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Qué es el MMS, por qué no hay evidencias de que cure la COVID-19 (ni nada) y por qué los supuestos testimonios de su eficacia no son evidencias científicas

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Durante la pandemia han aparecido muchos supuestos remedios que prometían, sin evidencias, ser capaces de prevenir o curar la COVID-19. Una de ellos es el hipoclorito de sodio, conocido también como MMS (siglas de Solución Mineral Milagrosa en inglés), y su derivado el dióxido de cloro o CDS. El MMS, un banqueante de uso industrial, ha sido objeto de un aviso por parte del Servicio Nacional de Toxicología (SIT) por ser "un producto nocivo para la salud".

Eso no ha logrado que dejen de circular sus supuestas propiedades curativas sin evidencia científica. Este 12 de octubre se publicaban en El Diario de Mallorca tres contenidos hablando de esas supuestas propiedades: en el primero se aseguraba que un número indeterminado de médicos, de los que no se dan nombres ni más datos, defienden el uso de estos compuestos en pacientes de COVID-19; en otro se da el testimonio de un paciente de COVID-19 que supuestamente se habría curado tras haber tomado MMS; y en el último se cuenta brevemente el caso de un pescador que tras una picadura de medusa se habría aplicado estos compuestos y las lesiones de la piel habrían desaparecido.

El mismo medio publicó el mismo día otro contenido en el que advierte de que la Agencia Española del Medicamento y el Producto Sanitario (AEMPS) avisa de que "El consumo de dióxido de cloro no cura la covid-19 y pone en grave riesgo la salud de las personas", algo que menciona en el primero de los tres contenidos en los que defiende sus supuestas propiedades curativas sin evidencia. Los tres contenidos que son desmentidos por este último no han sido borrados y siguen disponibles en su pagina web.

Como ya hemos dicho, ni el MMS ni el CDS han demostrado curar la COVID-19 (ni nada) y sin embargo, distintas autoridades sanitarias y científicas han advertido de sus posibles efectos secundarios: el SIT, la AEMPS o la FDA estadounidense entre otros.

Los supuestos testimonios no son evidencias

En cuanto a la mención de personas que aseguran haberse curado al consumir este producto, conviene recordar que los supuestos testimonios no son evidencias. Las declaraciones de afectados suelen utilizarse para apoyar la defensa de pseudoterapias.

Sin embargo, las evidencias científicas se construyen a partir del análisis sistemático de cientos o miles de casos utilizando mecanismos que eviten los posibles sesgos tanto de los pacientes como de los médicos, como los grupos de control (un grupo al que no se administra una supuesta terapia sino un placebo y otro al que sí, con características parecidas, para poder controlar posibles efectos externos) o el sistema de doble ciego (ni los pacientes ni los médicos saben quién recibe el supuesto tratamiento real y quién el placebo para evitar la sugestión en los efectos).

¿Qué es exactamente el MMS?

MMS son las siglas en inglés de lo que se denomina desde la pseudociencia Miracle Mineral Solution o Miracle Mineral Suplement (suplemento o solución mineral milagrosa). Esta sustancia es una disolución en agua de clorito de sodio, un tipo de blanqueante industrial que se utiliza en la industria papelera, en la textil y, en pequeñas cantidades, para potabilizar el agua.

Su supuesto mecanismo de acción es el siguiente: el clorito de sodio se diluye en agua y se mezcla con un ácido suave (limón o vinagre, por ejemplo), lo que termina generando un gas llamado dióxido de cloro. En teoría, este tendría un potente efecto desinfectante capaz de destruir todas las bacterias y patógenos, de proteger las células y de reforzar el sistema inmunitario, pero no hay ninguna evidencia de este supuesto efecto.

"El MMS es un compuesto tóxico por inhalación, ingesta o contacto por la piel y mucosas por ser altamente irritante", señala el SIT en su alerta. Además, advierte de que de ninguna manera está indicado para el consumo humano ni para el tratamiento de ninguna enfermedad y que "no existe ningún estudio científico que demuestre sus propiedades curativas".

Como ya contábamos en Maldita Cienciaes imposible que una sola sustancia, por muy potente o eficiente que sea, actúe contra todas esas enfermedades al mismo tiempo. Y más si tenemos en cuenta que la lista de enfermedades que supuestamente cura incluye patologías causadas por virus, bacterias, hongos y parásitos, enfermedades inmunológicas, enfermedades neuronales, cánceres...

El autor de esta teoría sin evidencias es Jim Humble, ingeniero industrial. Humble asegura que en 1996, durante una expedición en Guayana, él y su equipo contrajeron malaria y que, tras utilizar clorito de sodio para potabilizar el agua que bebían, se curaron. Ahí comenzó un periplo para promocionar este método para curar, no solo la malaria, sino casi cualquier cosa.

¿En qué se basan quienes promueven su uso y por qué es una teoría sin validez científica?

Aun sin existir ninguna evidencia que avale los beneficios que se le atribuyen (sino todo lo contrario), aquellos que promueven el uso del MMS animan a beberse este compuesto ya que se supone que es capaz de curar decenas de enfermedades, desde la malaria hasta el autismo, el cáncer, el sida, la esclerosis, intoxicaciones alimentarias, enfermedades parasitarias y muchas más. 

Es cierto que el clorito de sodio, el componente principal del MMS, es un desinfectante capaz de acabar con los gérmenes que hay en el agua, pero esto no quiere decir que sea útil para matar selectivamente a los microorganismos que estén dentro del cuerpo humano. ¿Por qué? Esta sustancia mata los gérmenes porque reacciona con unas moléculas que contienen llamadas aminas; moléculas que las células y las bacterias beneficiosas que viven de forma natural en nuestro organismo también tienen. Al contrario de lo que aseguran los defensores del MMS, este no tiene forma de distinguir entre ambos.

¿Qué posición mantienen las autoridades sanitarias en relación al MMS?

Como advierte el SIT, el MMS "es una solución altamente tóxica que no está hecha para ser ingerida por las personas". En la misma línea, como ya decíamos, tanto la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS) en España, como la Food and Drug Administration (FDA) en EEUU, han llamado también la atención sobre la peligrosidad de dicho producto.

De hecho, en la nota de prensa el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses al que pertenece el SIT, advierte sobre los posibles efectos tóxicos que se pueden producir tras su ingesta: alteraciones digestivas (náuseas, vómitos y diarrea), hipotensión, cianosis, alteraciones metabólicas (hipercloremia) y pulmonares (edema pulmonar) así como cefalea y edema cerebral.

Es decir, que el MMS es un producto tóxico y corrosivo del que hay documentados casos de graves daños renales en caso de sobredosis. Probablemente sea poco dañino en las dosis bajas que mucha gente consume, pero sigue siendo peligroso si se consume de forma habitual y en cualquier caso no va a producir ninguna mejora en la salud, por lo que no parece un riesgo que merezca la pena correr.

Relación entre el dióxido de cloro y la lejía

En muchos casos se hace referencia al MMS como lejía gourmet pero, ¿qué relación tiene estas sustancias? Aquí contestamos a quienes nos preguntasteis si existen distintos tipos de lejía y si tanto el clorito sódico o de sodio (el compuesto presente en el MMS) y el hipoclorito sódico o de sodio podían ser base de la misma.

Como ya explicó a Maldita Ciencia Ricardo Díaz Martín, decano del Colegio de Químicos y la Asociación de Químicos e Ingenieros Químicos de Madrid, la lejía es cualquier disolución alcalina con carácter blanqueante o desinfectante y que, por norma general, se relaciona con productos clorados (con cloro).

"Hay distintos tipos de lejía según el componente que lleve esta [...]: diferentes especies de cloro con diferentes estados de oxidación", explicaba Díaz, quien afirmaba que, por lo tanto, coloquialmente podemos considerar "lejía" las disoluciones de clorito sódico e hipoclorito sódico en agua.

El dióxido de cloro derivado del MMS es un gas que, si se burbujea en agua, produce una reacción que da como resultado uno de estos dos posibles componentes base de la lejía, el clorito sódico, y cloro molecular. De ahí una de las habituales denominaciones del MMS: lejía gourmet.

Las teorías conspiranoicas sobre el MMS durante la pandemia de COVID-19

Como ocurre con muchas otras pseudoterapias, en la discusión sobre el MMS se mezclan los argumentos pseudocientíficos con las teorías conspiranoicas.

En este artículo os hablamos sobre cómo se estaban viralizando un audio de Isidro Fuentes García, supuesto biólogo, y un vídeo de Josep Pamiès, multado por la Generalitat por la promoción de pseudoterapias para curar enfermedades, que ya fue retirado. En él se recomendaba el MMS como solución para acabar contra el coronavirus en 24 horas.

También Andreas Ludwig Kalcker, quien asegura ser investigador, apoyaba el uso de esta sustancia contra la COVID-19, como ya os contamos aquí. Sin embargo, repetimos: no hay ninguna prueba de que este sirva contra la COVID-19 (ni ninguna otra enfermedad). Como adelantábamos aquí, este supone uno de tantos falsos remedios contra la pandemia.

Incluso la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que todavía no existe una vacuna, medicamento o tratamiento contra el coronavirus para prevenir o tratar COVID-19. Además, entre los distintos fármacos y tratamientos que se están investigando contra el coronavirus no se incluye el clorito de sodio.

El MMS y el caso de Bolivia

En el primer contenido publicado en El Diario de Mallorca se menciona Bolivia como "el único país que autoriza el dióxido de cloro como solución a la covid 19". Sin embargo, no hay pruebas de que esto sea cierto y, de hecho, el Ministerio de Salud de Bolivia desautorizó el uso de esta sustancia para tal cometido.

Aun así, el pasado martes 14 de julio el Senado de Bolivia aprobó un proyecto de ley que autorizaba, de forma excepcional, la elaboración, comercialización, suministro y uso de la solución de dióxido de cloro para la prevención y tratamiento del coronavirus, según explica el propio Senado en su página web. Su presidenta, Eva Copa, aclaró que su uso como tratamiento contra la COVID-19 sería voluntario y que la ley era necesaria para evitar su comercialización en el mercado negro.

Primera fecha de publicación: 13 de octubre de 2020.


Primera fecha de publicación de este artículo: 13/10/2020

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