancia sea la misma, es más saludable comerse una naranja que beberse solo su zumo, como ya explicamos en Maldita Ciencia en este artículo.

¿Y si ese zumo mantiene la pulpa de la fruta?

A la luz de las evidencias disponibles, la respuesta a si el zumo con pulpa es igual de saludable que una pieza entera es que no: no parece que eso produzca una gran diferencia respecto al zumo sin pulpa en lo que a la saciedad y el efecto de la fibra se refiere, porque el azúcar ya habrá sido liberado.

Según este estudio, en el que comparaban el efecto de diferentes formas de consumo de fruta (entera, en zumo, en zumo con pulpa y en puré de fruta), en este caso de manzanas, comerse una manzana entera aumenta la saciedad más que el puré de manzana o el zumo de manzana, y añadir fibra (la pulpa) al zumo no aumenta la saciedad.

La principal conclusión según sus autores, que comparte el dietista-nutricionista Julio Basulto, es que "la fruta sólida afecta a la saciedad más que cualquier forma de zumo o puré de fruta". Es decir, que un zumo con pulpa seguirá siendo menos recomendable que la fruta entera.

No, no es peligroso mezclar vitamina C y marisco

Se trata de un viejo bulo del que ya hablaban Antonio Ortí, periodista; Ana Palencia, química experta en nutrición, y Raquel Bernácer, nutricionista, en el libro Comer o no comer, falsedades y mitos de la alimentación en 2013.

Vayamos por partes: es verdad que, si se toma la mezcla en muy altas cantidades hace que el arsénico pentavalente del marisco se reduzca a arsénico trivalente, y que esta es una versión más tóxica del compuesto. Sin embargo, además de la necesidad de consumir ambos compuestos en cantidades enormes, de existir un riesgo de toxicidad sería a largo plazo tras un consumo continuado. No hay registro de que esto haya ocurrido nunca, en Taiwán ni en ningún otro sitio.

Aquí puedes leer el artículo completo y acceder a más fuentes que lo desmienten.

No, no hay evidencias científicas suficientes de que la vitamina C cure los resfriados

En primer lugar hay que recordar que los resfriados los causan los virus (más de 200) que son los culpables sus síntomas. Pero las enfermedades que causan no se curan con antibióticos, sino que estos son eficaz para tratar infecciones por bacterias. En cuanto a la vitamina C, los expertos recalcan que “es necesario realizar más ensayos para establecer la posible función terapéutica de la vitamina C, es decir, de su administración inmediatamente después de la aparición de los síntomas”.

¿De dónde viene el mito? La vitamina C se aisló en los años 30 y es en la década de 1970, cuando el premio Nobel Linus Pauling concluyó que, tras varios ensayos controlados con placebo, la vitamina C podía prevenir y aliviar el resfriado común.

Sin embargo, tras la revisión de todos los estudios publicados y tras el fracaso de la administración de suplementos de vitamina C para reducir la incidencia de los resfriados, los científicos concluyeron que esta no está justificada. Puedes saber más en este artículo.

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