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MALDITA CIENCIA

Vitamina D y exposición solar, pegatinas en la fruta y mercurio en el pescado. Llega el XXXVII Consultorio de Maldita Ciencia

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Malditas, malditos... ¡Bienvenidos un viernes más al Consultorio Científico de Maldita Ciencia! Como cada semana tenemos ciencia de todo tipo a la que echar manos para resolver las preguntas y dudas que nos habéis enviado en los últimos días.

Podéis seguir haciéndolo a través de nuestro número de WhatsApp (655 198 538) , correo electrónico ([email protected]) y redes sociales para que no os cuelen ningún rumor ni bulo sin fundamentos. ¡Empezamos!

¿Es recomendable tomar el sol sin protección para evitar el déficit de vitamina D?

Hace unos días nos preguntabais por una publicación en la web de la revista Telva que recomendaba "exponer la piel al sol sin protección" si "como consecuencia de la astenia primaveral te sientes débil". La razón, según la primera versión del artículo, hoy ya revisado y modificado, era que la vitamina D es indispensable para nuestro cuerpo y la alimentación "no nos ayuda prácticamente nada a incorporarla en el organismo".

Para empezar, aclaramos que exponerse al sol sin protección solar no es una práctica recomendable en absoluto debido al riesgo que supone de sufrir quemaduras en la piel y su relación con algunos cánceres de piel, como el melanoma.

El artículo recibió multitud de críticas tras su publicación por la peligrosa recomendación que defendía: tomar el sol sin crema fotoprotectora para asegurar una correcta síntesis de la vitamina D, consejo del doctor Pérez León del Instituto Biológico de la Salud (especializado, no en nutrición o dermatología, sino en medicina natural). Pediatras y dermatólogos alertaron en redes sociales sobre el riesgo de esta sugerencia, lo que ha conseguido que la revista revise y corrija el texto. 

https://twitter.com/luciapediatra/status/1122546944457441280

Pero, ¿qué ocurre con la vitamina D? Es cierto que los alimentos que pueden funcionar como potenciales aliados para conseguir la cantidad suficiente de esta a veces no son suficientes (entre ellos, el pescado azul, los lácteos y los huevos).

Según explica la farmacéutica Marián García en esta entrevista, la vitamina D regula la homeostasis del calcio, es decir, su equilibrio: es la encargada de fijarlo al hueso y conseguir los niveles necesarios para evitar posibles enfermedades como la osteoporosis, el raquitismo o la osteomalacia (reblandecimiento de los huesos), asociados a la falta del mismo. Además, en los últimos años, las investigaciones han asociado el déficit de vitamina D con el riesgo de sufrir cáncer de próstata, mama y colon, con enfermedades cardiovasculares y con problemas del sistema inmunitario.

Aun así, existen otras alternativas a la exposición solar sin protección, considerado uno de los principales factores de riesgo en cáncer de piel y melanoma, para este propósito. La principal vía complementaria, si es necesario, es tomar suplementos vitamínicos a la venta en cualquier farmacia.

Es cierto que una exposición controlada al sol puede ayudar con la carencia de vitamina D. Sin embargo, esta última es una opción arriesgada dada su estrecha relación con el cáncer de piel y el melanoma. "Los dermatólogos explican que hay que tener mucho ojo con esa 'exposición controlada'", comenta García.

"Las recomendaciones generales tienen muchos peros porque pueden ser muy peligrosas", explica a Maldita Ciencia Sara Gómez Armayones, dermatóloga del Hospital Clinic, en Barcelona. "No es lo mismo una persona con un fototipo oscuro, que necesita mucho más tiempo para sintetizar la vitamina D, que una persona con la piel clara, que lo hará más rápido". Además, existen otros factores que también influyen en la absorción de esta vitamina, como la altitud y la latitud. Por lo tanto, no existe una recomendación general que sea completamente segura.

Además, como explica García a Maldita Ciencia, para que un fotoprotector con FPS 50+ sea efectivo al 100% deberíamos aplicarnos una cantidad de 2 g/cm2. Esto significa que, si vamos a la playa, cada persona debería gastar un envase cada 3-4 días aproximadamente. Pero a nadie le dura un envase tres días por lo que, realmente, el filtro de 50+ no es del todo efectivo dejando lugar a la síntesis de vitamina D. Es decir: al aplicar de forma incorrecta la crema solar, estamos dejando que nuestro cuerpo sí sintetice parte de la misma.

Según Gómez, la Academia Española de Dermatología afirma que, durante los meses de primavera y verano (en los que recibimos más rayos ultravioleta B), sería suficiente una exposición de 15 minutos 3 veces a la semana para conseguir la vitamina D necesaria. "Tienes que ir con mucho cuidado a qué pacientes lo recomiendas porque, por ejemplo, si es una chica joven, que encima quiere estar morena, no va a cumplir ese límite de tiempo y cantidad de exposiciones semanales", ejemplifica Gómez.

"Afortunadamente la vitamina D también puede ingerirse vía oral (especialmente mediante pescado azul o también frutos secos como las nueces) y podemos conseguir los requerimientos sin necesidad de jugárnosla a una carta con el melanoma", explica García a Maldita Ciencia.

La recomendación de García si tenemos déficit de esta vitamina es recurrir a nuestro médico para que, en función de nuestras circunstancias, valore cuál sería el suplemento ideal, en el caso de que este fuese necesario, ya que no todos ellos son iguales. Para terminar, añade que no hay ninguna necesidad de suplementarse con vitamina D de forma sistemática.

Si quieres saber más sobre la vitamina D puedes echar un ojo a este artículo la médico Rosa Taberner, a este de Lucía Martínez, dietista-nutricionista, o a este otro de Marián García.

¿Qué significan los números de las pegatinas de las frutas?

Nos habéis preguntado por una imagen que circula por internet en la que aparecen una pera y su pegatina informativa. Sobre el código de barras de esta hay un número de cuatro cifras (4416). Según el texto que acompaña a la fotografía, "si en el sello de una fruta hay cuatro dígitos y empieza por 44" quiere decir que la pieza "está manipulada genéticamente, lleva pesticida y es de marca Monsanto".

Esto no es cierto: los cuatro números conforman el código Price Look-Up (PLU), utilizado por algunos supermercados desde 1990 "con el fin de que la operación de la caja registradora y control de inventarios sea sencilla, rápida y más precisa", según la Federación Internacional para los Estándares de Productos (IFPS). De hecho, el 4416 de la imagen coincide con el código PLU de la pera.

Según este informe elaborado por la Asociacion Nacional De Tiendas De Autoservicio Y Departamentales, la GS1 y la Produce Marketing Association (PMA), los códigos PLU de 4 dígitos para frutas y verduras se asignan aleatoriamente dentro del rango 3000-4000 y ninguna de las cifras representa algo en particular.

La única diferencia que podemos encontrar es un 9 encabezando el código, sumando un total de 5 cifras. Este prefijo indica que la fruta o verdura es orgánica (la ausencia del mismo quiere decir que está cultivada convencionalmente). Por ejemplo, para plátanos estándar amarillos el código PLU es 4011, mientras que el código para plátanos amarillos orgánicos sería 94011.

Gemma del Caño, especialista en industria alimenticia, explica a Maldita Ciencia que, al contrario de lo que afirman algunas páginas web, cuando los códigos PLU comienzan con el número 8 significa que se han acabado las posibilidades de escoger un número anterior, ya que ya hacen referencia a una fruta o verdura determinada, pero no que sea un organismo genéticamente modificado.

Esto quiere decir que el código no está pensado para ampliar a los consumidores la información de un producto más allá de si es o no orgánico. Simplemente es una herramienta para este tipo de negocios. 

El sistema PLU es voluntario y no está regulado por ningún gobierno. Hoy por hoy podemos encontrar más de 1.400 códigos PLU globales asociados con frutas y verduras.

¿Estamos tomando mercurio al comer pescado?

Nos habéis preguntado si comer pescado puede suponer un riesgo para la salud debido al mercurio que incorporamos en nuestro cuerpo a través de él. Es cierto que, al comer pescado, hay posibilidades de que estemos haciendo lo propio con dos derivados de ese metal: el metilmercurio, su forma orgánica más común en la cadena alimentaria, y el mercurio inorgánico.

Sin embargo la cantidad de ambos compuestos, compres lo que compres en tu pescadería, son mínimas y están reguladas. De hecho, a pesar de la posible (pero mínima) exposición al mercurio, las autoridades recomiendan el consumo de pescado y marisco por sus beneficios para la salud.

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en ingles) publicó el 14 de julio de 2014 una opinión científica sobre los beneficios para la salud del consumo de pescados y mariscos en relación con los riesgos de salud asociados con la exposición al metilmercurio, en la que destaca que los pescados y los mariscos son una fuente de energía y proteínas y contribuyen a la ingesta de nutrientes esenciales como el yodo, el selenio, el calcio y las vitaminas A y D. También proporcionan ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga omega-3, componente de los patrones dietéticos asociados con la buena salud.

Paradójicamente, el agua del mar contiene bajas concentraciones de metilmercurio, ya que las algas lo absorben. Es entonces, al alimentarse a través de estas plantas acuáticas, cuando los peces ingieren y retienen el metal (que eliminarán muy lentamente). Como el pez grande se come al chico, son estos últimos (sobre todo en sus vísceras, pero también en el tejido muscular) los que presenten más cantidad de mercurio en su organismo. Este proceso se denomina biomagnificación.

Es cierto que numerosos estudios han demostrado que las personas que consumen más pescado, presentan mayores niveles de mercurio, hecho que se acentúa en el caso de que el tamaño del animal sea mayor. Sin embargo, esta circunstancia es fácilmente controlable si tenemos en cuenta el tipo de pescado que consumimos y con cuánta frecuencia lo hacemos, gracias a la regulación europea sobre el límite máximo de contaminantes permitidos en productos alimenticios.

Con el objetivo de explicar cómo controlar la ingesta de mercurio a través del pescado, esta tabla de la Food and Drug Administration (FDA) y de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en ingles) clasifica en tres grupos el alimento: aquellos peces cuyas porciones pueden consumir dos o tres veces a la semana, aquellos que solo se deben consumir una vez y, por último, las opciones a evitar. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), por su parte, recomienda no consumir panga y perca más de una vez por semana por el mismo motivo.

La información tiene especial interés para embarazadas y niños pequeños, a quienes este metal puede perjudicar en mayor medida. Por ello, la FDA aporta las siguientes recomendaciones: comer pescado de dos a tres veces por semana; elegir aquellos con baja concentración de mercurio, como el salmón, las gambas o las sardinas; evitar los de alta concentración del metal y, al elegirlo, buscar posibles advertencias sobre las aguas de las que proceden.

Seguir estas recomendaciones te ayudará a maximizar los beneficios de comer pescado y disminuir los riesgos de exposición al mercurio. Si aún así tienes dudas sobre la relación entre ambos, puedes echar un vistazo a este artículo de la Agencia Española del Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN).

¿Nos dejamos algo?

Sí, el recordarte que para consultas personales y diagnósticos concretos, tu médico será la persona que resuelva las dudas de la manera más adecuada y personalizada. Ninguna web de internet debería sustituir su criterio, ni siquiera nosotros. Para todo lo demás, ¡aquí estaremos para echarte un cable en lo que haga falta! ¡Buen fin de semana!

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