¡Hola, malditas y malditos! Estás leyendo el primer consultorio de Maldito Clima. Te damos la bienvenida. A partir de ahora, lo tendrás listo cada último viernes de mes cogiendo el testigo del consultorio semanal de Maldita Ciencia. De ahora en adelante trataremos de responder a las preguntas que nos hagáis a través de nuestra web, nuestra cuenta de Twitter, nuestro correo electrónico ([email protected]) y nuestro chatbot de WhatsApp (+34 644 229 319).
Seguro que tienes un montón de dudas sobre clima, medio ambiente, biodiversidad, energía y muchos otros temas, especialmente aquellos que os suenen raro o no lleguéis a entender. Aquí estamos para responder tus dudas sobre la crisis climática y todo lo relacionado con ella. ¡Vamos allá!
¿Qué es la adaptación al cambio climático y en qué se diferencia de mitigación?
Para limitar la crisis climática hay que hacer adaptación al cambio climático y mitigación del cambio climático. Quizás te suenen mucho estos dos conceptos pero a veces no se explican bien ni se aclaran las diferencias entre estas dos acciones clave en la transición ecológica. Si sigues leyendo te lo aclaramos.
La adaptación es el proceso de ajuste al clima real (o al que se prevé) y a sus efectos. Trata de moderar o evitar los daños que supone el cambio climático. Aunque sea un fenómeno con consecuencias negativas para el planeta, la crisis climática también supone, en casos excepcionales, una oportunidad para algunos organismos y en eso también se centra la adaptación. Por ejemplo, algunas plantas crecen mejor con mayores niveles de dióxido de carbono, asociados al aumento de emisiones de gases de efecto invernadero pero, como contrapartida, las plagas de insectos también prosperarán en un mundo más cálido y la disponibilidad de agua será menor en zonas agrícolas más secas que necesitan riego, por lo que, los beneficios del aumento del dióxido de carbono para algunos cultivos se verán probablemente superados por los efectos negativos del estrés térmico y la sequía.
En cambio, la mitigación consiste en reducir las emisiones de gases de efecto invernadero o potenciar los sumideros de estos gases, como indica el glosario del quinto informe de síntesis del IPCC (AR5). Es decir, mitigar es limitar el impacto del cambio climático al reducir la cantidad de gases de efecto invernadero en la atmósfera, mientras que la adaptación trata de ajustarse al clima que viene para disminuir los efectos negativos del calentamiento global.
Por lo tanto, no son conceptos opuestos sino complementarios para afrontar el gran desafío que supone la crisis climática. La mitigación reduce todos los impactos del cambio climático y, por lo tanto, reduce el reto de la adaptación, mientras que la adaptación es selectiva: puede moderar los impactos negativos y aprovechar los excepcionales impactos positivos para algunos organismos, como hemos explicado antes.
Además, la mitigación tiene beneficios globales (y de forma secundaria a nivel local o regional), cuando la adaptación suele funcionar a escala a escala regional, pero sobre todo local.
Otra diferencia es que los beneficios de la mitigación de hoy se mostrarán dentro de varias décadas debido al largo tiempo de permanencia de los gases de efecto invernadero en la atmósfera, mientras que muchas medidas de adaptación serían efectivas inmediatamente y producirían beneficios al reducir la vulnerabilidad a la variabilidad climática, según el cuarto informe del grupo de trabajo II del IPCC (AR4).
La mitigación no sólo se consigue favoreciendo las energías renovables, sino también reduciendo la emisión de otras sustancias que pueden contribuir de forma directa en la limitación del cambio climático, como las partículas en suspensión, o de forma indirecta, como el monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno, compuestos orgánicos volátiles y otros elementos.
La protección contra las inundaciones a través de diques y presas y, en las regiones con escasez de agua, la reutilización de las aguas residuales, el bombeo de pozos profundos y la desalinización a gran escala son ejemplos de adaptación al cambio climático.
¿Dónde se reciclan las chapas de las botellas de vidrio?
Las botellas de vidrio, ¿a qué contenedor van? A la hora de reciclar, esta duda es fácil de resolver: siempre al verde. ¿Pero qué ocurre con la chapa o tapa de este recipiente? Nos habéis preguntado cómo se puede reciclar esta parte de la botella que, obviamente, no es de vidrio y no se echa en el contenedor verde. La respuesta es al contenedor amarillo, siempre que no optes por reutilizarlas jugando a las chapas.
Las tapas y tapones de plástico, de metal y chapas van al contenedor amarillo, explica en su web la organización Ecoembes. La composición de las chapas es aluminio, uno de los materiales más reciclados. Además, todo el aluminio usado es reciclable, según Ecoembes.
En este artículo de Maldita.es comparamos el impacto ambiental de las botellas de plástico, de aluminio, de vidrio y briks. Y recuerda la importancia de reducir y reutilizar los residuos, además de reciclar, para disminuir el impacto ambiental de nuestro consumo.
¿Cuándo se considera un día nublado o con sol y nubes?
Mirar la previsión del tiempo es importante para saber qué ropa llevar y qué planes podemos hacer a lo largo del día. La diferencia entre un cielo despejado y un cielo nublado puede significar cambiar lo que vas a hacer, pasar frío o calor. Pero, entre esos dos extremos, hay un estado intermedio con nubes en el cielo. ¿Dónde se pone el límite para pasar de despejado a sol con nubes o nublados? En resumen, el cielo se divide en varias partes y según cuántas tengan nubes, estamos en un escenario u otro.
Para medir la nubosidad, en las observaciones meteorológicas se divide mentalmente el cielo en ocho partes, explica a Maldita.es Rubén del Campo, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). Cuando ninguna parte o un octavo está con nubes, se considera el cielo despejado. Si hay dos o tres octavos con nubes, el cielo se encuentra poco nuboso. Con cuatro, cinco o seis octavos se habla de cielo nuboso. El cielo está cubierto con siete u ocho octavos de cielo con nubes.
No hay que confundir la nubosidad con los intervalos nubosos, que es un período de tiempo en el que se alternan cielos con pocas nubes con cielos más nublados. Porque “no es que haya nubecitas en el cielo. Para esto está la categoría de poco nuboso o nuboso”, aclara Del Campo. Puedes leer cómo se definen otros términos meteorológicos que usa la AEMET en sus predicciones en su Manual de uso de términos meteorológicos. Además, en Maldita.es hemos explicado cómo calcula esta agencia meteorológica la probabilidad de precipitaciones.
¿El papel de aluminio alarga la vida útil de las pilas?
Otra consulta que nos habéis hecho es si el papel de aluminio o de plata sirve para aumentar la vida de las pilas, como las que usábamos constantemente antes de que las baterías recargables de litio inundarán nuestros dispositivos electrónicos y que seguimos utilizando en los mandos de las televisiones. Otras versiones dicen que poner un trozo de papel de aluminio entre la pila y el contacto en una pila que ya no funciona ayuda a revivirla. Pero no es así.
“Si interponemos un trozo de papel de aluminio entre uno de los polos y el contacto del aparato, estaremos creando un puente conductor y esto solamente es justificable en el caso de haberse producido la holgura suficiente en el muelle como para que el polo de la pila deje de hacer contacto. Pero la vida de la pila es exactamente la misma. No cambia nada a nivel interno y, por lo tanto, no extendemos su vida útil”, explica el maldito Oscar Lázaro, ingeniero y experto en materiales que nos ha prestado sus superpoderes. El experto ha llegado a hacer la prueba interponiendo un trozo de papel de aluminio en uno de los polos y envolviendo la pila. Las medidas de voltaje y amperaje (que define su capacidad y, por tanto, su duración) son las mismas, como puedes comprobar en el siguiente vídeo.
Además, no existe un razonamiento científico válido detrás de este supuesto truco. De hecho, puede ser un peligro si optamos por envolver la pila con papel de aluminio porque “corremos el riesgo de conectar los polos entre sí, provocando un cortocircuito que producirá calor y podrá incluso generar fuego”. Por tanto, “no se puede concluir científicamente que el papel de aluminio ayude a extender la vida útil de las baterías”, según el ingeniero.
Todavía no hemos terminado...
Antes de deciros adiós, os recordamos lo que seguramente os sonará del consultorio de Maldita Ciencia: no somos ambientólogos ni ingenieros pero contamos con ayuda de personas que son expertas en su campo para resolver vuestras dudas. En el caso de preguntas sobre salud y medioambiente, trataremos de responderlas aunque lo mejor es que acudas a un profesional sanitario si tienes alguna dolencia. ¡Gracias por leernos y buen fin de semana!
Para la redacción de este artículo nos ha ayudado el maldito Oscar Lázaro, ingeniero y experto en materiales.
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