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MALDITA EXPLICA

El impacto psicológico de la vuelta a las clases después del confinamiento: ansiedad y miedos que pueden manifestarse de forma distinta según la edad

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El inicio del curso 2020-2021 está inevitablemente ligado a la COVID-19. Grupos de convivencia, distancia de seguridad, mascarilla, distintos horarios… Como ya hemos explicado en Maldita.es, las comunidades autónomas ya están implementando una serie de medidas para hacer posible que la vuelta a las aulas sea presencial.

Tantas novedades, acompañadas de que los alumnos llevan sin ir a clase desde marzo, pueden causar un impacto psicológico en los niños y adolescentes. La psicóloga educativa y de familia Amaya Prado, del Colegio de Psicólogos de Madrid, ha explicado a Maldita.es que “los estudiantes de todas las edades se enfrentan a la ansiedad surgida de pasar de estar durante muchos meses en una zona segura y de confort, en la que, en muchas ocasiones, han tenido ayuda diaria, a volver a las aulas, además en unas condiciones muy distintas a las que conocen”.

El psicólogo y orientador escolar Christian Aparicio, maldito que nos ha prestado sus superpoderes, nos ha explicado que “los efectos de la pandemia se van a poder observar hasta meses o incluso años después de que acabe.”  Sobre esto también habla el artículo científico “The psychological impact of quarantine and how to reduce it: rapid review of the evidence”, publicado en la revista médica The Lancet.

Con respecto a los síntomas, Aparicio dice que “en general, se habla de una mayor prevalencia de síntomas de estrés, depresivos, estrés postraumático o trastornos del sueño, llegando a cuadruplicar las cifras habituales”. Estos efectos, además, son más comunes en estudiantes que en grupos de riesgo, como indica una investigación de la Universidad Complutense de Madrid.

Por último, Christian Aparicio destaca que “habrá que vigilar y controlar a la vuelta la aparición de estigmas sociales sobre personas que pertenezcan a algunos colectivos (niños de nacionalidad china, hijos de personal sanitario de primera línea, familiares de afectados…) por culparlos de la situación o por miedo a que sean una fuente de contagio”.

Los miedos que aparezcan serán distintos según la edad de los estudiantes

Amaia Prado destaca que, según la edad que tengan, los alumnos que vuelvan a las aulas pueden tener unas dificultades u otras. “En los más pequeños vamos a ver que los miedos propios de la edad se verán incrementados. El miedo es natural en niños pequeños, pero en la situación actual se está acentuando, sobre todo el miedo de enfermar o de contagiar a sus seres queridos”. Además, indica que “este miedo será mayor en los casos en los que los niños hayan perdido a un familiar o a una persona cercana y en los que los padres no hayan gestionado bien su propio miedo al virus”. Por último, los alumnos de menor edad “experimentarán un choque al ver que el colegio al que vuelven es distinto al que dejaron en marzo: algunos de sus amigos puede que ahora estén en otra clase debido a las ratios reducidas, sus profesores les insistirán en que deben mantener la distancia, sus mesas estarán más separadas de lo normal, no podrán compartir sus juguetes… Volverán a una escuela completamente distinta a la que conocen”.

Con respecto a los estudiantes de más edad , la psicóloga dice que “en estos casos la ansiedad puede venir porque se han habituado a un ritmo de trabajo distinto: se han autogestionado y aprovechado para hacer un poco de trabajo cada día y ahora tienen que volver a la rutina y a un ritmo más impuesto”. 

Por su parte, Christian Aparicio nos explica que “no hay que perder de vista que el miedo, el estrés o la ansiedad son respuestas que nos han sido útiles para sobrevivir como especie. Incluso ahora mismo un cierto grado de ansiedad podría movilizarnos para mantener conductas apropiadas de higiene y distanciamiento, lo que minimizaría el riesgo de contagio. Sin embargo, cuando estas conductas se muestran desproporcionadas, ya sea por su intensidad o frecuencia, dejan de ser útiles para pasar a ser patológicas. Este aspecto es difícil de calibrar en la situación actual, por lo que lo mejor es que si detectamos que están interfiriendo en su vida escolar, social o familiar, o están produciendo problemas de salud (lavado excesivo, negarse a acudir al médico…), consultemos a un especialista de salud mental.”

En casa hay que naturalizar la vuelta al cole para cuidar la salud mental de los niños

Para cuidar la salud mental de los niños y adolescentes que ahora vuelven al colegio o al instituto, Prado insiste en que es muy importante “que sus padres hablen con ellos de cómo va a ser la vuelta a las aulas: que van a tener que llevar la mascarilla, que no van a poder coincidir con todos sus antiguos compañeros... Es esencial que esto se haga con naturalidad, sin meterles miedo.”

¿Y si los padres tienen miedo de que sus hijos se incorporen a las clases presenciales? “Es normal que los padres sientan miedo después de estos meses, pero deben intentar minimizarlo y priorizar las necesidades de los niños, ya que la presencialidad es esencial. Durante estos meses se ha visto la brecha digital y cultural que existe en unos hogares y otros, y de cómo afecta al aprendizaje en las clases no presenciales. Al volver a las aulas se puede equilibrar esta brecha y garantizar que todos los alumnos tengan las mismas oportunidades”, concluye.

Coincide con esto último Christian Aparicio. El psicólogo y orientador nos ha explicado que “es muy positivo que se empiecen a recortar esas diferencias que habían aumentado debidas a la no presencialidad. En la experiencia del día a día hemos visto cómo influía negativamente esto en aquellos con pocos recursos y con menos destrezas digitales, lo que aumenta la brecha de desigualdad de oportunidades. Una situación así podría producir mayor frustración y desesperanza en este tipo de población, incluso llegando a situaciones de indefensión aprendida”.

En este artículo ha colaborado con sus superpoderes el maldito Christian Aparicio.

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Fecha original de publicación: 7/9/2020

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