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Desinformaciones y conspiraciones sobre huracanes en Estados Unidos

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  • Se comparten en redes sociales diferentes narrativas desinformadoras y conspiraciones sobre huracanes
  • Algunas indican que estas tormentas pueden ser modificadas o controladas artificialmente
  • Otras cuestionan la trayectoria que han tomado algunos huracanes o que se realicen vuelos cerca de ellos “con patrones extraños”
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La temporada de huracanes de Estados Unidos, que va del 1 de julio al 30 de noviembre, está recibiendo mucha atención y desinformación. Tras el paso del huracán Helene y a punto de recibir el impacto del huracán Milton, mensajes en redes sociales comparten narrativas desinformadoras y conspiraciones sobre estas tormentas tropicales.

  • “Las torres de radar meteorológico pueden modificar el tiempo”

  • “Se ha patentado un dispositivo para controlar huracanes y tornados”

  • “No se han visto nunca huracanes formados en el golfo de México que se muevan hacia el este”

  • “Pueden controlar el tiempo con geoingeniería”

  • “La NOAA está haciendo trabajos de modificación de huracanes”

  • “Los extraños patrones de vuelo sobre el huracán Milton”

  • “Los huracanes solo impactan en estados de mayoría republicana”

    La narrativa desinformadora de que las torres de radar meteorológico pueden modificar el tiempo

    Existe una narrativa desinformadora que indica que diferentes infraestructuras, como las antenas de telefonía o de comunicaciones, pueden modificar el tiempo. De manera paralela, también se menciona al proyecto HAARP, un programa de investigación de la ionosfera (capa superior de la atmósfera), sin ninguna evidencia

    En este contexto han circulado contenidos, como esta publicación en Twitter (ahora X) que muestra una foto de una torre de radar meteorológico (concretamente, el radar doppler de Langley Hill, en el Estado de Washington, en Estados Unidos) con el mensaje “puede que tengamos que destruir estas cosas”. Este mensaje se publicó el 6 de octubre de 2024, semanas después de la llegada del huracán Helene y dos días antes de que se emitiera una alerta para el huracán Milton.

    Como hemos explicado en Maldita.es y precisa el Servicio Meteorológico Estadounidense, estos radares meteorológicos funcionan emitiendo pulsos electromagnéticos con una longitud de onda capaz de detectar gotas de nieve, agua o granizo. Este pulso viaja hasta chocar con esas gotas y rebota de vuelta al radar, lo que permite ver dónde se encuentran las nubes y las posibles precipitaciones. 

    Estos pulsos electromagnéticos “no tienen la energía necesaria ni siquiera para mover las gotas de agua”, explica Shirley Murillo, subdirectora de la División de Investigación de Huracanes de la Oficina Estadounidense de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, siglas en inglés), a Science Feedback, miembro al igual que Maldita de la International Fact-Checking Network (IFCN).

    Destruir un radar meteorológico impediría ver dónde se encuentran estas nubes y detectar eventos meteorológicos extremos con la suficiente antelación para preparar a la población.

    La desinformación de que se ha patentado un dispositivo para controlar huracanes y tornados

    Un tuit indica que “el 2 de noviembre de 2001, el inventor Andrew Waxmanski presentó una patente para un dispositivo de control de huracanes y tornados” y añade que “la patente se aprobó el 8 de mayo de 2003”. A este mensaje se adjuntan dos elementos audiovisuales: un vídeo de un radar donde se muestran anomalías y elementos extraños y una captura de pantalla de la patente.

    Captura de la publicación donde se ven anomalías de radar y una captura de pantalla de la patente.

    Por un lado, las señales anómalas que señalan en el vídeo como si probaran que se pueden manipular estos fenómenos son falsos ecos: interferencias que el radar meteorológico recibe que no son lo que está buscando o bien errores en su funcionamiento. La NOAA cuenta con una guía para detectar esos falsos ecos y explicar su origen. Algunos ejemplos de falsos ecos están causados por las olas del mar, redes Wi-Fi, animales voladores (insectos, aves, murciélagos…), las aspas de parques eólicos, humo y el propio sol.

    Por otro lado, la patente que sale en el mensaje existe y está registrada con el nombre “dispositivo de control de huracán y tornado”. A fecha de publicación de este artículo, la patente se encuentra abandonada, lo que significa que su inventor no ha pagado las tasas y el invento no cuenta con los derechos de exclusividad de la patente.

    La patente, como indica en su resumen, consiste en colocar dispositivos que proyectan ondas de sonido que afectan a la formación de los huracanes y tornados, bien sea perturbándolos o debilitándolos. Sin embargo, tener una patente de un dispositivo no significa que este funcione ni que se esté utilizando.

    Frank Marks, director de la División de Investigación de Huracanes de la NOAA, explica a USA Today, miembro al igual que Maldita.es de la IFCN, que esta patente no funcionaría: “Las ondas de sonido no podrían producir una diferencia de presión suficiente en una región lo bastante extensa como para frenar o desviar el viento” de un huracán. Un huracán, al igual que una borrasca, es una zona donde la presión atmosférica es más baja que la de su alrededor, por lo que, en teoría, cambiar esta diferencia de presión es lo que conseguiría mitigar el huracán.

    La narrativa falsa de que no existen huracanes generados en el golfo de México que se muevan hacia el este

    “He estado observando el rastro de tormentas desde los años 80. ¿Cuántas veces he visto a un huracán empezar ahí [el golfo de México] y moverse hacia el este de esta manera? Cero”. Con mensajes como este se está difundiendo una narrativa que dice que no existen huracanes generados en el golfo de México que se desplacen hacia el este, como sucede en el caso del huracán Milton. Pero es desinformador.

    Información del huracán Milton proporcionada por el Centro Nacional de Huracanes a 9 de octubre de 2024.

    La NOAA cuenta con una herramienta que permite investigar entre más de 13.000 huracanes, ciclones y  tormentas, incluyendo categoría, trayectoria y otros datos de interés, desde 1851. Un usuario de esta aplicación ha registrado varios huracanes que se han formado en el golfo de México y se han dirigido en dirección este, como el huracán Milton. El último de ellos, el huracán Earl, en 1998. Otros ejemplos de tormentas detectadas en el golfo de México que se movieron hacia el este que se pueden ver en la herramienta son el huracán Danny (1997) o Hazel (1953).

    The Weather Channel, especializado en información climática y meteorológica, explica que aunque la mayoría de huracanes que afectan a Estados Unidos se forman en el mar Caribe o en el Atlántico, no es raro que se formen tormentas en el golfo de México a estas alturas de la temporada de huracanes, que va del 1 de junio al 30 de noviembre, indica la NOAA. La dirección de Milton hacia el este “tiene que ver con los vientos en los niveles superiores de la atmósfera, que lo están impulsando en esa dirección”, explica el medio.

    La narrativa desinformadora de que la CIA “puede controlar el tiempo” en referencia a la geoingeniería

    La miembro de la cámara de representantes Marjorie Taylor Greene (Georgia, Partido Republicano) publicó en su cuenta de X el siguiente mensaje: “Sí, pueden controlar el tiempo. Aquí el director de la CIA durante el Gobierno de Obama, John Brennan, hablando de ello”. Este mensaje se publicó el 6 de octubre de 2024, pocos días antes de la llegada del huracán Milton a Estados Unidos.

    El texto se acompaña de un vídeo de Brennan hablando en 2016 durante una entrevista sobre diferentes “retos globales”. En el clip, Brenann habla de geoingeniería, un campo de estudios que investiga técnicas para contrarrestar el calentamiento global provocando un enfriamiento de la atmósfera. Estas técnicas no están orientadas a modificar el tiempo atmosférico, sino el clima, pero en cualquier caso, no son lo suficientemente maduras como para aplicar a gran escala y pueden introducir nuevos riesgos desconocidos, indica el Grupo Intergubernamental de expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).

    El clip de Brennan que publica la representante, disponible en la web de C-SPAN, habla de la inyección de aerosoles estratosféricos. Esto es una técnica de geoingeniería que consistiría en emitir a la atmósfera partículas que reflejen la luz solar para impedir que esta caliente la superficie de la Tierra. Es lo que ocurre tras algunas erupciones volcánicas y causa una bajada de temperaturas.

    Pero el exdirector de la CIA no está diciendo que se estén aplicando estas técnicas. En el vídeo se ve a Brennan explicando en qué consiste la técnica y ofreciendo sus puntos de vista: es “relativamente barato, unos 10.000 millones de dólares al año”, pero conlleva “desafíos para el Gobierno [de Estados Unidos] y para la comunidad internacional, como el riesgo de alterar patrones meteorológicos y beneficiar o perjudicar ciertas regiones del planeta”.

    La narrativa desinformadora que indica que la NOAA está haciendo trabajos de “modificación de huracanes”

    Diferentes mensajes en redes dicen que la NOAA tiene o tenía un programa para la “modificación de huracanes”. Estos mensajes se comparten, además, cuando Estados Unidos acaba de sufrir el impacto del huracán Helene y está a punto de recibir otro, pocas semanas después, del huracán Milton. Lo cierto es que la NOAA admite que contó con un programa experimental de modificación de huracanes a mediados de los años 60, pero también explica que sus resultados no fueron los esperados y que en la actualidad no existe ningún proyecto en este país dedicado a la modificación de huracanes.

    Según explican en la web del Laboratorio de Meteorología y Oceanografía Atlántica, entre 1962 y 1983 tuvo lugar el proyecto STORMFURY. La idea de este proyecto era utilizar la siembra de nubes con yoduro de plata para debilitar una parte importante de los huracanes: la pared del ojo, alrededor del ojo del huracán, que es donde se producen las precipitaciones y vientos más fuertes. En teoría, esta siembra de nubes podría generar otra pared del ojo del huracán que ‘compitiera’ con la original, debilitando toda la estructura de la tormenta.

    Sin embargo, este proyecto no funcionó. En primer lugar, porque estas paredes del ojo secundarias ya ocurren en huracanes de forma natural. Segundo, porque la siembra de nubes necesita que el agua se encuentre en estado líquido a cierta temperatura (agua súper enfriada) sin hielo, y los huracanes cuentan con mucho hielo de forma natural y no tanta agua de este tipo. Y por último, porque no contaban con métodos para detectar si los resultados eran diferentes en un huracán estándar y en uno que se había intentado modificar.

    Aparte de esta siembra de nubes, se han valorado —que no intentado— otras técnicas para intentar modificar los huracanes: enfriar el océano de forma artificial, retrasar la evaporación del agua, ‘alejar’ el huracán usando bombas de hidrógeno, inyectar aire en el centro del huracán para desequilibrar la diferencia de presión o ‘soplar’ las tormentas con molinos. Todas estas técnicas, indica la NOAA, “se quedan cortas de lo que supone el tamaño y la energía de un ciclón tropical”.

    Como ejemplo de lo que supone esta energía, la NOAA explica que la energía cinética (la energía que tiene por su movimiento) de un huracán es 1.500.000.000.000 vatios al día, lo que equivale a la mitad de la capacidad de generación eléctrica de todo el planeta.

    La narrativa de los “extraños patrones de vuelo” sobre el huracán Milton

    Se comparte un vídeo donde dicen que la NOAA está haciendo “extraños patrones de vuelo” por encima del huracán Milton unas horas antes de que llegue a las costas de Estados Unidos. El vídeo está tomado desde la aplicación FlightRadar24 y es posible ver un registro de ese vuelo (NOAA49) en FlightAware.

    Captura de pantalla del vídeo que habla de los “extraños patrones de vuelo” de la NOAA por encima del huracán Milton. El registro de vuelo se puede consultar en FlightAware.

    En realidad, la NOAA hace rutinariamente vuelos dentro de los huracanes y tormentas tropicales para tomar datos adicionales y mejorar las predicciones meteorológicas. Estos vuelos también sirven para desplegar drones y sondas que den más información sobre el evento meteorológico, explica la NOAA en su página web.

    Estos patrones de vuelo en torno a los huracanes —concretamente, más cerca del ojo— han ayudado a mejorar las previsiones de trayectoria de estas tormentas, según un trabajo científico publicado en 2024 que empleó datos de vuelo de una de las aeronaves de la NOAA de 2018 a 2020.

    La narrativa desinformadora de que los huracanes sólo impactan en estados de mayoría republicana

    Una imagen publicada en redes muestra un mapa con huracanes que han causado importantes daños en Estados Unidos, como Harvey (2017), Laura (2020) o Michael (2018), preguntando: “¿A nadie le parece un poco extraño que estos sólo afecten a estados republicanos?”, en referencia a Texas, Florida, Louisiana, Mississippi y Alabama, estados que tienden a votar al Partido Republicano en las elecciones presidenciales.

    Como explica la NASA, los huracanes necesitan de cuatro elementos para formarse y reforzarse: agua caliente del océano, alta humedad en el aire, baja cizalladura vertical del viento (pocos cambios bruscos en su dirección o velocidad) y perturbaciones preexistentes como varias tormentas. En áreas tropicales, como el mar Caribe o el golfo de México, se reúnen las condiciones ideales para que se den todos estos elementos, añade la NOAA. Se da la coincidencia de que todos los estados que bordean el golfo de México tienden a votar más al partido republicano.

    Sin embargo, esto no siempre ha sido así. Por ejemplo: el huracán Sandy de 2012 afectó a las costas de Florida, un estado que por entonces votaba al partido demócrata. Este huracán también afectó a zonas que suelen votar al partido demócrata, como Virginia, Washington DC, Maryland, Delaware, Nueva York o Nueva Jersey.

    También hay ejemplos de huracanes y tormentas tropicales que afectan a estados de tendencia demócrata, como Henri (2021), Irene (2011) o Isabel (2003).

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