Nos habéis preguntado por un supuesto ensayo realizado en Ecuador que afirma que el dióxido de cloro o CDS es “una alternativa efectiva” para el tratamiento de la COVID-19. Este documento no ha sido sometido a ninguna revisión y tiene múltiples limitaciones: no todos los participantes han sido diagnosticados de COVID-19, no hay grupo de control, no hay pruebas para confirmar que están curados y las afirmaciones sobre las propiedades del CDS no se justifican. Además, consumir esta sustancia puede ser peligroso, como ya explicamos aquí. Os contamos lo que sabemos al respecto.
Las pruebas se están haciendo en Ecuador
El supuesto ensayo que está circulando en redes sociales ha sido realizado por la Asociación Ecuatoriana de Médicos Expertos en Medicina Integrativa (Aememi) entre entre el 27 de marzo y el 10 de abril en Guayaquil, Ecuador.
Según se indica en el documento, los 104 voluntarios han participado. Estas personas tienen entre 18 y 80 años y el grupo incluye "pruebas positivas para COVID-19, sintomáticos respiratorios para la enfermedad, así como individuos que tuvieron contacto con personas infectadas". Es decir, que entre los voluntarios habría distintas situaciones clínicas, algunas de ellas sin confirmar una infección por coronavirus. Los propios médicos de la Aememi (los que han llevado a cabo el ensayo) se encuentran entre los participantes.
A esas personas se les ha suministrado dióxido de cloro o CDS. Como ya os explicamos aquí, el supuesto mecanismo de acción es el siguiente: el clorito de sodio se diluye en agua y se mezcla con un ácido suave (limón, o vinagre, por ejemplo), lo cual termina generando un gas, llamado dióxido de cloro o CDS, que tiene, según sus defensores, un potente efecto desinfectante que destruye todas las bacterias y patógenos, protege las células y refuerza el sistema inmunitario.
Pero a día de hoy no hay ninguna evidencia científica de estos efectos. Ni siquiera aunque sea un desinfectante capaz de matar los gérmenes que hay en el agua, como hace el clorito de sodio, porque eso no quiere decir que vaya a actuar de la misma forma en nuestro cuerpo.
El supuesto ensayo no incluye un grupo de control para comparar resultados
Pero estas pruebas tienen graves fallos metodológicos que impiden considerar este supuesto ensayo como una evidencia científica sólida.
Para empezar, no existe una comparación con otro tratamiento o con un grupo de control no tratado que permita sacar la conclusión de que se recuperan mejor los expuestos al CDS, como señala la Sociedad Española de Microbiología a Maldita Ciencia: por lo que sabemos, “se hubieran recuperado, como poco, igual si no les hubieran dado supuestas microdosis del gas tóxico”.
La Sociedad Española de Microbiología destaca que el supuesto ensayo simplemente registra la evolución de una serie de pacientes y contactos escogidos de forma “un tanto arbitraria”. “Todos ellos han sido ‘tratados’ con la droga milagrosa y el estudio se limita a describir los síntomas”, afirma.
Faltan datos y la bibliografía no está justificada, entre otras limitaciones
La variable principal que se analiza en el documento es la disminución de los síntomas. Algo que, según cuenta Juan González del Castillo, responsable de Enfermedades Infecciosas de Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes), a Maldita Ciencia, "puede ser subjetivo por lo que resulta imperativo que el paciente sea ciego al tratamiento”, es decir, que no sepa si recibe el tratamiento a probar o un placebo sin ningún efecto. Esto no ocurre en este supuesto ensayo, por lo que puede “condicionar un importante sesgo en los resultados”.
Entre las limitaciones, González del Castillo también subraya que no se detalla información acerca de los días de síntomas que presentan los pacientes cuando empieza el análisis, su comorbilidad (que sufran otros trastornos además del principal, en este caso COVID-19) y el método diagnóstico utilizado. Tampoco se ha realizado una estratificación del riesgo de los pacientes, “lo que determina la necesidad de tratarlo o no”. Es más, la mayoría de las personas que han participado están por debajo de los 50 años, “donde la mortalidad es muy escasa”.
El responsable de Enfermedades Infecciosas de Semes también critica que existe escasa justificación bibliográfica o ninguna para muchas de las afirmaciones que se realizan acerca de las supuestas propiedades del dióxido de cloro. “Además, la escasa bibliografía aportada es del siglo pasado”, añade.
Alfredo Corell, profesor de Inmunología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid y miembro de la Sociedad Española de Inmunología, indica a Maldita Ciencia que en el documento no se indica claramente qué se le administra a cada persona y el periodo en el que se les aplica el tratamiento es “variable y difuso”. Tampoco queda claro al número exacto de personas a las que les han hecho analíticas y otras pruebas.
De hecho, en el documento se afirma que “la mayor parte de los pacientes incorporados en el estudio son de bajos recursos económicos y no cuentan con medios económicos para la realización de las pruebas confirmatorias ni de evolución”. Es decir, que no hay pruebas para confirmar objetivamente que se hayan recuperado de la enfermedad (que en algunos participantes ni siquiera está claro que sufiresen, como ya hemos explicado).
El supuesto ensayo ha sido realizado por una asociación de "expertos" en pseudoterapias
El supuesto ensayo ha sido realizado por la Asociación Ecuatoriana de Médicos Expertos en Medicina Integrativa (Aememi). Corell indica que “medicina integrativa” es el nombre que se ha generalizado para rebautizar a las “medicinas alternativas” e intentar esquivar el etiquetado de pseudociencias y pseudoterapias (es decir, las terapias que no cuentan con una evidencia científica que avale su eficacia).
De hecho, en la página de la asociación se indica lo siguiente: "Somos un grupo de médicos con formación universitaria, especializados en las diversas disciplinas de la Medicina Integrativa: Homeopatía [de la que hablamos aquí], Acupuntura [aquí puedes leer más sobre ello], Flores de Bach [aquí hemos hablado de esto], Sinergética, Sanación Pránica, Reiki, Biomagnetismo [tienes más información aquí], Ayurveda, Terapia Neural. Deseamos ayudar a nuestros pacientes buscando recuperar su salud de forma integral. Puedes comunicarte personalmente con cada uno de nosotros, y con gusto te atenderemos”. Corell insiste en que "no se libra de la clasificación de pseudoterapias ninguna de ellas”.
No ha sido publicado en una revista científica ni sometido a ninguna revisión
El documento no ha sido publicado en una revista científica ni ha sido sometido a ninguna revisión. Ha sido publicado en Lbry, una plataforma descentralizada que afirma ser propiedad de sus usuarios. “Los estudios de investigación en medicina se publican en revistas científicas que lo someten a revisión, al menos por pares, para la evaluación de su trascendencia e idoneidad, determinando finalmente la conveniencia de su publicación. Esta es la ruta que debe seguir la evidencia”, cuenta González del Castillo.
“Esto no es un ensayo clínico controlado, no es ciencia, no tiene pies ni cabeza”, afirma Corell. Todos los expertos consultados coinciden en esta idea y afirman que este ensayo no debe ser tenido en cuenta.
Que un estudio cuente con un acta notarial firmada científicamente no significa nada
En la descripción del supuesto ensayo, se hace hincapié en que cuenta con un acta notarial firmada. Esto científicamente no significa nada. De hecho, en el acta notarial la notaría subraya que “el presente reconocimiento no se refiere al contenido del documento que antecede, sobre cuyo texto esta notaría no asume responsabilidad ninguna”.
Además, Corell subraya que el Gobierno de Ecuador regula los ensayos clínicos por el acuerdo ministerial nº 0075-2017 del Ministerio de Salud Pública. Según este acuerdo, la autorización de ensayos en el país corresponde a la ARCSA (Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria). En la página web de ARCSA, Maldita Ciencia no ha encontrado ninguna referencia a que este supuesto ensayo haya sido autorizado. Además, esta agencia alerta sobre la publicidad y venta de productos de clorato de sodio denominados MMS.
Consumir CDS puede ser peligroso
En el supuesto ensayo que afirma que el CDS es “una alternativa efectiva” para el tratamiento de la COVID-19 se subrayan las propiedades antivirales del CDS y los “casi inexistentes efectos adversos”. Pero consumirlo puede ser peligroso, como os contamos aquí.
González del Castillo afirma que el dióxido de cloro se encuentra entre las sustancias químicas extremadamente peligrosas para la salud, pudiendo producir cuadros irritativos, falta de aire e incluso edema pulmonar (una acumulación anormal de líquido en los pulmones que causa dificultad para respirar).
La Sociedad Española de Microbiología indica que el CDS puede causar muerte celular
En el supuesto ensayo no se ofrecen apenas detalles de cómo ha actuado supuestamente el CDS en el cuerpo de los afectados. Andreas Ludwig Kalcker, quien asegura ser investigador y haber asesorado a quienes han realizado el ensayo, dice en un vídeo en Youtube que se trata del "primer éxito de tratamiento con el coronavirus con más de 100 afectados recuperados tan solo cuatro días".
En el vídeo, habla sobre este supuesto ensayo y asegura que esta sustancia "es capaz de oxigenar y reparar los glóbulos rojos. La sangre en mal estado por falta de oxígeno se recupera en segundos y esto es la razón del CDS contra el coronavirus”.
¿Esto tiene algún sentido? Para la Sociedad Española de Microbiología, “es una majadería de categoría superior”. “Los charlatanes usan términos técnicos con sentido equívoco para vender sus productos al incauto", afirma a Maldita Ciencia. El dióxido de cloro, según explica, es un oxidante que puede llegar a causar muerte celular y "es una barbaridad" pensar que la hipoxia (falta de oxígeno) pueda curarse así.
Es decir, el CDS “no es un antiviral, es un desinfectante y mata con la misma eficiencia a nuestra células que al virus”. “Si bien a las dosis que proponen (para no cargarse a nadie) el efecto sería ‘homepático’ incluso como desinfectante, por definición un desinfectante sirve solo para el control de los microorganismos sobre objetos inanimados o superficies”, afirma.
La OMS afirma que todavía no hay una cura contra el coronavirus
Como explica la Organización Mundial de la Salud (OMS), todavía no existe una vacuna, medicamento o tratamiento contra el coronavirus para prevenir o tratar COVID-2019.
Entre los distintos fármacos y tratamientos que se están investigando contra el coronavirus no se incluye ni dióxido de cloro el clorito de sodio.