En Maldita.es ya hemos hablado sobre los efectos en la salud del vapeo: es menos dañino que fumar pero tiene también muchos otros riesgos. Ahora nos habéis consultado sobre si los residuos de los cigarrillos electrónicos se pueden reciclar. La respuesta es que, en teoría, pueden ser reciclados y sus materiales, reaprovechados.
El cigarrillo electrónico o vapeador es un residuo peligroso al tener batería incorporada, según dicta la ley de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE), indica a Maldita.es Roberto Longueira, experto en gestión de residuos industriales y maldito que nos ha donado sus superpoderes. Como todo RAEE, es susceptible de ser reciclado, “en mayor o menor medida, siempre y cuando se gestione correctamente”. Pero su pequeño tamaño es un hándicap de cara a su correcto reciclado, añade.
Como los componentes electrónicos pueden ser contaminantes y requieren un tratamiento especial para su reciclaje, deben entregarse de forma separada de otros tipos de residuos. “Si sustituimos un cigarrillo electrónico por otro nuevo, el distribuidor tiene la obligación de quedarse con el viejo, tanto si es en un punto de venta físico como si se hace por internet. El consumidor dispone de un mes para entregar el residuo al vendedor”, como indica el artículo 22 de la citada ley sobre RAEE, aclara a Maldita.es Alberto Vizcaíno, ambientólogo y consultor en sostenibilidad y gestión ambiental.
Según la Unión de Promotores y Empresarios del Vapeo (UPEV), los cigarrillos electrónicos se pueden reciclar en su totalidad. La patronal de estos cigarrillos indica a Maldita.es que el objeto lleva una batería con un tanque de líquido y un pequeño mecanismo electrónico cubierto por una carcasa de plástico o metal.
La UPEV afirma que “en el caso de los desechables, va todo junto y en el caso de los recargables, se pueden separar por partes. Todos los componentes, una vez depositados en el punto limpio, se desmontan para tratar cada componente de forma adecuada”. Los empresarios de los cigarrillos electrónicos señalan que en sus tiendas especializadas hay contenedores especiales para cada parte del cigarrillo electrónico y así poder reciclarlos. Es más, todos los establecimientos comerciales con una superficie destinada a la venta de aparatos eléctricos y electrónicos con un mínimo de 400 m² están obligados a la recogida de los RAEE muy pequeños de modo gratuito, aclara Vizcaíno.
Longueira concluye: “Se puede gestionar como un único dispositivo depositándolo en contenedores específicos para RAEE o en el punto limpio de nuestro municipio o separando la batería del dispositivo si es posible, lo que mejoraría notablemente la reciclabilidad del conjunto”.
Pero, una vez depositados para su gestión, ¿son realmente reciclados? Alberto Vizcaíno opina que probablemente muy poco. “El reciclaje de RAEE en general es muy limitado. Suele implicar la destrucción del equipo mediante trituración para rescatar metales por sus propiedades electromagnéticas. En el caso de los cigarrillos, por tamaño y complejidad, salvo que se entregue al distribuidor y este disponga de un proceso específico de reciclaje, resulta improbable que se recupere una cantidad importante del material que lo forma”.
Por cierto, en ningún caso los cigarrillos electrónicos van al contenedor amarillo, ya que “ni el cartucho, ni la batería ni el aparato en sí es un envase doméstico”, aclara a Maldita.es Ecoembes, encargada de gestionar los residuos en ese contenedor.
En este artículo han colaborado con sus superpoderes el consultor ambiental Roberto Longueira.
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