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Barrigas cerveceras, azúcar moreno y alimentos que tu perrete no debería comer. Llega a Maldita Ciencia el Consultorio XLII

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¡Hola, hola, malditas y malditos! Maldita Ciencia al teclado un viernes más, dispuestos a resolver cuatro de las preguntas que nos habéis planteado a lo largo de la semana a través de nuestro WhatsApp (655 198 538), correo ([email protected]), Twitter y Facebook. No os hacemos esperar más, ¡aquí las tenéis!

¿Pueden comer arroz las personas con diabetes?

Muchos de vosotros habéis leído/escuchado que, en caso de sufrir diabetes, es recomendable no consumir arroz, y nos habéis preguntado por ello. La razón por la que os ha surgido esta duda es que, como el resto de alimentos ricos en carbohidratos, este incrementa los niveles de glucosa en sangre. Sin embargo, aunque esto es cierto, una persona con diabetes no necesita evitar todo aquello que contenga este tipo de macronutrientes: el cuerpo precisa de ellos, al igual que de las proteínas y las grasas, para funcionar correctamente.

Ahora bien, según la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), esto no quiere decir puedas comer arroz sin medida si tienes diabetes: hay que tener en cuenta que este cereal, además de ser rico en hidratos de carbono, también tiene un índice glucémico alto lo que quiere decir que puede provocar una subida de la glucosa rápidamente.

"Una persona diabética claro que puede comer arroz, lo que debe controlar es un gramaje, es decir, la cantidad que toman", explica a Maldita Ciencia Miguel Ángel Alcalde, dietista del Área Sanitaria Norte de Córdoba. "Esto es así porque se metaboliza rápidamente y pasa al torrente sanguíneo en forma de glucosa. Dentro de las muchas variedades de arroz se aconseja el integral porque se metaboliza más lento", añade Alcalde.

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Cuanto menos procesados sean los granos, más fibra y nutrientes aportarán. Esta fibra ralentiza la descomposición del arroz en azúcares durante el proceso digestivo, lo cual tiene un doble beneficio: hace que tu azúcar en sangre sea menos propensa a dispararse y por otro lado te sacia más y te ayuda a comer menos cantidad.

Una porción de arroz cocido (media taza) contiene aproximadamente 15 gramos de hidratos de carbono y la ingesta recomendada de estos por comida es de entre 45 y 60. SEMERGEN apunta que, para saber la cantidad de arroz segura para una persona con diabetes, primero hay que tener en cuenta el resto de alimentos que puedan acompañar a esa porción del cereal, como verduras, frutas y lácteos, que también contienen carbohidratos (lo que podría aumentar la posibilidad de sobrepasar la ingesta recomendada).

"En cada paciente habrá que individualizar la dieta, de forma que se adapte a sus necesidades de hidratos de carbono, la medicación con la que se esté tratando (en su caso) y la dosis y pautas de tratamiento, la rutinas y horarios establecidos para controlar su glucemia", explica a Maldita Ciencia Beatriz Robles, tecnóloga de los alimentos. "Pero el arroz, puede estar presente en la dieta de una persona con diabetes como fuente de hidratos de carbono y, al igual que para el resto de la población, se recomienda que sea integral".

¿Es la cerveza realmente la culpable de la "barriga cervecera"?

"Zumo de cebada", ¿amigo o enemigo? Ahora que se acerca el verano, parece que no lo tenéis tan claro y os preocupa que, entre caña, jarra y/o copa de cerveza, la barriguilla empiece a asomar. Sin embargo, atribuir el exceso de grasa abdominal directa y exclusivamente a esta bebida es un mito: el balance calórico (la diferencia entre las calorías ingeridas y las usadas); la actividad física y características como la edad y el sexo también influyen, para bien o para mal, en esa "barriga cervecera". Es decir, la cerveza no incide específicamente en el diámetro del abdomen: el efecto del exceso de calorías al que contribuye será el mismo que las procedentes de cualquier otra comida o bebida.

"La respuesta es no, no existe la barriga cervecera", explica el dietista-nutricionista Daniel Ursúa a Maldita Ciencia. "El alcohol aporta calorías vacías y esta relacionado con otros hábitos poco saludables como el sedentarismo o el consumo de ultraprocesados, por lo que no es raro que un consumo habitual de alcohol se relacione con un mayor sobrepeso", añade. Y una señal de ese sobrepeso, es el exceso de barriga por el que nos habéis preguntado.

Pero el ganar o perder peso no está directamente relacionado con un solo alimento o bebida, sino con el balance energético al completo, entre otros factores*: si las calorías que consumimos (las que gastamos) son más de las que ingerimos (las que comemos), el balance será negativo y podría ayudar a la disminución de peso. Si, al contrario, ingerimos más de las que consumimos, el balance será positivo, aumentando la posibilidad de subir de peso.

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El alcohol, como el que tiene la cerveza y muchas otras bebidas, influye en este proceso porque tiene una gran densidad calórica (unos 7 kcal/g), así que incrementa fácil y rápidamente la cantidad de calorías tomadas.

Es decir, beber cerveza sí puede influir en el aumento de peso, pero eso no quiere decir que la grasa vaya a acumularse en una zona localizada (la barriga, en este caso), sino que sus efectos serán perceptibles en el cuerpo en general. El dónde se acumula el exceso de calorías depende, entre otras cosas, del sexo: mientras que las mujeres suelen acumular más grasa en las caderas, los hombres normalmente lo hacen en la zona abdominal.

Ursúa incide en que puede darse este consumo (de cerveza) y que no conlleve sobrepeso. "Esto no quiere decir que, al no haber sobrepeso, sea un consumo seguro. No hay consumo seguro de alcohol", concluye.

¿Es el azúcar moreno mejor que el azúcar refinado?

Otro de los grandes titanes de las dudas nutricionales es la elección entre estos dos tipos de azúcar. Refinado o moreno, esa es la cuestión. Es cierto que, si hablamos de valores nutricionales, el azúcar moreno o integral presenta valores ligeramente mejores, sin embargo la cantidad de los mismos es tan minúscula (y más aún si tenemos en cuenta que la cantidad diaria de azúcar máxima recomendada por la OMS son 50 gramos diarios) que no suponen ningún beneficio frente a las propiedades del azúcar blanco. Vamos, que si tienes que escoger, puedes decantarte por la que más te guste.

Si hablamos de su composición, entre un 95 y un 99% del azúcar refinado o blanco es sacarosa (glucosa y fructosa), una sustancia que contienen diversos vegetales y que se extrae a partir de caña de azúcar o de remolacha azucarera. En el azúcar moreno, este porcentaje se reduce a un 85%. Es en ese 10% donde reside la diferencia nutricional entre ambas.

"El porcentaje restante está compuesto básicamente por agua y por minerales, principalmente calcio, hierro, potasio y magnesio, aunque estos se encuentran en proporciones bastante pequeñas", explica Miguel Ángel Lurueña en este artículo, al que te recomendamos echar un ojo si quieres saber más sobre nuestro dulce protagonista. "También contiene algunas vitaminas, aunque su proporción es aún más reducida y, al igual que el azúcar refinado, no contiene proteínas, ni grasa, ni fibra", añade.

Pero repetimos: dada la cantidad de azúcar que consumimos diariamente (en teoría, menos de 50 gramos, si seguimos las recomendaciones oficiales), los minerales y vitaminas extra del azúcar moreno frente al azúcar blanco son insignificantes. "Esto es lógico: el uso primordial que tiene el azúcar es el de endulzar los alimentos, no el de servir como nutriente", explica Lurueña. "Y precisamente por eso se ideó la forma de aislarlo a partir de los vegetales que lo contienen".

¿Que cuál escoger, entonces? El que más rabia te dé. Lurueña hace hincapié en que el azúcar moreno posee más matices en su sabor, pero que su capacidad endulzante es menor, debido a su menor porcentaje de sacarosa. Es decir, que para conseguir una gran intensidad de dulce quizá necesites más cantidad de azúcar si te decantas por el moreno que si lo haces por el blanco, con lo que sería más fácil superar las recomendaciones de su consumo.

¿Qué alimentos no pueden comer los perros?

Como mejores amigos del hombre, los perretes también os preocupan y nos habéis preguntado sobre algunos alimentos sospechosos y, que habéis oído, deberían evitarse en su dieta. Estáis en lo cierto, ya que hay ciertas comidas y bebidas que no hacen ningún bien a nuestras mascotas. Ahora bien, lo que realmente determina el daño que podría hacerles un alimento es la cantidad del mismo que consuman.

En primer lugar, el chocolate, rico en teobromina, que no es perjudicial en humanos pero sí tóxico en perros. Este compuesto es más común en el chocolate negro, pero forma parte de cualquier tipo de estos. La teobromina puede ocasionar vómitos y diarrea en nuestras mascotas, pero también arritmias o ataques al corazón. Esta puede ser letal en dosis de 100-500 mg por cada kilo de perrete.

Tampoco es recomendable inflar a uvas y pasas a un perro ya que se ha demostrado que estas pueden derivar en problemas renales. Las consecuencias de su ingesta pueden empeorar a partir de 32 g/kg y 11-20g/kg respectivamente.

Aunque la cebolla sea uno de los ingredientes más recurrentes en nuestras recetas, tampoco hace bien a los perros. La cebolla contiene componentes que pueden resultarles tóxicos, dañar los glóbulos rojos y causar anemia hemolítica. Ahora bien: "para que tu perro pudiera intoxicarse debería ingerir el 0,5% de su peso en cebolla", explica en este artículo el nutricionista canino Carlos Alberto Gutiérrez. Aunque es menos "tóxico" que la cebolla, el ajo tampoco será una buena opción.

Si también evitamos atiborrarles con aguacate, les estaremos haciendo un gran favor: aunque la dosis letal no se conoce, la fruta, las hojas y la planta del aguacate son potencialmente tóxicos para los perros y otros animales. Este podría repercutir en la acumulación de líquido en pulmones y tórax, lo que da lugar a dificultades para respirar. Además, el alto contenido de grasa del aguacate podría conducir a una pancreatitis.

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Las nueces de Macadamia (crudas y asadas), así como la mantequilla de Macadamia, contienen una sustancia dañina que podría afectar a los músculos, el sistema digestivo y el sistema nervioso y causar dificultades locomotoras, debilidad, temblores y extremidades inflamadas. Repetimos: en cantidades que probablemente nunca te plantees dar a tu mascota. Y ya que estamos, evitar la cafeína y el alcohol sumará puntos a la calidad de la dieta de tu compañero canino.

"La mejor opción es la comida para perros, frente a la casera", explica a Maldita Ciencia Montse Sanz, veterinaria. "Está perfectamente formulada para cubrir todas sus necesidades y no producir daño por exceso de cualquier nutriente", añade.

Y como cada semana…

… queremos agradeceros que contéis día tras día con nosotros y nos enviéis tanto aquello de lo que sospecháis como esas preguntas sin respuesta que que (hasta ahora) no sabíais como quitaros de la cabeza. Siempre que podamos y, mientras esté en nuestra mano, intentaremos resolver todos vuestros interrogantes. ¡Nos encanta! Sin embargo, os recordamos que no somos médicos, quienes realmente serán la mejor opción para diagnósticos y casos concretos. ¡Buen finde!

*No solo el balance energético influye a la hora de ganar o perder peso. Hay otros factores, como descansar adecuadamente, que también interfieren en el proceso.

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