Durante la tarde del 30 de agosto, en la comarca del Baix Empordà (Girona) cayó una tormenta de granizo de excepcional intensidad: los granizos alcanzaron un máximo de 10 centímetros de diámetro. Se trata del mayor tamaño desde 2002, según informó el Servicio Meteorológico de Cataluña, aunque la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) ha apuntado a algún registro similar en 1986 en Lleida. La tormenta ha dejado decenas de heridos y una bebé de 20 meses ha fallecido.
QUINA BARBARITAT... Un altre vídeo d'aquest vespre a casa un amic, a la Bisbal d'Empordà. Sembla Oklahoma. Descomunal 😱😱😱💥💥💥 @eltempsTV3 @enricagud @Oriol_RB @Jordisolerramio @meteofarnell @meteocat @TomeuRigoR pic.twitter.com/ONrWbCsePr
— Marc Gassó Torrents (@MeteoGasso) August 30, 2022
Un Mediterráneo más caliente puede haber favorecido el gran tamaño de los granizos, pero no es el único factor
Una de las preguntas es si las altas temperaturas del mar Mediterraneo han podido favorecer la intensidad de esta granizada. El Mediterráneo alcanzó temperaturas de hasta 5 ºC mayores de lo normal este julio debido a las olas de calor y el 30 de agosto las aguas estaban entre los 26 y los 28 ºC, según los datos satelitales.
El portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) Rubén del Campo ha indicado a Maldita.es que es necesario analizar con más detalle las circunstancias exactas de esta tormenta. Explica que, en principio, la combinación de una vaguada (una lengua de aire frío en niveles medios y altos de la troposfera) con las aguas superficiales más cálidas pudo tener algo que ver en la formación de un granizo tan grande. “Pero no olvidemos otros factores decisivos, como la humedad atmosférica no sólo cerca de la superficie sino también en niveles medios y altos”, señala.
“Si el mar está caliente, se puede evaporar más agua. Que haya más humedad en niveles bajos favorece que caiga más cantidad de agua y por otro lado favorece que la inestabilidad atmosférica sea mayor”, explica el meteorólogo y divulgador Benito Fuentes. Y coincide con Del Campo al señalar que una alta temperatura del mar “influye, pero no es lo único” porque para que se dé una tormenta “es imprescindible que haya inestabilidad atmosférica”.
¿Afecta el calentamiento global a las granizadas? En el sur de Europa puede aumentar su frecuencia e intensidad….
El granizo es un fenómeno localizado. El investigador sobre física de la atmósfera de la Universidad de León José Luis Sánchez Gómez y sus compañeros han publicado varios estudios sobre el granizo, centrados sobre todo en el sur de Francia y algunas zonas de la península ibérica. Según explica Sánchez Gómez a Maldita.es, han observado que el calentamiento global está provocando un aumento de las situaciones favorables para el granizo en el suroeste de Europa y una tendencia al aumento del tamaño del granizo especialmente en las zonas de montaña. En las zonas más bajas, el número de días de granizadas (donde normalmente el granizo es pequeño, no como la tormenta excepcional de Girona) está disminuyendo.
Una de las claves está en que, debido al calentamiento global, la altura de la atmósfera a la que se alcanzan los 0 ºC (que funden el granizo) estará cada vez más elevada. Benito Fuentes explica el funcionamiento: por un lado, “conforme el granizo va cayendo, se encuentra con capas de aire cerca de la superficie que están muy cálidas y se va deshaciendo. Si, por causa del calentamiento global, el nivel de los 0 ºC poco a poco estará más alto, el granizo va a tener más dificultad para llegar al suelo porque las capas de aire cálido que va a tener que atravesar van a tener más temperatura”. Esto puede debilitar las bolas de granizo de menor tamaño, explica.
Pero, al mismo tiempo, “el calor en superficie favorece las corrientes de aire ascendentes que hay en las tormentas y hace que sean más potentes. Estas corrientes de aire ascendentes son clave en la formación del granizo porque sostienen la bolita de hielo en el aire hasta que adquiere un tamaño lo suficientemente grande como para que la propia corriente de aire no pueda mantenerlo ‘flotando’ [y se precipite]”. Por tanto, mayores corrientes de aire ascendente favorecen la formación de bolas más grandes porque las mantienen más tiempo ‘engordando’ en el aire, indica Fuentes.
“Un aumento de la altura del nivel de fusión se asocia a una disminución del número de granizos pequeños (de 5 a 7 milímetros de diámetro), no tiene ningún efecto aparente en el rango medio (de 7 a 9 mm), y es concomitante con un aumento del número de granizos más grandes, especialmente en los rangos de 11 a 21 mm”, indica el estudio de Sánchez Gómez de 2015 realizado con datos de sensores situados en el sur de Francia.
José Luis Sánchez Gómez resume a Maldita.es: “El futuro es que, en la mayor parte del territorio, habrá pocas tormentas de granizo pero aquellas que sean disparatadas y descomunales irán aumentando su frecuencia”. Y uno de los ejemplos es la de Girona.
…pero a nivel global no hay una tendencia clara
A nivel global, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) no puede ofrecer una conclusión clara sobre el efecto que tendrá el aumento de temperatura en la frecuencia de las granizadas. Dice que hay “confianza baja” de que haya “potenciales cambios futuros” en el granizo, igual que en otros fenómenos meteorológicos muy locales como las tormentas de viento o los desprendimientos de tierra [pág. 25]. Rubén del Campo explica que “al tratarse de fenómenos muy locales, son difíciles de estudiar” y “los modelos climáticos a largo plazo no son capaces de hacer estos pronósticos”.
