"Brutal aumento de abortos entre las mujeres vacunadas en Estados Unidos: 483%". Esto afirma una imagen que nos habéis enviado a nuestro chatbot de WhatsApp (+34 644 229 319). Pero se trata de un bulo. No hay rastro de que ese porcentaje (483%) se haya vinculado a abortos sufridos por mujeres estadounidenses que se vacunaron.
Sin embargo, sí coincide con un contenido de la web The Daily Exposure que dice que el número de mujeres embarazadas que sufrieron un aborto espontáneo después de recibir la vacuna contra la COVID-19 aumentó en un 483% en tan solo 7 semanas. Pero se refiere a Reino Unido, no a Estados Unidos y, además, no es cierto. El contenido utiliza los informes de sospechas de posibles efectos secundarios de las vacunas de Pfizer y AstraZeneca que se realizan en este país para desinformar. Y en Maldita.es ya hemos desmentido un bulo muy similar que utilizaba estos mismos informes.
Os lo explicamos.
Los informes recogen sospechas de efectos secundarios no probados
La publicación de la que os hablamos se basa en informes que recogen las sospechas de posibles efectos secundarios de las vacunas de Pfizer y BioNTech y Oxford-AstraZeneca. Estas sospechas se notifican a través del programa Yellow Card Scheme y después tienen que ser revisadas, según explica a Maldita.es la Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos Sanitarios (MHRA por sus siglas en inglés) del Reino Unido.
Es decir, lo que vemos en esos documentos en los que se basa el contenido "no son efectos secundarios probados", según la MHRA. La agencia explica que "enfermedades coincidentes subyacentes o no diagnosticadas previamente también pueden ser un factor en las notificaciones".
No se ha observado ningún riesgo de aborto espontáneo relacionado con las vacunas contra la COVID-19 en Reino Unido, según la MHRA
El porcentaje (483%) del que habla el contenido sale de sumar las notificaciones de ambos informes (el de Pfizer y el de AstraZeneca) y calcular la variación entre diferentes periodos de tiempo.
Como vemos en las capturas publicadas en el propio contenido de The Daily Exposure, el informe de Pfizer, a 31 de enero, indicaba que se habían registrado 4 abortos espontáneos como sospecha de posible efecto secundario. Mientras que el informe de AstraZeneca, a 28 de enero, señalaba que se habían notificado 2 casos.
Semanas después, los informes (actualizados a fecha del 22 de marzo) indicaban que se habían registrado un total de 26 abortos espontáneos como sospecha de posible efecto secundario con Pfizer y 9 con AstraZeneca.
Así que el porcentaje (483%) sale de sumar las notificaciones de ambos informes y compararlas entre los dos periodos de tiempo.
En este sentido, desde la MHRA aseguran a Maldita.es que han recibido "una pequeña cantidad" de notificaciones de abortos espontáneos en las primeras 12 semanas de embarazo tras la administración de las vacunas contra la COVID-19, que se están monitorizando. Pero aclaran que "no hay ningún patrón que sugiera un riesgo elevado de aborto espontáneo relacionado con la exposición a las vacunas COVID-19 durante el embarazo".
La agencia explica que el aborto espontáneo en el Reino Unido ocurre en aproximadamente 1 de cada cuatro embarazos (en 25 de cada 100) "por lo que es de esperar que ocurran algunos abortos espontáneos después de la vacunación por pura casualidad". Además, la MHRA señala en que el número de notificaciones del programa Yellow Card Scheme no deben compararse de un periodo a otro o entre vacunas ya que no tiene en cuenta el avance de las campañas de vacunación, entre otras cosas.
En EEUU tampoco se observaron "patrones preocupantes" en las notificaciones de abortos espontáneos, según los CDC
En EEUU existe el Sistema de Notificación de Reacciones Adversas a las Vacunas (VAERS). Se trata de un "sistema de notificación pasivo", según explica la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EEUU a Maldita.es, en el que se registran notificaciones "no verificadas" de eventos adversos que se dieron tras la vacunación. Si hacemos una búsqueda a través de la herramienta WONDER de los CDC, vemos que hasta ahora en el sistema VAERS se han registrado 73 casos de abortos espontáneos como eventos adversos que ocurrieron tras la vacunación contra la COVID-19:
Sin embargo, según la FDA, que exista una notificación de un evento adverso en el sistema VAERS (en este caso, abortos espontáneos) no prueba de por sí que la vacuna lo causara. Lo mismo señalan los CDC en su web: "El VAERS recibe notificaciones de cualquier reacción adversa posterior a una vacuna, incluso si no está claro si la vacuna fue la que causó el problema".
También se alerta de ello en la propia web de VAERS:
"Por lo general, un informe en VAERS no prueba que las vacunas identificadas hayan causado el evento adverso descrito. Solo confirma que el evento reportado ocurrió tiempo después de que se administrara la vacuna. No se requieren pruebas de que el evento fue causado por la vacuna para que VAERS acepte el informe. VAERS acepta todos los informes sin juzgar si el evento fue causado por la vacuna."
En esta web también se advierte de que las notificaciones pueden ser presentadas "voluntariamente por cualquier persona", no solo sanitarios. Y que los informes varían en cuanto a su calidad: "A menudo carecen de detalles y, a veces, pueden tener información que contiene errores".
Además, los CDC aseguraron en febrero a AFP Factual, agencia que forma parte del International Fact-Checking Network (IFCN) al igual que Maldita.es, que no había "ninguna evidencia" que indicara que ha habido aumento en los abortos espontáneos después de que las mujeres recibieran la vacuna contra la COVID-19 y que no se habían observado "patrones preocupantes" en las notificaciones.
Asimismo, el doctor Benjamin Neuman, experto en coronavirus de la Universidad Texas A&M-Texarkana, dijo a AFP Factual que "no existe asociación entre la vacunación y ningún aspecto de la reproducción".
Las mujeres embarazadas que se planteen vacunarse deben valorar la probabilidad de exposición al coronavirus y los riesgos de la COVID-19, según los CDC
Los CDC explican que “hay datos limitados sobre la seguridad de las vacunas COVID-19 para personas embarazadas”, pero que se cree que es poco probable que supongan un riesgo específico para las embarazadas. Según cuentan, están en marcha estudios en embarazadas y los fabricantes de vacunas están monitorizando a las personas que participaron en los ensayos clínicos y se quedaron embarazadas.
Para los CDC, la vacunación es una elección personal de las embarazadas que se encuentren en los grupos a los que se recomienda recibir la vacuna. El Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos recomienda que no se denieguen estas vacunas a las personas embarazadas en los grupos prioritarios que cumplan con los criterios establecidos por el Comité Asesor sobre Prácticas de Vacunación (ACIP) de los CDC.
“Una conversación entre pacientes embarazadas y sus médicos puede ayudarles a decidir si deben vacunarse con una vacuna que haya sido autorizada”, señalan los CDC. Las consideraciones clave que las pacientes embarazadas pueden discutir con los sanitarios serían “la probabilidad de exposición al SARS-CoV-2, los riesgos de la COVID-19 para ellas y los riesgos potenciales para los fetos y lo que se sabe sobre la vacuna”.
Las embarazadas que se vacunen deben continuar siguiendo las pautas recomendadas por los organismos de salud para prevenir la propagación de COVID-19. Es decir, el uso de mascarillas, el distanciamiento social o el lavado de manos. En cuanto a los efectos secundarios, los CDC indican que no se espera que sean diferentes para las personas embarazadas que para las personas no embarazadas.