Nadie duda que, si el fin de semana del 9 de enero tuvo una protagonista, esa fue Filomena y las grandes nevadas que dejó a su paso por casi toda España. En este contexto, os han surgido muchas dudas, como qué medidas debemos tener en cuenta en plena ola de frío y qué precauciones podemos llevar a cabo para evitar accidentes relacionados con este fenómeno. Además, nos habéis planteado a qué se debe ese color anaranjado del cielo durante la noche cuando el suelo se encuentra cubierto de nieve.
"La explicación es sencilla: ocurre porque la nieve es una superficie blanca y con una alta capacidad de reflejar la luz que le llega" explica a Maldita Ciencia Mar Gómez, doctora en Físicas y responsable del área de meteorología de eltiempo.es.
Lo que ocurre es que las luces que necesitamos para alumbrar la ciudad por la noche se reflejan sobre la superficie nevada, dando esa sensación de luminosidad en el ambiente (también en el cielo, que percibimos de un tono anaranjado). "Ese tono se podía percibir incluso en zonas del extrarradio, por la reflexión de la luz sobre ella, algo que no ocurre en una superficie oscura", apunta la experta.
"Si estuviéramos en un bosque, sin iluminación, o en una zona perdida de la montaña con la misma cantidad de nieve, no se habría producido este efecto", explicaba José Miguel Viñas, experto de Meteored en El Mundo. ¿Por qué? Porque no habría luz que el blanco manto pudiese reflejar.
Este fenómeno también ocurre con la luz natural, no solo con la contaminación lumínica nocturna. De ahí que estos días puedas estar echando de menos unas buenas gafas de sol al salir a la calle.
De hecho, prestar especial atención a nuestra vista en la situación actual es importante, ya que el reflejo del sol en el hielo y en la nieve (aunque también en la arena, el agua o si miramos directamente al sol o a un eclipse solar) puede causarnos fotoqueratitis, una enfermedad ocular dolorosa que ocurre cuando el ojo se expone a rayos ultravioleta (UV).