La revista Science ha escogido como el avance científico más importante del año 2023 los fármacos contra la obesidad como el Ozempic. Respondemos algunas preguntas sobre los medicamentos GLP-1 seleccionados por esta revista científica.
¿Qué es el Ozempic y otros medicamentos similares?
Al alimentarnos, el intestino produce la hormona GLP-1, una sustancia que regula el apetito, generando sensación de saciedad. Existen una serie de fármacos cuya función consiste en imitar la acción de esta hormona y que, como consecuencia, son útiles en la pérdida de peso, siempre bajo prescripción médica. Uno de los más conocidos, sobre el que ya hemos hablado en otras ocasiones en Maldita.es, es Ozempic (semaglutida), pero hay toda una familia de fármacos similares como Victoza/Saxenda (liraglutida), entre otros.
¿Cuál es su objetivo y cómo funcionan?
Estos fármacos están diseñados originalmente para mejorar el control del nivel de glucosa en sangre en personas adultas con diabetes tipo 2, la más frecuente. Su mecanismo de acción consiste en favorecer la producción de insulina y, con ello, reducir niveles de azúcar en sangre.
También actúan sobre receptores cerebrales. Así, aumentan la sensación de saciedad y disminuyen la de hambre, facilitando la reducción de peso y grasa corporales. Son varios los estudios que demuestran su utilidad en la pérdida de peso (entre el 5 y 10% en un año) si se utilizan, en las personas a quienes se prescriben, junto a cambios en el estilo de vida y actividad física.
¿En qué casos están recomendados?
En España sólo dos de ellos, Saxenda (liraglutida) y Wegovy (semaglutida), están indicados para el control de peso, en un contexto de alimentación saludable y práctica de ejercicio. El resto de medicamentos análogos del GLP-1 están sólo autorizados para personas con diabetes del tipo 2.
¿Existen efectos adversos asociados?
Su alta demanda para perder peso ha supuesto problemas de desabastecimiento, lo que supone un riesgo para las personas con diabetes. Al utilizarse como un producto “milagro”, no se tienen en cuenta los posibles cambios de hábitos por parte de los pacientes: “¿Aprenderá el paciente a controlar su ansiedad? ¿Hará ejercicio? Lo que vendrá después será un efecto rebote”, explicaba el endocrino Antonio Mas en su cuenta de X/Twitter.
Además, el propio consumo del fármaco puede producir efectos adversos, aunque no todas las personas los sufran, como explican las fichas técnicas tanto de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) como de la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés).
Ana de Hollanda, experta en endocrinología y coordinadora del Área de Obesidad de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) señalaba a Maldita.es que los efectos secundarios más frecuentes son digestivos. Entre ellos, náuseas, diarrea, vómitos e incluso estreñimiento.
También pueden producirse otros efectos adversos graves menos frecuentes que los anteriores, como explica la ficha que proporciona la AEMPS sobre la Saxenda (liraglutida). Es el caso de la inflamación del páncreas (pancreatitis), que puede causar un dolor intenso en el estómago y la espalda, o reacciones alérgicas graves (reacciones anafilácticas). Ante cualquier tipo de efecto adverso, señala la AEMPS, es aconsejable consultar con un médico, farmacéutico o enfermero, “incluso si se trata de posibles efectos adversos que no aparecen en este prospecto”.
¿Qué ocurre si una persona los utiliza sin receta médica?
La endocrina Ana de Hollanda aclaró que los efectos secundarios que puede tener un paciente que se trate con medicamentos análogos del GLP-1 siendo diabético y otro que no tenga diabetes serán similares: “Los efectos secundarios son prácticamente iguales”. El problema es que su uso se descontrole: “Esto puede hacer que aparezca el efecto rebote. Los pacientes dejan un día de comer tanto, pero cuando dejan la medicación de un día para otro vuelven al peso inicial. Si pierdes peso sin seguimiento y sin control, se pierde músculo, y el problema es que cuando se recupera el peso se hace en forma de grasa y no de músculo”. Además, explica que hay casos –poco frecuentes– en los que el paciente desarrolla “una intolerancia digestiva grande” y acaba en el hospital.
“Es un medicamento muy fuerte. Si no está llevado por un especialista puedes tener pancreatitis”, explicó en TikTok el especialista en nutrición Dany de la Garza. Tanto de la Garza como de Holanda señalan que son medicamentos “educadores”, es decir, que si no se acompañan de dieta, ejercicio y buenos hábitos, se recupere el peso inicial.
“El tratamiento farmacológico no es una solución para el problema poblacional de la obesidad. La obesidad solo puede ser abordada desde un marco multifactorial que mejore las condiciones de vida de las personas. Abrazar el tratamiento farmacológico como única solución supone cronificar la obesidad renunciando a modificar las causas que empeoran la salud de las personas”, destaca Luis Cereijo, investigador en epidemiología social y cardiovascular de la Universidad de Alcalá en declaraciones a Science Media Centre (SMC) España.
La clave para Cereijo es el abordaje colectivo y no individual de las causas detrás la obesidad: “La ciencia lleva décadas señalándonos la desigualdad como uno de los factores fundamentales de la obesidad. Asumir el enfoque individual del tratamiento farmacológico hará que todas estas causas subyacentes sigan perjudicando a la vida de las personas. Es urgente centrar el foco en las causas fundamentales y abordar las desigualdades sociales en salud como un problema poblacional derivado de las condiciones de vida. El exceso de peso no debe ser concebido como el problema, sino como un síntoma de aquello que está reduciendo la calidad y esperanza de vida de las personas. El desarrollo del GLP-1 tampoco resolverá el grave problema de la estigmatización de las personas que viven con exceso de peso”, concluye.
Actualizado el 1 de mayo de 2024 con la aprobación del Wegovy (semaglutida) para el control de peso.
Primera fecha de publicación de este artículo: 14/12/2023