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Otros efectos de las zonas de bajas emisiones más allá de la contaminación: tráfico, cambio modal y efectos en la salud

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Claves
  • La evidencia científica señala otros impactos positivos de las ZBE, más allá de reducir la contaminación 
  • Dos de ellos están relacionados con el tráfico de vehículos: que no empeora y que las zonas de bajas emisiones pueden facilitar un cambio en los modos de transporte hacia otros más sostenibles
  • Sobre efectos en la salud, la literatura encuentra que donde hay ZBE se dan menos enfermedades cardiovasculares y menos siniestros de tráfico
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En Maldito Clima ya hemos explicado cómo las zonas de bajas emisiones (ZBE) logran reducir la emisión de contaminantes atmosféricos (como los NOX y las partículas microscópicas PM). Hoy vamos un paso más allá y enumeramos otros efectos beneficiosos que ha encontrado la evidencia: en cuanto al flujo de tráfico, que no empeora; en cuanto al cambio modal hacia transportes más sostenibles; y en cuanto a efectos en la salud, reduciendo enfermedades cardiovasculares y menos siniestros de tráfico.

Vamos con el flujo de tráfico, que puede medirse de varias formas, por ejemplo el número de coches que pasan por un punto. Una narrativa contra las ZBE es que generarán un caos de tráfico y alargarán los atascos, pero, con la evidencia en la mano, esto no sucede, al menos en los casos reales estudiados. Tras aplicar una zona de bajas emisiones, el flujo de tráfico no aumenta dentro de estas zonas: o se mantiene estable o se reduce, aunque en algunos casos puede desplazarse hacia las calles aledañas.

Estos dos trabajos científicos de 2022 sobre el antiguo Madrid Central coinciden en que el tráfico en el área interna se redujo, pero al mismo tiempo se observó un ligero aumento fuera de la ZBE. Uno de ellos encontró además que la reducción del tránsito dentro de la zona restringida disminuyó gradualmente con el tiempo y desapareció al cabo de 7 meses, posiblemente por la renovación de la flota de vehículos por otros sin restricciones.

Otro ejemplo es la zona de ultra bajas emisiones (ULEZ) de Londres, que redujo entre un 3 y un 9% el flujo de tráfico en el centro de la ciudad en 2019 en comparación con 2018, según un informe del Gobierno de Londres. Glasgow cuenta con un sistema que analiza en abierto el tráfico actual frente al de 2019, cuando no había ZBE, y se puede observar que en la totalidad de calles del área ZBE el número de vehículos apenas varía, aunque en algunas calles aledañas baja y en otras sube.

Este otro estudio de 2021 incide en que las ZBE (analiza varias en Europa) son exitosas a la hora de reducir la polución, pero que no se ven efectos en el tráfico —especialmente si se comparan con los peajes, que sí muestran efectividad en reducir el número de vehículos. La interpretación de los autores es que las ZBE consiguen una renovación de la flota de vehículos: no hay menos coches, pero son menos contaminantes cuando circulan.

Las ZBE tienen, como objetivo principal, reducir la contaminación y la emisión de gases de efecto invernadero. Pero otro efecto que se ha observado en algunas ciudades es un cambio modal: del transporte privado hacia transportes más sostenibles, como la movilidad activa o el transporte público. Es el caso de Madrid, que tuvo un importante cambio modal cuando se introdujo su primera ZBE, especialmente entre los usuarios del coche, según un trabajo científico publicado en 2022. También en Bruselas, que destaca un uso cada vez más destacado de la bici y menos del automóvil, según Eltis, un portal europeo de análisis sobre movilidad urbana.

En el último apartado tenemos los efectos en la salud que tienen las zonas de bajas emisiones. Una revisión sistemática publicada en 2023 analizó toda la literatura científica sobre ZBE y problemas de salud relacionados con la contaminación del aire (enfermedades cardiovasculares y respiratorias, impacto en los recién nacidos, demencia, cáncer de pulmón, diabetes y mortalidad por todas las causas) y con los siniestros de tráfico.

En sus conclusiones se destaca que allá donde hay ZBE, las enfermedades cardiovasculares descienden de manera notoria, mientras que las evidencias para otros problemas de salud no son tan consistentes. Por otro lado, los siniestros de tráfico se han reducido especialmente en Londres, pero los autores inciden en que en otras áreas donde hay ZBE no hay aún evidencia publicada.

Este artículo pertenece al 18º consultorio de Maldito Clima. La imagen de portada es de DCStudio en Freepik


Primera fecha de publicación de este artículo: 27/09/2023

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