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¿Qué son las COP sobre biodiversidad y qué se ha decidido en la COP15 de Montreal (Canadá)?

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Del 6 al 19 de diciembre, Montreal (Canadá) ha acogido la COP15, una reunión internacional relacionada con la biodiversidad. Os explicamos qué son las Conferencias de las Partes (COP) sobre biodiversidad y qué se ha hablado y acordado en estas series de reuniones.

Reuniones de los firmantes del Convenio sobre la Diversidad Biológica

El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) convocó a un Grupo Especial de Expertos sobre la Diversidad Biológica en 1988 para explorar la necesidad de crear un convenio internacional sobre la diversidad biológica. El texto del instrumento jurídico internacional se aprobó finalmente en la Conferencia de Nairobi de 1992. Ese mismo año comenzó a firmarse el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) en la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro (Brasil), organizada por la Organización de Naciones Unidas (ONU). El texto entró en vigor en diciembre de 1993

El convenio “reconoce que la diversidad biológica comprende más que las plantas, los animales y los microorganismos y sus ecosistemas al incluir a las personas y a sus necesidades de seguridad alimentaria, medicamentos, aire puro y agua dulce, vivienda y un medio ambiente limpio y saludable en el cual vivir”, según explica la Convención. Tiene tres objetivos declarados: la conservación de la diversidad biológica, la utilización sostenible de sus componentes y la participación justa y equitativa de los beneficios que se deriven de la utilización de los recursos genéticos. Actualmente han ratificado el CDB 196 países, entre los que no están Estados Unidos de América ni el Vaticano.

Los firmantes se reúnen cada dos años en la COP

Estos firmantes son conocidos como las Partes de la Convención. Y la COP es la Conferencia de las Partes, el “órgano rector” del Convenio que promueve su aplicación a través de las decisiones que adopta en sus reuniones, que desde el año 2000 se celebran cada dos años. En otras Convenciones de la ONU, como la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC), también se celebran Conferencias de las Partes.

La decimoquinta reunión de la Conferencia de las Partes (COP15) se ha celebrado en dos etapas. La primera, virtual, en Kunming (China) del 11 al 15 de octubre de 2021 y la segunda, presencial, del 7 al 19 de diciembre en Montreal (Canadá).

Hitos de las COP de biodiversidad

De las COP de biodiversidad pasadas han surgido dos protocolos. En el año 2000 se adoptó el Protocolo de Cartagena, en Cartagena de Indias (Colombia), sobre Seguridad de la Biotecnología. Entró en vigor en septiembre de 2003 y ha sido ratificado por 173 países. Su objetivo es “garantizar un nivel adecuado de protección en la esfera de la transferencia, manipulación y utilización seguras de los organismos vivos modificados” con biotecnología moderna que puedan “tener efectos adversos para la conservación y la utilización sostenible de la diversidad biológica” y posibles riesgos para la salud humana. En Maldita.es ya hemos explicado qué son y algunos mitos sobre los organismos transgénicos.

El Protocolo de Nagoya se acordó en la COP10 de Nagoya (Japón) en 2010 y entró en vigor en 2014. Se trata de un texto que regula el acceso a recursos genéticos y la participación justa y equitativa en los beneficios provenientes de su utilización, uno de los tres objetivos del CDB. Lo forman 138 estados.

En la misma COP10 también se aprobaron las Metas de Aichi y el Plan Estratégico para la Diversidad Biológica 2011-2020, con 20 objetivos a cumplir en 2015 o 2020. Ninguno se alcanzó complementamente ese año, explicó un informe del CDB que señalaba que “la diversidad biológica disminuye a un ritmo sin precedentes y las presiones que causan esta disminución se intensifican”, lo que a su vez va contra los esfuerzos para hacer frente a la crisis climática.

El informe detalla que sólo seis de los 20 objetivos se cumplieron parcialmente para 2020: la identificación y priorización de especies exóticas invasoras para controlar y erradicar las especies prioritarias; la designación como áreas protegidas de al menos el 17% de las zonas terrestres y el 10% de las zonas marítimas y costeras; la entrada en vigor y en funcionamiento conforme a la legislación nacional del Protocolo de Nagoya; la elaboración de una estrategia y un plan de acción nacionales en materia de diversidad biológica “eficaces, participativos y actualizados”; los avances en conocimientos y las tecnologías sobre la diversidad biológica, sus valores y funcionamiento, su estado y tendencias y las consecuencias de su pérdida; y la movilización de recursos financieros para aplicar de manera efectiva este mismo Plan Estratégico para la Diversidad Biológica 2011-2020.

Cuatro objetivos para 2050 y 23 metas para 2030 acordadas en Montreal

Este 19 de diciembre se han acordado en la COP15 de Montreal cuatro objetivos para 2050 y 23 metas para 2030. Para el final de esta década, los 196 países del CDB se han comprometido a la conservación efectiva del 30% de las zonas terrestres, aguas continentales, zonas costeras y océanos; a una restauración completa o en proceso de al menos el 30% de los ecosistemas degradados; a “acercar a cero” la pérdida de áreas de gran importancia para la biodiversidad, incluidos los ecosistemas de gran integridad ecológica, es decir, con elevada biodiversidad; y reducir a la mitad el exceso de nutrientes y el riesgo general que plantean los plaguicidas y los productos químicos altamente peligrosos. Lo acordado se conoce como el Marco mundial Kunming-Montreal de la diversidad biológica.

Entre otras metas está movilizar para finales de esta década al menos 200.000 millones de dólares cada año en financiación nacional e internacional, tanto dinero público como privado, relacionado con la biodiversidad. Además, los “países desarrollados” han firmado dar al menos 20.000 millones de dólares anuales en “flujos financieros internacionales” hacia los países menos ricos y subir esa cifra a 30.000 millones de dólares cada año para 2030. Reducir a la mitad la llegada y el establecimiento de especies potencialmente invasoras y erradicarlas y controlarlas en islas y otros lugares prioritarios es otro objetivo. El desperdicio alimentario también está entre lo acordado y los países firmantes aspiran a reducirlo a la mitad de cara al final de la década.

“No solamente se establece que hace falta proteger los valores naturales existentes, sino que hay que poner énfasis en la restauración de la naturaleza allá donde sus redes fundamentales se han erosionado y, sobre todo, identifica la necesidad de reducir el impacto de los agentes de cambio que están detrás de esta erosión (especies invasoras, polución, uso insostenible de la biodiversidad, etc.)”, ha valorado a Science Media Centre España Lluís Brotons, investigador del CSIC en el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF por sus siglas en catalán) y co-coordinador del Laboratorio de Biodiversidad y Ecología del Paisaje.

“A partir de ahora empieza el trabajo duro: implementar todos estos objetivos en un tiempo récord, menos de 10 años. Hay mucho trabajo por delante, incluido para la comunidad científica”, opina Alicia Pérez-Porro, coordinadora científica del CREAF, en declaraciones a Science Media Centre. “El acuerdo está lejos de ser perfecto y se podría haber beneficiado de más ambición política, pero nada resta importancia al hecho de que ha costado mucho llegar hasta aquí y ahora ya tenemos una hoja de ruta sobre la que trabajar todos en la misma dirección”, ha indicado la científica.

Para Brotons “por lo menos ha habido un paso adelante en reconocer la importancia de hacer frente a la crisis de biodiversidad y acercarla un poco más al centro de la palestra política mundial. El desarrollo de planes de biodiversidad ambiciosos a nivel nacional y el desarrollo de un marco de evaluación y monitoreo del marco serán ahora el marco de juego principal”. "Este no es el Acuerdo de París de la Biodiversidad, pero claramente es un paso positivo en la buena dirección”, ha aclarado.

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