Desde el 1 de enero de 2023, invertir en determinadas centrales nucleares y de gas fósil será considerado “sostenible” por la Unión Europea (UE). El 11 de julio de 2022 finalizó el plazo para que el Consejo Europeo se opusiera a la propuesta planteada por la Comisión, por lo que esta superó el último paso y ya está oficialmente aprobada. Te explicamos en qué consiste la propuesta y algunos de los requisitos que impone para considerar verdes el gas y la nuclear.
Qué es el acto delegado complementario
En 2020, la Unión Europea aprobó su taxonomía, una clasificación de las actividades económicas creada para fomentar la inversión privada en aquellas sostenibles para el medioambiente. El reglamento fija seis áreas que deben respetarse: mitigación del cambio climático (reducir emisiones), adaptación al cambio climático, uso sostenible del agua, transición hacia una economía circular, control de la contaminación y protección de la biodiversidad.
Esta taxonomía, en vigor desde el 12 de julio de 2020, se ha ido completando con actos delegados (poderes que asume la Comisión Europea para adoptar actos no legislativos). El acto delegado relacionado con el clima se aprobó en 2021, pero dejó fuera las actividades relacionadas con la energía nuclear y el gas fósil. En el primer caso, porque aún se estaba evaluando si la energía nuclear puede cumplir con el requisito de no causar un daño significativo al resto de áreas medioambientales, como el uso del agua. En el caso del gas, la Comisión consideró necesario seguir reflexionando sobre “el papel del gas en la descarbonización de la economía de la Unión”.
En febrero de 2022, la Comisión propuso un nuevo acto delegado complementario relativo a la energía nuclear y el gas. Como el Parlamento Europeo y el Consejo no se han opuesto a la propuesta, el nuevo texto entrará en vigor el 1 de enero de 2023. A partir de entonces, ciertas actividades económicas relacionadas con el gas natural y la energía nuclear serán etiquetadas como “sostenibles” por la Comisión de cara a los inversores privados si cumplen con determinados requisitos.
El cambio de definición
El reglamento sobre la taxonomía crea tres tipos de actividades sostenibles: hipocarbónicas (art. 10.1), transitorias (10.2) y facilitadoras (16). Según el acto delegado recién aprobado, la nuclear y el gas se han clasificado como transitorias porque no cuentan con “alternativas hipocarbónicas viables desde el punto de vista tecnológico y económico a una escala suficiente para satisfacer la demanda de energía de manera continua y fiable”.
Sin embargo, esta definición es diferente a la que le daba previamente el reglamento a esta categoría: sólo menciona que dichas tecnologías no cuenten con “alternativa ni tecnológica ni económicamente viable” y que ayudan a dirigirse hacia una economía de emisiones neutras. Es decir, el nuevo acto delegado amplía la definición de la taxonomía general. La calificación de todas las actividades económicas ya incluidas en la taxonomía está disponible en la página web de la Comisión Europea.
Gas fósil: las nuevas centrales deben desplazar al carbón
¿En qué casos las nuevas centrales de gas serán consideradas verdes o “sostenibles”? Como decimos, no siempre. Una central para generar electricidad con gas que consiga un permiso de construcción antes de 2031 será etiquetada como “sostenible” y “de transición” si sustituye a una central de petróleo o carbón, si no hay una alternativa renovable y si se reconvierte hacia los gases renovables o hipocarbónicos antes de 2036. Esto último “puede contribuir a acelerar la transición de fuentes de energía con altas emisiones de carbono, como el carbón”, asegura la Comisión. Además, la nueva central debe reducir las emisiones de la anterior al menos un 55% a lo largo de su vida productiva [anexo I, 4.29].
En los Estados de la UE que producen energía con carbón, una nueva central de gas sólo será calificada como verde si dicho país tiene un compromiso oficial para eliminar progresivamente el carbón como fuente de energía. Polonia, uno de los países de la UE que más utiliza el carbón, aún no tiene un compromiso de desmantelamiento completo, pero podría acogerse a la taxonomía una vez adoptado. El país ha planificado reducir la generación de electricidad con carbón hasta el 60% en 2030 [pág. 26] y firmó un acuerdo en la COP26 para eliminar las centrales de hulla en 2049.
Pero otros países miembros sí han adoptado estos compromisos y planean sustituir el carbón reforzando el gas. Alemania, con un 17% de uso del carbón y una estrategia de desmantelamiento aprobada en 2020, fue uno de los países favorables al gas en los debates sobre la taxonomía. Italia, aunque usa menos el carbón, quiere cerrar sus centrales en 2025 y considera sustituirlas por “entre otras cosas, la construcción de unidades termoeléctricas adicionales a gas”, según su Plan Nacional Integrado de Energía y Clima [pág. 8].
En España, la generación de electricidad con carbón es residual, por lo que habría muy poco margen para invertir en la instalación de nuevas centrales de gas acogiéndose a la taxonomía y tampoco existe un plan de desmantelamiento del carbón.
Energía nuclear: deben existir almacenes para residuos radiactivos
El principal argumento de la Comisión Europea para incluir a la energía nuclear en la taxonomía verde es que prácticamente no emite gases de efecto invernadero cuando produce energía, como indica el acto delegado complementario. Uno de los requisitos para que una central nuclear nueva se considere “sostenible” y “de transición” es que el país donde se instale tenga almacenes definitivos para residuos radiactivos de baja y media intensidad ya operativos y un plan para abrir una instalación para los de alta actividad de aquí a 2050.
España, por ejemplo, tiene un centro de almacenamiento definitivo para los residuos de menor actividad en Hornachuelos (Córdoba), pero su almacén para los residuos más activos no empezaría a funcionar hasta al menos 2073. Otros países, como Alemania, están localizando áreas para abrir un almacenamiento geológico profundo (AGP) para este tipo de residuos, pero de momento no tiene un plan detallado para poner en marcha esta infraestructura en la fecha señalada.
Los países que ya disponen de ese plan son Finlandia, Suecia y Francia. Finlandia prevé tener sus almacenamientos operativos en 2025 o 2026, Suecia en torno a 2030 y Francia pretende iniciar su construcción en 2025, indica a Maldita.es Enresa, el organismo encargado de gestionar los residuos nucleares en España. Además "es posible que Suiza planifique también un repositorio para los años 2040", añaden. *
En cuanto a la ampliación de la vida útil de las centrales existentes, el programa para guardar residuos nucleares de alta actividad sólo será necesario si el proyecto de ampliación se aprueba después** de 2025, con lo que los proyectos de ampliación de centrales nucleares aprobados ahora sí podrían obtener la etiqueta verde para la inversión privada si cumplen el resto de requisitos.
Además, la Comisión establece requisitos más allá de la normativa vigente, por ejemplo, fechas de expiración para acelerar la transición a tecnologías avanzadas, y fechas definitivas para la creación de instalaciones operativas de eliminación, según explica.
Uno de los países que más apoyó la inclusión de la nuclear en la taxonomía verde fue Francia, que ha anunciado la instalación de, al menos, seis nuevos reactores. El Estado francés anunció el 6 de julio de 2022 su intención de renacionalizar la eléctrica EDF, que acumula 43.000 millones de euros de deuda y tiene un alto coste de mantenimiento de sus centrales nucleares, como contamos en Maldita.es.
*Hemos ampliado esta información el 13 de julio de 2022 a las 16:25 para añadir los países europeos que cuentan con un plan para poner en marcha un almacén de residuos nucleares de alta actividad para 2050.
**En una versión anterior decíamos que sólo los proyectos de ampliación de la vida útil de las centrales nucleares aprobados "antes de 2025" deberán contar con un almacén definitivo de residuos nucleares de alta actividad. Hemos modificado esta información el 16 de julio de 2022 para corregirlo.