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MALDITA CIENCIA

Por qué se está probando un extracto de la Artemisia annua contra la COVID-19 y por qué no se puede decir que esta planta sea una cura de nada

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Claves:

  • Un compuesto activo presente en la planta Artemisia annua, llamado artemisinina, se utiliza como fármaco contra la malaria.
  • Por esto y porque se halló que tenía propiedades contra el SARS que causó la epidemia de 2005, un organismo perteneciente al Instituto Max Planck alemán ha anunciado que investigará su posible efecto contra la COVID-19, pero no han publicado aún los resultados.
  • Un principio activo y la planta de la que proviene no son lo mismo: del primero se conoce su efecto, la dosis necesaria y cómo obtenerla; en la segunda pueden estar distintos principios activos en dosis variables, lo que puede anular su efecto o incluso hacerlas peligrosas.
  • No hay evidencias de que tomar infusiones de Artemisia annua sirva como cura para la malaria ni para ninguna otra enfermedad.

Nos habéis preguntado si es cierto que la planta de Artemisia annua, cuyo extracto artemisina ya se utiliza para curar la malaria, se está probando también como posible cura contra el coronavirus. Os explicamos qué sabemos.

Durante estos meses de pandemia han aparecido varias noticias relacionadas al estudio de este principio activo para curar la COVID-19. En particular, el Instituto de Coloides e Interfaces que forma parte del Max-Planck Institute ha empezado a experimentar en abril con la artemisinina, un principio activo extraído de la planta Artemisia annua. En la investigación colabora una empresa estadounidense que produce esta planta y que proporciona las muestras que se van a utilizar.

Durante la pandemia de SARS de 2005, según el proprio instituto alemán, “lo extractos alcohólicos de artemisia fueron la segunda medicina herbal más potente” contra ese virus (aquí una referencia). Debido a que los dos virus son muy parecidos y a que los extractos de la planta son muy poco tóxicos, los investigadores alemanes han pensado que merecía la pena estudiarlo.

Como explica el maldito Álvaro “Vary” Bayón Medrano, biólogo y divulgador científico, y autor de este artículo sobre las plantas medicinales, “se ha demostrado que un derivado químico de la artemisinina, llamado artemisona, es eficaz en evitar la replicación de cytomegalovirus.” Por todo esto científicos de este instituto alemán han considerado relevante comprobar si extractos de esta planta pueden tener algún efecto contra el SARS-CoV-2 causante de la COVID-19.

Lo que se sabe por ahora de la artemisia contra la COVID-19

Aunque la Universidad del Kentucky hable de la artemisia como una posible “cura prometedora” para el coronavirus, la realidad es que aún no tenemos resultados científicos sobre una aplicación de los extractos de la planta para curar el coronavirus.

Como nos recuerda DW, y el propio Peter Seeberger, director del lnstituto del Max Planck que lleva a cabo la investigación, el estudio sobre los efectos de los extractos de la planta para el coronaviurus aún debe ser publicado.

https://twitter.com/peterseeberger/status/1272557890226794496?s=20

De la Artemisia Annua se extrae un fármaco contra la malaria

La planta de Artemisia annua es una planta que pertenece a la antigua tradición médica china. El 1972 que se identificó y aisló el principio activo extraído de la planta, la artemisinina, que más tarde se demostró eficaz como fármaco antimalárico. En 2015, la química y farmacéutica china Tu Youyou ganó el premio Nobel en Medicina por “sus descubrimientos relativos a una nueva terapia contra la malaria”.

Lo que pasa es que, como explica Bayón, “hay que saber diferenciar entre lo que es la planta y lo que es el principio activo".

Bayón explica que "una planta como Artemisia annua contiene una ingente cantidad de moléculas distintas. No todas ellas sirven, algunas son beneficiosas, otras son contraproducentes… Cuando nos interesa un efecto, primero tenemos que descubrir cuál es la molécula relevante. En este caso, la artemisinina."

No es lo mismo el medicamento que la planta de la que se extrae

Una cosa que deberíamos hacer, “es dejar de llamar a un medicamento con el nombre de la planta de la que se extrae”, dice Bayón. “Sería como decir que el sauce cura el dolor de cabeza —no, no lo hace— porque la aspirina se fabrica (o mejor dicho, se fabricaba) a partir de la corteza del sauce. Lo que funciona es la aspirina, y para obtener una sola aspirina necesitas entre 150 y 200 gramos de corteza de sauce (y realizar una extracción y una serie de reacciones químicas).”

Por lo tanto, concluye este científico, “si en algún momento se comprobase la eficacia de la artemisinina o cualquier otro producto derivado de ésta, en la lucha contra la Covid-19, el anuncio correcto sería ‘un medicamento llamado artemisinina ha demostrado ser eficaz’, y no ‘la Artemisia annua cura el coronavirus’”.

La dosis y la forma de prepararla también influyen en el efecto

Una vez determinado y aislado el principio activo, hay que determinar la dosis óptima a suministrar al paciente. "La molécula puede ser beneficiosa para algo, pero la planta no hacer nada. Cuando nosotros damos una pastilla, sabemos exactamente la dosis que le estamos dando al paciente, pero cuando administramos una planta, estamos dándole un cóctel de moléculas muy distintas, no sabemos en qué dosis, y algunas de ellas puede que estén actuando en contra”, nos explica.

Ahora bien, “decir que la artemisinina (bien dosificada) cura la malaria no significa que tomarte infusiones de Artemisa te vaya a funcionar”, subraya Bayón. De hecho, mientras los efectos positivos de la artemisinina contra la malaria están bien documentados, la OMS “no apoya la promoción del uso de material de la planta de Artemisia en ninguna forma para curar la malaria”, como se explica en este documento, justamente porque el contenido de principio activo en la planta puede variar mucho, y puede que no sea suficiente para matar el parásito y prevenir que se recrudezca, y esto a su vez puede favorecer que se vuelva resistente a la artemisina (aquí y aquí se describe este fenómeno).

“Además,” añade nuestro maldito, “la artemisinina se extrae en frío, con dióxido de carbono supercrítico”, como se explica aquí y más recientemente aquí. “Esto hace que, cuando haces una infusión, por mucho principio activo que hubiera en la planta, la mayor parte lo has destruido. Es por eso que las infusiones de Artemisa no tienen eficacia superior al placebo”. 

Por último, estas investigaciones pasan por varias fases y, como advierte este científico, “que funcione in vitro no significa que funcione en una situación real”.

El biólogo y divulgador Álvaro Bayón Medrano nos ha prestado sus superpoderes para este artículo.

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Primera fecha de publicación: 30/06/2020.

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