Maldita Ciencia

¿Qué sabemos sobre la cadena que "diagnostica" a Pedro Sánchez como psicópata? Un diagnóstico no es válido si no ha sido evaluado en terapia

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6/3/20
LO QUE CIRCULA

«Pedro Sánchez cumple los criterios diagnósticos para ser tipificado sin la menor duda como psicópata narcisista»

JOAQUÍN SAMA Jefe Clínico Especialista en Psiquiatría, Neurología y Medicina Familiar y Comunitaria. Ha hecho el siguiente diagnóstico sobre el actual presidente de España, Pedro Sánchez Córdoba, 28 de mayo del 2020 ¿nos gobierna un psicópata? La respuesta es afirmativa: Pedro Sánchez cumple los criterios diagnósticos para ser tipificado sin la menor duda como psicópata narcisista, es decir, presenta un Trastorno de la personalidad de tipo narcisista, en base a los dos manuales nosológicos mundialmente reconocidos, tanto la ICD como el DSM-IV-TR. Es necesario advertir que los psicópatas no son enfermos mentales, sino individuos con una personalidad fuera de lo común, desviación que, de forma habitual, es fuente de problemas personales, que, a su vez, van a repercutir de modo negativo en el entorno donde viven. Innecesario es decir que cuanto mayor sea su área de influencia, mayores serán los problemas que ocasionen. Existen diversos tipos de psicopatías. La de Pedro Sánchez se encuadra en el grupo B, con tipificación nosológica F60.8 (Trastorno narcisista de la personalidad), siguiendo el Manual Diagnóstico y Estadístico DSM-IV-TR, cuyos criterios para este tipo de Trastornos son los siguientes: 1- Grandioso sentido de la propia importancia; 2.- Preocupación de éxito ilimitado, poder, brillantez; 3.- Creerse especiales, únicos; 4.- Exigencia de excesiva admiración; 5.- Pretenciocidad, expectativas irrazonables de que se cumplan las propias aspiraciones; 6.- Interpersonalmente son explotadores, sacan provecho de los demás para alcanzar sus propias metas; 7.- Carecen de empatía; 8.- Con frecuencia, envidian a los demás o creen que los demás les envidian a ellos; 9.- Presentan comportamientos o actitudes arrogantes. La conclusión que se extrae al analizar la trayectoria vital de Pedro Sánchez, es la imperiosa necesidad que tiene de ser admirado. Esta emoción, presente en todos los humanos, es tan intensa en él, -es ahí donde radica su desviación de lo normal-, que la ha convertido en el primum mobile de su vida, desarrollando un proyecto vital dirigido a satisfacerla, tarea imposible de alcanzar por ser insaciable y desorbitada su necesidad de sentirse importante. Varios factores han contado a su favor para llegar al escenario donde más admiración puede despertar: un verbo fluido, la instrumentalización de la empatía como herramienta política, suficiente histrionismo para representar el correspondiente papel de líder, -mera impostura-, y, sobre todo, la falta de ética, de moral y el desprecio hacia ESPAÑA y los españoles, a quienes ha estafado haciendo lo contrario de lo que aseguró. Como buen psicópata, no se ruboriza ni mueve un solo músculo de la cara, cuando sus oponentes políticos le recuerdan las múltiples mentiras y contradicciones en que incurre. La satisfacción narcisista que experimenta al ostentar un puesto que jamás pudo imaginar que alcanzaría, compensa con creces los reproches de la Oposición y otros inconvenientes menores. Pablo Iglesias sabe que el presidente aceptará lo inadmisible para mantenerse donde más puede ser visto y admirado, aunque las miradas de millones de españoles sean ya de rechazo y estupor ante un inepto, rehén de su propia egolatría, circunstancia que Iglesias aprovecha para provocar insomnio al 95 % de los españoles, como anunciara el propio Pedro Sánchez, aplicando aquel las medidas que copia de los polvorientos manuales del revolucionario bolchevique que maneja. Un binomio, Sánchez-Iglesias, con todos los mediocres adláteres que les acompañan, responsables en su conjunto de los miles de fallecimientos que se podían haber evitado con una buena gestión, responsables en su conjunto de una hecatombe económica sin precedentes y responsables también en su conjunto de una severa restricción de derechos y libertades, incluida la vergonzosa manipulación de los medios de comunicación. Pedro Sánchez no es el primer psicópata que llega a la cumbre del poder de un país. Salvando las diferencias históricas y sociales, Hitler también tenía un Trastorno narcisista de la personalidad (DSM-IV-TR, F60.8), que, junto a un verbo fluido y las suficientes dotes de actor para representar el correspondiente papel de líder carismático, consiguió a través de las urnas arrastrar a toda Alemania tras él, para hundirla después en el más profundo de los abismos, junto a medio mundo. Pedro Sánchez, frente al nazi, es un actor de vodevil, pero nos duele tanto o más, porque lo tenemos de plena actualidad y nos está afectando a todos, día a día, muy de cerca. SIMPLEMENTE IMPRESIONANTE !, NO TE LO PIERDAS SI QUIERES ENTENDER DESDE UN PUNTO DE VISTA CLÍNICO, LO QUE ESTÁ OCURRIENDO EN ESPAÑA. Se trata del diagnóstico clínico-psiquiátrico del impresentable Pedro Sanchez, realizado por un compañero, Extremeño y  Cordobés de adopción, gran profesional de esta especialidad, lo conozco personalmente desde hace años y la verdad es que es de Sobresaliente Cumlaude. Enhorabuena Joaquin por clarificarnos magistralmente, cual es la enfermedad y el enfermo que estamos soportando al frente de nuestro País, así cómo, es manejado y manipulado por su acólito “ el chepas “ para hacer realidad la hoja de ruta comunista que anhela  imponer e implementar en nuestra Patria. ?? JOAQUÍN  SAMA Jefe Clínico Especialista en Psiquiatría,  Neurología y Medicina Familiar y Comunitaria. Ha hecho el siguiente diagnóstico sobre el actual presidente de España, Pedro Sánchez Córdoba, 28 de mayo del 2020    ¿nos gobierna un psicópata? La respuesta es afirmativa: Pedro Sánchez cumple los criterios diagnósticos para ser tipificado sin la menor duda como psicópata narcisista, es decir, presenta un Trastorno de la  personalidad de tipo narcisista, en base a los dos manuales nosológicos mundialmente reconocidos, tanto la ICD como el  DSM-IV-TR. Es necesario advertir que los psicópatas no son enfermos mentales, sino individuos con una personalidad fuera de lo común, desviación que, de forma habitual, es fuente de problemas personales,  que, a su vez, van a repercutir de modo negativo en el entorno donde viven. Innecesario es decir que cuanto mayor sea su área de influencia, mayores serán los problemas  que  ocasionen. Existen diversos tipos de psicopatías. La de Pedro Sánchez se encuadra en el grupo B, con tipificación nosológica F60.8 (Trastorno narcisista de la personalidad), siguiendo el Manual Diagnóstico y Estadístico DSM-IV-TR, cuyos criterios para este tipo de Trastornos son los siguientes: 1- Grandioso sentido de la propia  importancia; 2.- Preocupación de éxito ilimitado, poder, brillantez; 3.-Creerse especiales, únicos; 4.-Exigencia de excesiva admiración; 5.-Pretensiocidad, expectativas irrazonables de que se cumplan las propias aspiraciones; 6.-Interpersonalmente son explotadores, sacan provecho de los demás para alcanzar sus propias metas; 7.- Carecen de empatía; 8.- Con frecuencia, envidian a los demás o creen que los demás les envidian a ellos; 9.- Presentan comportamientos o  actitudes arrogantes. La conclusión que se extrae al analizar la trayectoria vital de Pedro Sánchez, es la imperiosa necesidad que tiene de ser admirado. Esta emoción, presente en todos los humanos, es tan intensa en él, -es ahí donde radica su desviación de lo normal-, que la ha convertido en el primum mobile de su vida, desarrollando un proyecto vital  dirigido a  satisfacerla, tarea imposible de alcanzar  por ser insaciable  y  desorbitada  su necesidad  de  sentirse  importante. Varios factores han contado a su favor para llegar al escenario donde más admiración puede despertar: un verbo fluido, la instrumentalización de la empatía como herramienta política, suficiente histrionismo para representar el correspondiente papel de líder, -mera impostura-, y, sobre todo, la falta de ética, de moral  y el desprecio hacia ESPAÑA y los españoles, a  quienes ha  estafado haciendo  lo contrario  de  lo  que  aseguró. Como buen psicópata, no se ruboriza ni mueve un solo músculo de la cara, cuando sus oponentes políticos le recuerdan las múltiples mentiras y contradicciones en que incurre. La satisfacción  narcisista que experimenta al ostentar  un puesto que jamás pudo imaginar que alcanzaría,  compensa con creces los  reproches  de  la  Oposición y otros  inconvenientes  menores. Pablo Iglesias sabe que el presidente aceptará lo inadmisible para mantenerse donde más  puede ser visto y admirado, aunque las miradas de millones de españoles sean ya  de rechazo y estupor ante un inepto, rehén de su propia  egolatría, circunstancia que Iglesias  aprovecha para provocar insomnio al 95 % de los españoles, como anunciara el propio Pedro Sánchez, aplicando aquel las medidas que copia de los polvorientos manuales del  revolucionario   bolchevique  que  maneja. Un binomio, Sánchez-Iglesias, con todos los mediocres adláteres de les acompañan, responsables en su conjunto de los miles de fallecimientos que se podían haber evitado con una buena gestión, responsables en su conjunto de una hecatombe económica sin precedentes y responsables también en su conjunto de una severa  restricción de  derechos y libertades, incluida la vergonzosa manipulación de los medios de comunicación. Pedro Sánchez no es el primer psicópata que llega a la cumbre del poder de un país. Salvando las diferencias históricas y sociales, Hitler también tenía un Trastorno narcisista de la personalidad (DSM-IV-TR, F60.8), que, junto a un  verbo fluido y las suficientes dotes de actor para representar el correspondiente  papel de  líder carismático, consiguió a  través de las  urnas arrastrar a toda Alemania tras él, para  hundirla después en el  más profundo  de los abismos,  junto  a  medio  mundo. Pedro Sánchez, frente al nazi, es un actor de vodevil, pero nos duele tanto o  más, porque  lo  tenemos  de  plena actualidad  y  nos  está  afectando  a  todos, día  a  día,  muy  de  cerca.                COMO PODRÁS IMAGINAR, ESTE MENSAJE ESTABA CAPADO PARA PODERLO MANDAR UNA SÓLA VEZ, LO HE DESBLOQUEADO Y LO PUEDES MANDAR DE 5 EN 5 HATA QUE ESTOS INDESEABLES LO VUELVAN A CAPAR.
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Se ha viralizado un texto que afirma que el presidente del Gobierno Pedro Sánchez es psicópata narcisista, con un trastorno de la personalidad de tipo narcisista. Circula como una cadena firmada por Joaquín Sama, jefe clínico especialista en Psiquiatría, Neurología y Medicina Familiar y Comunitaria desde Córdoba el 28 de mayo de 2020. Este mismo texto fue publicado ese mismo día 28 por El Confidencial Digital en su sección La Voz del Lector firmado por Joaquín Sama como "Jefe Clínico Especialista en Psiquiatría, Neurología y Medicina Familiar y Comunitaria".

Pero desde la Sociedad Española de Psiquiatría aclaran a Maldita.es que "un diagnóstico de trastorno de personalidad, o de cualquier otro trastorno psiquiátrico, no debe hacerse fuera de un contexto terapéutico y un diagnóstico no es válido si no se realiza dentro de una relación terapéutica", es decir, en sesiones de terapia tras entrevistar al paciente. La Sociedad Española de Psiquiatría considera estas declaraciones, de haberlas hecho un psiquiatra, son libertad de expresión, al no ser Pedro Sánchez su paciente y por lo tanto no hay revelación de diagnóstico de los pacientes.

Por su parte, el psicólogo Ramón Nogueras considera que "cualquier diagnóstico hecho así" no tiene ninguna validez y es algo "completamente contrario a la ética y la profesionalidad. Para diagnosticar la psicopatía se requiere un protocolo de evaluación que esta persona no cumple que incluye una revisión de antecedentes e historial de la persona, buscando por ejemplo cosas como conductas antisociales en la infancia", añade Nogueras.

El psicólogo destaca también a Maldita.es que el texto "mezcla el trastorno narcisista con el antisocial. Los psicópatas tienen trastorno antisocial" y además cita el DSM-IV "cuando el que está en vigor es el V". El DSM es el 'Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales' editado por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría que clasifica y caracteriza los trastornos mentales. El DSM V fue publicado en 2013.

Nogueras destaca también que, como hace el texto, tampoco se puede diagnosticar a Hitler "de nada en base a la información confusa y contradictoria que hay sobre su vida".

El Colegio Oficial de Médicos de Córdoba ha confirmado a Maldita.es que Joaquín Sama es "colegiado honorario" especialista en Psiquiatría, Neurología y Medicina Familiar y Comunitaria, lo que significa que es un médico que ya no está activo. Maldita.es no ha podido verificar si el médico retirado Joaquín Sama es el autor de esta cadena.

CADENA DE WHATSAPP VIRAL
JOAQUÍN SAMA
Jefe Clínico Especialista en Psiquiatría, Neurología y Medicina Familiar y Comunitaria.
Ha hecho el siguiente diagnóstico sobre el actual presidente de España, Pedro Sánchez
Córdoba, 28 de mayo del 2020
¿nos gobierna un psicópata?

La respuesta es afirmativa: Pedro Sánchez cumple los criterios diagnósticos para ser tipificado sin la menor duda como psicópata narcisista, es decir, presenta un Trastorno de la personalidad de tipo narcisista, en base a los dos manuales nosológicos mundialmente reconocidos, tanto la ICD como el DSM-IV-TR.

Es necesario advertir que los psicópatas no son enfermos mentales, sino individuos con una personalidad fuera de lo común, desviación que, de forma habitual, es fuente de problemas personales, que, a su vez, van a repercutir de modo negativo en el entorno donde viven. Innecesario es decir que cuanto mayor sea su área de influencia, mayores serán los problemas que ocasionen.

Existen diversos tipos de psicopatías. La de Pedro Sánchez se encuadra en el grupo B, con tipificación nosológica F60.8 (Trastorno narcisista de la personalidad), siguiendo el Manual Diagnóstico y Estadístico DSM-IV-TR, cuyos criterios para este tipo de Trastornos son los siguientes:

1- Grandioso sentido de la propia importancia;
2.- Preocupación de éxito ilimitado, poder, brillantez;
3.-Creerse especiales, únicos;
4.-Exigencia de excesiva admiración;
5.-Pretensiocidad, expectativas irrazonables de que se cumplan las propias aspiraciones;
6.-Interpersonalmente son explotadores, sacan provecho de los demás para alcanzar sus propias metas;
7.- Carecen de empatía;
8.- Con frecuencia, envidian a los demás o creen que los demás les envidian a ellos;
9.- Presentan comportamientos o actitudes arrogantes.

La conclusión que se extrae al analizar la trayectoria vital de Pedro Sánchez, es la imperiosa necesidad que tiene de ser admirado. Esta emoción, presente en todos los humanos, es tan intensa en él, -es ahí donde radica su desviación de lo normal-, que la ha convertido en el primum mobile de su vida, desarrollando un proyecto vital dirigido a satisfacerla, tarea imposible de alcanzar por ser insaciable y desorbitada su necesidad de sentirse importante.

Varios factores han contado a su favor para llegar al escenario donde más admiración puede despertar: un verbo fluido, la instrumentalización de la empatía como herramienta política, suficiente histrionismo para representar el correspondiente papel de líder, -mera impostura-, y, sobre todo, la falta de ética, de moral y el desprecio hacia ESPAÑA y los españoles, a quienes ha estafado haciendo lo contrario de lo que aseguró.

Como buen psicópata, no se ruboriza ni mueve un solo músculo de la cara, cuando sus oponentes políticos le recuerdan las múltiples mentiras y contradicciones en que incurre. La satisfacción narcisista que experimenta al ostentar un puesto que jamás pudo imaginar que alcanzaría, compensa con creces los reproches de la Oposición y otros inconvenientes menores.

Pablo Iglesias sabe que el presidente aceptará lo inadmisible para mantenerse donde más puede ser visto y admirado, aunque las miradas de millones de españoles sean ya de rechazo y estupor ante un inepto, rehén de su propia egolatría, circunstancia que Iglesias aprovecha para provocar insomnio al 95 % de los españoles, como anunciara el propio Pedro Sánchez, aplicando aquel las medidas que copia de los polvorientos manuales del revolucionario bolchevique que maneja.

Un binomio, Sánchez-Iglesias, con todos los mediocres adláteres que les acompañan, responsables en su conjunto de los miles de fallecimientos que se podían haber evitado con una buena gestión, responsables en su conjunto de una hecatombe económica sin precedentes y responsables también en su conjunto de una severa restricción de derechos y libertades, incluida la vergonzosa manipulación de los medios de comunicación.

Pedro Sánchez no es el primer psicópata que llega a la cumbre del poder de un país. Salvando las diferencias históricas y sociales, Hitler también tenía un Trastorno narcisista de la personalidad (DSM-IV-TR, F60.8), que, junto a un verbo fluido y las suficientes dotes de actor para representar el correspondiente papel de líder carismático, consiguió a través de las urnas arrastrar a toda Alemania tras él, para hundirla después en el más profundo de los abismos, junto a medio mundo.

Pedro Sánchez, frente al nazi, es un actor de vodevil, pero nos duele tanto o más, porque lo tenemos de plena actualidad y nos está afectando a todos, día a día, muy de cerca.