Para reducir emisiones o protegerse contra los efectos del cambio climático hace falta financiación. Pero no todos los países tienen las mismas posibilidades financieras ni la misma responsabilidad de haber generado el calentamiento global, como reconoce Naciones Unidas. Por ello, existen mecanismos a través de los cuales los países desarrollados aportan el dinero necesario para que los países en desarrollo puedan reducir sus emisiones (mitigar el cambio climático) o protegerse de sus efectos (adaptarse a él). Esto es lo que se conoce como financiación climática.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado hoy en la COP26 que España aumentará un 50% su compromiso actual de financiación climática para llegar a los "1.350 millones de euros anuales a partir de 2025"*.
Naciones Unidas reconoce que la contribución de los países desarrollados al cambio climático y su capacidad financiera es distinta a la de los países en desarrollo
La Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) reconoce que combatir el cambio climático “requiere la cooperación más amplia posible de todos los países” teniendo en cuenta “sus responsabilidades comunes pero diferenciadas, sus capacidades respectivas y sus condiciones sociales y económicas”.
Por ello, establece que los países desarrollados (que figuran en el Anexo II de la Convención) deben proveer de “recursos financieros” a las Partes que son países en desarrollo para permitir que cumplan con la Convención. Para ello establece un mecanismo de financiación cuyo funcionamiento encarga a “una o más entidades internacionales existentes”.
La financiación puede ser pública o privada y debe destinarse tanto a la mitigación como a la adaptación al cambio climático
El Fondo para el Medioambiente Mundial (GEF) se ha encargado del funcionamiento del mecanismo de financiación desde que la Convención entró en vigor en 1994. Este fondo gestiona a su vez dos fondos especiales: el Fondo Especial para el Cambio Climático (SCCF) y el Fondo para los Países Menos Desarrollados (LDCF). Además del GEF, en 2011 se estableció que el Fondo Verde para el Clima (GCF) también gestionaría el mecanismo de financiación.
Todos estos fondos están orientados a que los países cumplan con las obligaciones del Acuerdo de París, el acuerdo más reciente de la Convención. El Fondo para la Adaptación (AF), creado en 2001 para gestionar la financiación del acuerdo anterior (el Protocolo de Kyoto), sirve al Acuerdo de París desde 2019.
La financiación climática también puede gestionarse por “conductos bilaterales, regionales y otros conductos multilaterales”, según la Convención. Las organizaciones que proporcionan estos conductos son públicas y privadas y pueden consultarse en la lista publicada en la ONU. Entre los conductos bilaterales se encuentran ministerios de exteriores o las agencias de cooperación al desarrollo de varios países. Entre los conductos multilaterales están varios bancos, como el Banco Europeo de Inversiones (EIB) o el Banco Caribeño de Desarrollo (CDB).
Según el Acuerdo de París, la financiación climática debe ir dirigida tanto a la mitigación como la adaptación al cambio climático, es decir, tanto a aplicar medidas de reducción de emisiones como para establecer sistemas que permitan proteger a la población de los efectos del cambio climático, como los eventos meteorológicos extremos.
Movilizar más financiación para lograr el objetivo de 100.000 millones al año, una meta de la COP26
En las Conferencias de las Partes (COP) de Copenhague (2009) y Cancún (2010) se adoptó y formalizó el acuerdo de conseguir que los países desarrollados de la Convención movilizaran cada vez más dinero hasta llegar a un total de 100.000 millones de dólares estadounidenses al año a partir de 2020 y el Acuerdo de París (decisión 1.CP21) extendió ese compromiso hasta 2025.
Según el último informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en 2019 se llegó a 79.600 millones de dólares. Aunque los datos de 2020 no están disponibles, el secretario general de la OCDE, Mathias Cormann considera que “es claro que la financiación climática seguirá por debajo del objetivo”.
Por ello, uno de los objetivos de la COP26 que se celebrará en Glasgow a partir del 31 de octubre de 2021 es movilizar más financiación para que se alcance el objetivo de los 100.000 millones de dólares al año y establecer un nuevo objetivo de financiación a partir de 2025 que tome como base dicha cantidad.
*Hemos actualizado esta noticia el 1 de noviembre de 2021 para añadir el anuncio del presidente del Gobierno para aumentar la aportación española a la financiación climática.
Primera fecha de publicación de este artículo: 25/10/2021