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¿Qué es Altri? Un proyecto industrial en Lugo que usará madera de eucalipto
Cuando se cita a Altri en titulares y mensajes en redes, se habla de un proyecto para instalar una fábrica de celulosa y fibra textil en Palas de Rei, un pequeño municipio de Lugo. Altri es en realidad el nombre de una de las empresas que están detrás del proyecto.
Según recoge la información oficial, la instalación usará madera de eucalipto para fabricar celulosa (el componente fundamental del papel) y lyocell, un tipo de tejido para ropa hecho con pasta de madera de eucalipto. La fábrica tendría infraestructuras auxiliares en Melide y Santiso (dos municipios de A Coruña) y Agolada (Pontevedra). El nombre que usan los promotores es “proyecto Gama”.

¿En qué fase está el proyecto? A 4 de abril de 2025, ha obtenido el visto bueno ambiental, pero quedan otros
El proyecto de fábrica ha recibido en marzo de 2025 una declaración de impacto ambiental favorable de la Xunta de Galicia, que está disponible en este buscador indicando en el apartado “clave expediente” el número “2024/0004”.
Obtener ese documento (abreviado como DIA) es obligatorio para cualquier proyecto industrial que quiera instalarse en España. Para emitirlo, la Administración consulta la documentación presentada por el promotor y comprueba si los impactos que menciona cumplen las normas o el proyecto debe modificarse. Lo habitual es que, una vez lo aprueba como “favorable”, también señale algunas condiciones que debe cumplir el promotor.
Tras este visto bueno, al proyecto le quedan algunos pasos importantes antes de que pueda empezar a construir, entre ellos:
La autorización ambiental integrada: la otorga la Xunta e indica qué impactos ambientales se le autorizan finalmente (cuánto podrá contaminar el aire o el agua, por ejemplo) y algunas medidas para que cause el menor daño: cómo gestionará sus residuos, cómo medirá la contaminación, etc.
El permiso para conectar la instalación a la red eléctrica (el ‘enganche’), que en este caso otorga el Gobierno central a través del Ministerio para la Transición Ecológica.
La concesión de aguas: un permiso para poder usar una cantidad de agua determinada. Lo dan los organismos de cuenca, que pueden ser confederaciones hidrográficas o Gobiernos autonómicos. En este caso depende de un organismo de la Xunta (Augas de Galicia).
Completar la financiación. Los promotores indican que este proyecto supone invertir 1.000 millones de euros y esperan reunir un 25% de fondos públicos y subvenciones.
Según ha indicado el promotor a medios de comunicación y ha afirmado el ministro de Industria, Jordi Hereu, el proyecto ha pedido ayudas públicas de una línea del Plan de Recuperación dedicada a la descarbonización industrial (PERTE de descarbonización) y este Ministerio está evaluando la solicitud.
¿Qué empresas forman parte del proyecto? Altri y Smarttia, que han constituido Greenfiber
En relación con este proyecto, es fácil ver en publicaciones nombres de distintas empresas. Explicamos qué estructura sociedad hay detrás para aclarar las aportaciones de cada una.
La empresa responsable del proyecto es Greenfiber SL, una entidad creada específicamente para este proyecto. Esta empresa está constituida en un 75% por la portuguesa Altri y un 25% por la española Smarttia. En un primer momento, una filial de Altri en España fue la que inició los trámites administrativos.
Altri es una empresa portuguesa que produce celulosa, papel, madera y energía. Smarttia es una empresa dedicada a la infraestructura de energías renovables y negocios inmobiliarios. Dentro de esta última sociedad se encuentra Greenalia, una empresa española con negocios en energías renovables (eólicas, solar, biomasa, hidrógeno y almacenamiento). En ocasiones se dice que el proyecto es Altri y Greenalia. No es incorrecto.
¿Qué críticas recibe el proyecto? Más de 27.000 alegaciones y tres manifestaciones hasta abril de 2025
Las principales críticas ambientales de quienes se oponen al proyecto se centran en el empleo de eucaliptos por la planta, el uso de agua y sus vertidos depurados de vuelta a la cuenca, la afección de zonas naturales protegidas y el impacto en el paisaje de la comarca da Ulloa.
Durante la evaluación de impacto ambiental, ciudadanos, asociaciones y plataformas redactaron más de 27.000 alegaciones al proyecto. Según se resume en la DIA, estas alegaciones criticaban su impacto socioeconómico, comentaban que puede afectar el patrimonio natural como zonas protegidas, ríos y la Ría de Arousa, que iba a suponer la plantación de eucaliptos, que sería perjudicial para la salud y la calidad del aire y también para el paisaje y el patrimonio del Camino de Santiago.
La ley que regula la declaración de impacto ambiental indica que estas alegaciones deben ser tenidas en cuenta en el informe, reflejar si se ha cambiado algo del proyecto o responder a los alegantes.
En paralelo a esto, se han convocado al menos tres protestas (en mayo de 2024, en diciembre de 2024 y en marzo de 2025) de distintas plataformas ciudadanas y ecologistas. Entre las entidades que han apoyado estas concentraciones y que han presentado alegaciones contra el proyecto están la plataforma Ulloa Viva, la Plataforma en Defensa da Ría de Arousa, ADEGA (Asociación para a Defensa Ecolóxica de Galiza), la Sociedade Galega de Historia Natural, la Federación Ecoloxista Galega, la Sociedade Galega de Ornitoloxía, SEO/BirdLife, Amigos de la Tierra, WWF, Greenpeace y Ecoloxistas en Acción.

Impactos ambientales del proyecto: eucaliptos
Como decimos, una de las críticas que destacan sobre este proyecto es que usará madera de eucalipto para sus procesos. La fábrica tiene el objetivo de generar un máximo de 400.000 toneladas anuales de celulosa soluble y 200.000 toneladas de lyocell. Para ello, dicen que emplearán 1,2 millones de toneladas de madera de eucalipto al año.
Los detractores de Altri dicen que traerá una “eucaliptización” porque fomentará el aumento de estas plantaciones en forma de monocultivo, es decir, grandes zonas donde sólo crece una especie de planta buscando sólo el beneficio económico para la industria de la celulosa y la madera.
Pero, según aparece en la DIA y defiende la empresa, no se incrementarán las plantaciones de eucalipto de Galicia, sino que se usará “eucalipto excedentario”, árboles que actualmente se comercializan fuera “por falta de mercado interior”. Hay que recordar que el Plan Forestal de Galicia tiene como objetivo ir limitando y reduciendo la superficie de eucalipto de esta comunidad.
El eucalipto no es un género de árbol natural de la península ibérica. En España, su cultivo se desarrolló sobre todo durante los años 40 para fomentar la industria maderera en la dictadura franquista, al ser un árbol que crece rápido y se adapta a muchos suelos y climas. Sin embargo, un comité científico del Ministerio de Agricultura dictaminó en 2017 que esta especie es invasora porque:
Sus hojas no se descomponen fácimente y los animales no pueden consumirlas bien
Altera las propiedades del suelo y consume mucha agua
Contribuye a la pérdida de biodiversidad por ser un monocultivo forestal (se planta intencionadamente, desplazando a especies locales) como ayudando a otras especies invasoras a instalarse
Tienen mucha capacidad de colonizar espacios alterados, especialmente tras incendios forestales
Suponen un elevado riesgo de incendio por la acumulación de hojas y los aceites inflamables que generan de forma natural
Vinculado a los dos puntos anteriores, puede haber un bucle en el que incendios forestales favorecen el crecimiento de eucaliptos y estos favorecen los incendios forestales.
Impactos ambientales del proyecto: uso de agua y vertidos

El proyecto ha solicitado una concesión para usar 16,79 hm3 de agua al año. Las organizaciones contrarias a esta fábrica dicen que este volumen es equivalente al de toda la provincia de Lugo. Como referencia, en Galicia se distribuyeron unos 170 hm3 de agua en 2022, según el INE y tomando como referencia los contadores de agua potable.
Este uso del agua (que aún no se ha autorizado) no implica consumir o ‘perder’ todos esos litros. El agua se depuraría y se devolvería al cauce del río Ulla, como indica la DIA. La empresa también alega que esa agua solicitada representa un máximo, no el uso habitual, que cifra en 20.000 metros cúbicos diarios. Además, el embalse de donde se toma el agua no la almacena para el consumo humano, sino para producir energía hidroeléctrica.
La devolución al río de aguas depuradas es también punto de fricción. Grupos ecologistas temen que este vertido suponga una contaminación del río Ulla que acabe afectando a la Ría de Arousa, la más extensa y de mayor producción acuícola de Galicia. Otro impacto ambiental que tendrá este vertido es que devuelve al río agua a una mayor temperatura, lo que podría afectar al hábitat de las especies que viven en el cauce. El promotor ha incluído en su análisis este posible aumento de temperatura y distintos órganos de la Xunta indican en la DIA que no se producirá una variación apreciable, aunque organizaciones ecologistas cuestionan que estas mediciones no son veraces.
En la DIA se recoge este posible impacto por la fábrica. Sin embargo, diferentes órganos de la Xunta (la Dirección General de Pesca, Augas de Galicia, la Dirección General de Salud Pública y la Dirección General de Patrimonio Natural) han pedido aclaraciones durante la tramitación de la declaración de impacto ambiental, concluyendo que el promotor aplicará medidas (entre ellas, construir dos depuradoras) y que la actividad cumplirá la ley en cuanto a la protección del ecosistema.
Impactos ambientales del proyecto: zonas protegidas y paisaje
La oposición del proyecto señala que la fábrica afectará a varias zonas naturales a proteger, además de la citada Ría de Arousa. En concreto, la Zona de Especial Conservación (ZEC) Serra do Carreón, la más cercana a la fábrica y sobre la que el proyecto debe garantizar una franja de amortiguamiento de 50 metros de distancia, o la ZEC Sistema fluvial Ulla-Deza, y otros hábitats fuera de la Red Natura 2000 pero con interés comunitario.
En la DIA se reconoce la posibilidad de esos impactos, tanto en las obras como en el funcionamiento de la fábrica, pero los organismos autonómicos dan su visto bueno al proyecto con la condición de que el promotor haga informes periódicos sobre el estado de varias especies protegidas.
La oposición también menciona otros espacios que podrían perjudicarse, como la ZEC Sobreirais do Arnego o el Parque Nacional de Illas Atlánticas, pero estos no se valoran en la DIA.
Por último, tanto la DIA como la oposición al proyecto reconocen que la fábrica tendrá un impacto en el paisaje, destacando el tamaño de una chimenea de 75 metros. Esta estructura está diseñada para que los contaminantes atmosféricos que emite la fábrica se dispersen a suficiente distancia y no afecten a la salud pública o al medioambiente. Este impacto es relevante porque la fábrica estará situada a un kilómetro del Camino de Santiago.

*La imagen destacada tiene dos elementos. A la izquierda, una ilustración del promotor del proyecto sobre cómo quedaría la fábrica; a la derecha, una manifestación contra el proyecto, con la pancarta “Altri Non” (Miguel Riopa/ AFP)