Este es un artículo conjunto en colaboración con el medio de verificación Africa Check, escrito por su editor en Kenia, Alphonce Shiundo, y el coordinador de Maldito Bulo, Andrés Jiménez.
Una nueva investigación realizada por Mozilla Foundation afirma que la organización española CitizenGo ha llevado a cabo una operación para influir en la lista de tendencias de Twitter, con tal de manipular la opinión pública en Kenia.
Los investigadores describen cómo CitizenGo pagó a influencers kenianos entre 10 y 15 dólares americanos para inundar Twitter de publicaciones engañosas o falsas, dentro de una campaña montada alrededor de dos temas candentes que se debatieron en el parlamento del país.
Según los últimos datos, el 74% de los kenianos empleados en el sector formal cobran por debajo de los 440 dólares al mes, que equivalen a unos 15 dólares al día (alrededor de lo que cobraban los influencers por participar en las campañas).
La Mozilla Foundation es una organización sin ánimo de lucro con sede en Estados Unidos, que “trabaja para garantizar que internet siga siendo un recurso público abierto y accesible para todos”.
En concreto, de acuerdo con la investigación, estas campañas tenían como objetivo influir en la ley de salud reproductiva planteada en el Senado de Kenia y en la ley de tecnología de reproducción asistida de la Asamblea Nacional, así como en el debate público generado en las redes sociales en torno a ellas.
Mozilla Foundation asegura que CitizenGo “desempeñó un papel descomunal en el manejo de esas conversaciones de Twitter al insertar desinformación y retórica inflamatoria. La propia función de tendencia de temas de Twitter podría haber actuado de cómplice involuntario al amplificar al menos 10 de los hashtags relacionados con la campaña”.
Según los investigadores, ambas normativas fueron impulsadas por legisladoras que, aseguran, fueron atacadas en redes al mismo tiempo que perfiles en redes sociales buscaban generar rechazo hacia las leyes.
El objetivo de las campañas “podría haber sido el de frustrar cualquier intento de mantener conversaciones factuales sobre las leyes” y crear “pánico moral alrededor de estos asuntos”, afirma el autor de la investigación Odanga Madung.
“Es una táctica que probablemente será efectiva a la hora de lograr su objetivo, ya que cuestiones como la sexualidad de los adolescentes, el aborto o la gestación subrogada son temas calientes en Kenia. Cualquier intento de mantener una discusión honesta basada en hechos se topa con la desinformación y argumentos morales estridentes”, detalla la investigación.
La investigación afirma que CitizenGo estuvo detrás de la campaña
CitizenGo se ha posicionado públicamente en contra de ambas leyes, como se puede ver aquí y aquí. La organización, que se define como una “comunidad de ciudadanos”, fue fundada en 2013 por el español Ignacio Arsuaga. Desde entonces, ha lanzado campañas antiabortistas en España, Reino Unido, Estados Unidos y Colombia, además de en Kenia.
HazteOir, la rama española del grupo, también ha llevado a cabo otras peticiones polémicas relacionadas con los derechos de las personas transgénero. Por ejemplo, se manifestaron en Madrid montados en un autobús que incluía eslóganes que negaban la realidad de esas personas, y que terminó siendo inmovilizado.
El informe señala que “Kenia ha sido un objetivo clave de CitizenGo ya que es una sociedad conservadora que se identifica en un 85% como cristiana. Sus tácticas en Kenia reflejan sus acciones en España y el resto de la Unión Europea”. “De esta forma, Kenia podría servir de placa de petri para que CitizenGo pruebe lanzando mensajes, actividades y tácticas en todo el continente africano”, recoge.
La Mozilla Foundation dice haber analizado más de 20.000 tuits y entrevistado a influencers que detallaron cómo fueron reclutados para llevar a cabo las operaciones de influencia –incluyendo el alquiler de cuentas verificadas con muchos seguidores para alterar el algoritmo de tendencias de Twitter–.
“Dentro de los recursos que eran enviados a los influencers desinformadores a través de WhatsApp había hashtags y frases. Las cuentas involucradas en la campaña usaron esos mismos recursos en sus tuits, o repitieron algunas de las frases que incluían”, señala esta nueva investigación. Aunque los autores aseguran que no pudieron “confirmar si había miembros de CitizenGo como tal en esos grupos”, sí comprobaron que “la cuenta de CitizenGo Africa participó en siete de las 11 campañas”.
Además, recoge que varios de esos contenidos que habían sido difundidos con los hashtags en cuestión también incluían el logo de CitizenGo. De hecho, “algunas de las imágenes que se usaron en las campañas aparecían en peticiones” de dicho grupo, afirma el responsable de la investigación, Odanga Madung.
Cuando en 2021 los investigadores de Mozilla revelaron cómo funcionaban las campañas de “desinformación a sueldo” en Kenia, Twitter eliminó al menos 100 cuentas asociadas con las campañas por violar los términos de uso de la plataforma. Tras ser informada en febrero de 2022 de las conclusiones de esta última investigación, al menos otras 240 cuentas fueron eliminadas.
Anonimato y negación
Según Madung, los pagos a los influencers que participaron en las campañas se realizaban a través de un intermediario y en plataformas de dinero digital. Para ello, evitaban hacer uso de recibos y facturas con tal de que fuera “difícil de demostrar que esos pagos se hicieron para el fin que declararon (los influencers)”.
Al igual que en otros países, los políticos de Kenia usan Twitter para hacer campaña, por lo que la conclusión de la investigación de Mozilla que sostiene que “el algoritmo de tendencias de Twitter es simplemente demasiado fácil de manipular” es preocupante en periodo electoral.
De hecho, los investigadores predicen que se producirá un aumento en estos servicios de “desinformación a sueldo” de cara a las elecciones generales previstas en el país para el 9 de agosto de 2022.
“La plataforma (Twitter) es una vía vital para el compromiso y la educación cívica, y puede usarse para que los funcionarios públicos rindan cuentas. Como tal, recomendamos que Twitter tome medidas concretas para evitar que su función de tendencias sea manipulada”, recoge el informe.
No es la primera vez que se lanzan campañas de desinformación para influir en las elecciones de un país extranjero: fueron reportadas tanto en las de Estados Unidos de 2016 como en las celebradas en Kenia en 2017.
Los políticos también se han aprovechado en África de lo que se conoce como comportamiento inauténtico coordinado para manipular la opinión pública. Antes de las elecciones de Uganda de 2021, Facebook cerró cuentas relacionadas con el partido del gobierno por dicho comportamiento.
Por otra parte, Twitter ha sufrido a veces consecuencias adversas por su manejo de la desinformación y el discurso del odio en el continente, ya que la plataforma fue prohibida temporalmente en Nigeria cuando el presidente del país amenazó con castigar a secesionistas regionales. Esa prohibición ya ha sido levantada.
La Mozilla Foundation plantea soluciones a Twitter
¿Qué puede hacer Twitter para garantizar que su plataforma esté a salvo de estas campañas de desinformación? El investigador Odanga Madung propone varias ideas:
Si bien la huella de Twitter en África es aún incipiente, la plataforma puede atender las llamadas de la sociedad civil de Kenia para hacer “evaluaciones de riesgo específicas para cada país –para averiguar en qué lugares se están violando las normas de la plataforma a gran escala con la intención de dañar a la sociedad y la democracia–” y diseñar soluciones escalables que puedan mitigar esto último.
En el caso de las elecciones de Kenia de 2022, también sería útil que Twitter intensifique su defensa de la alfabetización mediática. Para ello, Twitter quizás necesite aumentar su capacidad dentro del país, o aliarse con medios de verificación independientes y apartidistas que cumplan con los estándares de transparencia recogidos en el Código de Principios de la International Fact-checking Network (IFCN).
Es lo que hizo Facebook en 2017, al lanzar una campaña pública de alfabetización mediática en Kenia y colaborar con verificadores. Google también trabaja con esos fact-checkers para amplificar información precisa y lleva a cabo formaciones de alfabetización digital. En el caso de YouTube, fact-checkers de todo el mundo incluyendo Maldita.es pidieron a la plataforma que se esforzaran en limitar la difusión de contenido falso que no ha sido verificado.
De hecho, la Fundación Mozilla recomienda que Twitter debería “establecer colaboraciones dedicadas con los investigadores de la región para facilitar una mayor supervisión y conocimiento” en las formas en las que la plataforma “puede ser un vector de desinformación”.
Alphonce Shiundu es el editor de Kenia de Africa Check, el principal medio de verificación del continente, y Andrés Jiménez es coordinador de Maldito Bulo.