“Cambia tu dieta para quedarte embarazada más rápido. Intenta la dieta de fertilidad de Gina ahora (Change your diet to get pregnant faster. Try Gyna’s Fertility Diet now, en el inglés original)”. Este mensaje publicitario entre historia e historia de Instagram sugiere que existen dietas que garantizan que una mujer pueda quedarse embarazada antes. Sin embargo, el conjunto de lo que comemos no solo no puede asegurar que este estado se consiga con mayor rapidez, sino que ni siquiera puede garantizar que vaya a ocurrir en algún momento.
A pesar de que la alimentación importa tanto al hablar de fertilidad como de salud en su conjunto, esta no se considera un tratamiento ni una garantía de embarazo. Al igual que el descanso, la actividad física y el resto de hábitos saludables diarios (no fumar ni beber, mantener unos niveles de estrés moderados…), la alimentación influye en nuestro estado de salud general y, así, en las funciones que el organismo tiene que desempeñar. Entre ellas, la reproducción. Sin embargo, no existen ni alimentos milagro ni dietas universales para mejorar la fertilidad.
En opinión de las expertas consultadas por Maldita.es, este tipo de publicidad, al que tenemos acceso de manera aleatoria y descontextualizada, puede ser peligroso, al sugerir que la alimentación es “un cero o un cien” en temas de fertilidad. Dar a entender que el conjunto de lo que comemos supone “o todo o nada”, es simplificar un proceso que depende de multitud de factores y que, en realidad, es muy complejo.
Ni superalimentos ni dietas milagro: no existe la receta secreta para lograr el embarazo
Los superalimentos no existen: no hay alimento alguno que, por sí solo y gracias a los nutrientes que aporta, nos permita lograr una salud de hierro ni superar una enfermedad, pero tampoco adelantar una posible fecundación. “Nos alimentamos con un conjunto de alimentos, no con nutrientes aislados”, recuerda a Maldita.es Carmen Aragón Valera, vocal del área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).
Tampoco existe una dieta universal que vaya a lograrlo, como ocurre con ‘LA’ dieta para perder peso o ‘LA’ dieta para aumentar masa muscular (sospecha de toda aquella que prometa resultados rápidos y con poco esfuerzo). Cada cuerpo es diferente y un mismo patrón alimentario no conseguirá los mismos resultados en todas las personas que lo pongan en práctica. Su repercusión dependerá de otros muchos factores. Por ejemplo, y hablando de embarazo, de la edad, de los precedentes médicos (problemas hormonales, endometriosis, virus del papiloma humano, baja reserva ovárica…), del peso, los niveles de estrés y de los hábitos diarios.
Aunque una alimentación saludable (rica en frutas y hortalizas, con proteínas de calidad, granos integrales y grasas adecuadas) “tiene efectos metabólicos beneficiosos que influyen positivamente en la fertilidad en comparación con otros patrones [de alimentación] occidentales”, como señala Valera, esta nunca será una garantía de que la mujer que quiera quedarse embarazada lo consiga.
La importancia de la alimentación en la fertilidad
A pesar de que no exista dieta alguna para garantizar una fecundación efectiva, lo que comemos y el impacto que esto tiene sobre nuestra salud sí interfiere en la fertilidad, así como lo hacen las alteraciones del estado nutricional, tanto por exceso como por defecto. “El bajo peso altera la regulación del ciclo menstrual produciendo desaparición de la regla y de la ovulación. El sobrepeso y la obesidad, por su parte, dan lugar a resistencia a la insulina, que a su vez influye en el funcionamiento del ovario y es uno de los componentes del síndrome de ovario poliquístico, una de las principales causas de infertilidad”, explica Valera.
Incluso durante el embarazo, el peso excesivamente bajo y el sobrepeso son factores de riesgo. “Ambos suponen un mayor riesgo de aborto y de complicaciones, en general”, advierte a Maldita.es Federica Moffa, ginecóloga y directora médica de Fertilab Barcelona.
En relación al modelo de alimentación, la experta señala que “es mejor evitar comportamientos que perjudican nuestra salud (tabaquismo, consumo de alcohol, abuso de productos ultraprocesados…) que comer alimentos concretos o seguir dietas específicas que presuman de poder obtener el embarazo más rápidamente”. También, garantizar el aporte necesario de ácido fólico y cianocobalamina (B12), antioxidantes y hierro, como ya explicamos en Maldita.es.
Desde el centro de nutrición Júlia Farré, la dietista-nutricionista Claudia Brassesco coincide y añade que una mala alimentación, el déficit de ciertos nutrientes y un peso no saludable pueden reducir las reservas de sustancias nutritivas necesarias para que los sistemas reproductivos, tanto de la mujer como del hombre, funcionen correctamente: se sabe que la falta de antioxidantes y omega 3 en la alimentación puede afectar a la calidad del esperma.
Lo importante es llevar una vida saludable: mantenernos activos físicamente, descansar lo suficiente, controlar los niveles de estrés… “En esta ecuación, también la alimentación es importante, pero no como algo milagroso, sino como parte de algo que nos va a hacer estar sanos, que va a hacer que nuestro cuerpo funcione mejor y que, por lo tanto, nuestro sistema reproductivo también lo haga”, concluye Moffa.
La alimentación no solo afecta a la fertilidad de la mujer
La dieta de los hombres también influye en que se dé o no una fecundación efectiva, al repercutir en la calidad de las células reproductoras masculinas. “La cantidad y calidad de los nutrientes que se toman pueden afectar a la calidad del esperma actuando en el metabolismo energético de esta célula (el proceso que le da fuerza para flagelar y moverse)”, concluyen los autores de un estudio publicado en la revista científica International Journal of Molecular Sciences.
Continúan señalando que las dietas ricas en ácidos grasos saturados (presentes en productos como la mantequilla, el queso y las carnes grasas) y bajas en ácidos grasos poliinsaturados (nueces, semillas de girasol o pescados como el salmón o la caballa) afectan de forma negativa a la calidad de los espermatozoides. También el exceso de carbohidratos refinados (presentes en el azúcar, las pastas y arroces no integrales o en las harinas refinadas). Sobre el papel de los carbohidratos complejos (harinas y pastas integrales, granos completos…) en el potencial reproductivo masculino no hay suficientes estudios. Por último, una dieta baja en proteínas, así como la deficiencia de ciertos aminoácidos, se considera un posible factor de riesgo para la infertilidad masculina.
No todas las dietas sirven a todo el mundo
Teniendo en cuenta que la alimentación jamás servirá como tratamiento para asegurar la fecundación y la consecución de un embarazo (mucho menos inmediato), pero que sí es importante comer siguiendo un patrón saludable, de cara a este o cualquier otro objetivo, hay que recordar que cada organismo es diferente y tiene distintos requerimientos: “No es lo mismo la dieta para una mujer sana que para otra con déficit de vitamina D o con ovario poliquísitico”, adelanta Moffa.
De ahí que no tenga sentido hablar, como se menciona en el mensaje publicitario de una “dieta de la fertilidad”: existirán tantas como mujeres que buscan quedarse embarazadas.
Primera fecha de publicación de este artículo: 24/03/2023