En las últimas dos décadas, el número de mujeres que cobran la pensión de jubilación en España ha aumentado en un millón de personas. Pero las cuantías de las mismas no ha crecido a la misma velocidad. Mientras que la pensión media de los hombres rompió la barrera de los 1.000 euros en 2009, la de las mujeres la ha alcanzado en 2022.
Esta brecha de género en las pensiones es una consecuencia de las condiciones laborales de las mujeres que, históricamente, han tenido sueldos más bajos, peores condiciones de trabajo (mayor parcialidad o temporalidad) y una vida laboral atravesada por los cuidados o las labores domésticas. La brecha es mayor en las pensiones más antiguas según los últimos datos de la Seguridad Social, para lo cual se han creado diversos mecanismos, como los complementos, que buscan combatir esta desigualdad.
En la actualidad las mujeres cobran de media 514 euros menos de pensión al mes que los hombres, un 32% menos
Pese a que la ocupación femenina ha crecido y a las sucesivas revalorizaciones, la brecha de género en las pensiones no ha bajado aún del 30%. La jubilación media de las mujeres es un 32% más baja que la de los hombres en 2024, aunque la diferencia sí se ha reducido en los últimos años: en 2006 esa distancia era del 40%.
La pensión de jubilación es la más común de las pensiones contributivas. Según el informe del observatorio social de las personas mayores elaborado por CCOO para 2023 [pág. 25], estas son las prestaciones más relacionadas con las contribuciones a la Seguridad Social y las que tienen una mayor cuantía económica. La condición para acceder a ellas es haber alcanzado la edad mínima de jubilación (65 años) y haber cotizado al menos durante 15 años.
Teresa Marcos, maldita que nos ha prestado sus superpoderes e inspectora de Trabajo y Seguridad Social explica que “tradicionalmente las mujeres son las que han solicitado excedencias, reducciones de jornada e incluso han dejado de trabajar para el cuidado de sus hijas e hijos”. Marcos también incide en las medidas de conciliación tanto para madres como para padres que, según ella, están ayudando a reducir la brecha de género, aunque se trata de medidas recientes que se verán reflejadas en el futuro, prosigue Marcos.
La brecha es mayor en las pensiones más antiguas: en las nuevas se ha reducido a la mitad
El análisis por franjas de edad deja ver que la brecha es especialmente mayor en las personas de entre 75 y 85 años, mientras que en las nuevas jubilaciones (65 a 69 años) se ha reducido a la mitad.
Estas generaciones son distintas en varios aspectos, según Luisa Fuster, catedrática de economía en la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) y autora de estudios e informes sobre la brecha de género en las pensiones. La experta indica a Maldita.es, que las mujeres de las generaciones más antiguas. Fuster también explica que otra de las cosas que ha influido mucho entre generaciones es el nivel educacional, ya que antes las mujeres tenían menos acceso a la educación superior. En la actualidad la sitación ha cambiado. En Maldita.es os contamos en el último cuatrimestre de 2023 el 42% de los varos con empleo contaban con estudios superiores mientras que las mujeres en esta situación escalaban al 52%.
Complementos específicos para reducir la brecha de género o para conseguir llegar al mínimo: en su mayoría los reciben las mujeres
En 2021 se creó un complemento específico para atenuar esta brecha de género en las pensiones contributivas que venía a sustituir el anterior complemento por maternidad creado en 2016. Este complemento varía en función del número de hijos que pueden haber afectado al desarrollo de la carrera profesional.
Existen también otros complementos para las pensiones más bajas, como los complementos para llegar al mínimo. Según los últimos datos, la pensión media de jubilación de las mujeres que lo reciben es de 772,59 euros al mes.
Este complemento también se asigna en otros tipos de pensiones como las de viudedad o las de incapacidad permanente. En el caso de la viudedad, el 97,68% de las personas que reciben el complemento a mínimos son mujeres.
Decenas de miles de mujeres dependen de la pensión de viudedad o las no contributivas para la jubilación
Mientras que las pensiones contributivas se conceden en función de la edad y el tiempo cotizado en la Seguridad Social, las no contributivas dependen de la situación personal y los ingresos de cada persona y son una prestación que pueden percibir las personas que no han cotizado los suficientes años para la jubilación contributiva.
El perfil más habitual de quienes perciben las no contributivas de jubilación, según el último informe del IMSERSO de enero de 2024, es el de “una mujer española, casada, con una edad comprendida entre los 70 y los 74 años.
La experta en brecha de género en pensiones, Luisa Fuster, explica que las mujeres de generaciones anteriores “no cotizaron suficiente para recibir una pensión de jubilación” y en ellas la pensión mayoritaria es la de viudedad, que es más baja”. La pensión de viudedad es una pensión contributiva en función de la cotización que hubieran obtenido los cónyuges durante su vida.
El informe sobre la brecha de género en las pensiones elaborado por la catedrática Luisa Fuster para el Instituto Santalucía en 2023 está elaborado mediante los registros individualizados de la Seguridad Social, lo que permite un análisis más profundo de los datos. Este informe hace hincapié en la importancia de las pensiones de viudedad y dice que “son cruciales para evitar situaciones de pobreza en la vejez”, ya que un 41% de las mujeres sólo reciben este tipo de pensión. Según Fuster, la prestación por viudedad reduce considerablemente la brecha de género y un 18% de las perceptoras reciben ambos tipos de ayudas: jubilación y viudedad.
En este artículo ha colaborado con sus superpoderes la maldita Teresa Marcos, inspectora de Trabajo y Seguridad Social.
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