Ya hemos hablado de qué son los SAF ("combustibles sostenibles de aviación" que se están desarrollando para sustituir al queroseno) y cómo buscan reducir las emisiones de CO₂ que genera la aviación, pero no todos son ventajas. Las materias primas necesarias para producirlos tienen sus propios impactos en el medioambiente y si el método escogido no es el adecuado puede acabar suponiendo más emisiones netas de CO₂ que el queroseno.
Estos combustibles dan “cierta sostenibilidad porque equilibran las emisiones de carbono producidas durante el vuelo con el carbono absorbido durante su producción. Pero hay emisiones cuando se refinan y luego se transportan a los aeropuertos. También hay que cultivar plantas para producirlo, lo que consume agua, espacio agrícola, mano de obra…”, advierte un piloto en la web de Marshall Skills Academy, una academia británica dedicada a la aviación.
La adopción de estos combustibles ha sido lenta “debido principalmente a los elevados costes de producción y a la ausencia de una política lo suficientemente sólida como para impulsar su implantación” tanto en España como a nivel mundial, según un informe de Ecologistas en Acción. En España se están produciendo ya grandes volúmenes de gasóleo renovable, la mayoría a partir de aceite de palma, señala la organización ecologista. En 2022 la producción mundial de SAF se triplicó respecto al año previo hasta las 240.000 toneladas, según IATA. Pese al incremento, en 2021 los SAF representaron menos del 0,1% del combustible utilizado en la aviación mundial según la Agencia Internacional de la Energía.
Para Ecologistas en Acción, un riesgo del aumento de demanda de los SAF es que tendrán que competir por las materias primas con los biocombustibles de la automoción. “Esta competencia podría provocar una subida de los precios para todos los consumidores de combustibles renovables” sin lograr aumentar la producción o más reducciones de las emisiones de carbono, señalan.
Sustituir el queroseno por biocombustibles requeriría deforestar más de tres millones de hectáreas de selva para dedicarlas al cultivo de las materias primas, según un informe de Rainforest Foundation Norway. El uso de aceites vegetales puros como el aceite de palma para producir SAF podría provocar realmente un aumento de las emisiones netas por el cambio de uso de la tierra, al liberarse el carbono fijado en los bosques al convertirlos en cultivos, denuncian los ecologistas. No obstante, este aceite de palma “es muy caro, los usos alternativos son más rentables y las aerolíneas no lo quieren por el impacto en la imagen, por lo que no se considera una materia prima en la producción industrial de SAF que vendrá”, aclara Denis Bilyarski, experto en el impacto climático y vías de descarbonización de la aviación.
No obstante, hay siete vías certificadas para producir SAF y no todas dependen de aceites vegetales. Por ejemplo, también se puede producir a partir de celulosa, una opción más abundante, según explica Ecologistas en Acción. Según los procesos y las materias primas que se usen para producirlos, estos combustibles sí “pueden tener un impacto climático considerablemente menor”, indica Denis Bilyarski.
Primera fecha de publicación de este artículo: 06/07/2023