Cuando Francia le regaló a Estados Unidos la Estatua de la Libertad a finales del siglo XIX, esta megaescultura era de un color marrón rojizo. Pero, con el paso de los años, fue cambiando hasta adquirir el tono verdoso que luce en la actualidad. ¿A qué se debe esta metamorfosis?
El color verde (o verde azulado) que adquieren algunas estructuras como la Estatua de la Libertad se forma por la corrosión atmosférica del bronce, según cuenta a Maldita.es Esther Moreno, profesora titular de materiales de construcción de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid (ETSAM) de la Universidad Politécnica de Madrid.
“Los bronces son soluciones sólidas de cobre y estaño”, explica la experta. Los usados para esculturas suelen contener, además, plomo y zinc, “ya que estos elementos facilitan la fluidez de la mezcla fundida y favorecen la colabilidad (la aptitud que tiene un material fundido para llenar un molde) del metal en los moldes de yeso”.
Estos materiales, en contacto con la atmósfera, reaccionan y forman diferentes compuestos en función del ambiente exterior, las condiciones climáticas (la humedad o la sequedad) y los contaminantes presentes.
Un artículo publicado en Journal of Chemical Education indica que el cobre metálico se oxida lentamente cuando se expone a la atmósfera durante largos períodos de tiempo, formando una capa azul verdosa llamada pátina.
La Estatua de la Libertad tiene una estructura interior de acero inoxidable recubierta con planchas de cobre. “Durante la corrosión atmosférica del cobre por la acción de la luz y el oxígeno, inicialmente se forma cuprita (Cu2O), un mineral rojo oscuro”, señala Moreno. Después “se transforma en tenorita (CuO), de color negro”.
Moreno explica que el siguiente elemento en actuar es el agua que se encuentra en la atmósfera y que en un ambiente urbano o industrial reacciona con el dióxido de azufre (SO2) para formar ácido sulfúrico (H2S4). Este compuesto químico reacciona y forma cristales de un mineral denominado brocancita [Cu4SO4(OH)6], que es de color verde.
“En la Estatua de La Libertad, al estar situada en ambiente marino donde hay cloruros, se forman compuestos de una tonalidad aún más verde [Cu2Cl(OH)3]”, cuenta la experta. En Maldita.es también os hemos explicado de qué otras formas la contaminación puede ensuciar y provocar daños estructurales en algunos edificios y monumentos históricos.
Más allá de este monumento, hay muchas otras estructuras históricas que han adquirido un color verdoso. Es el caso de la estatua de bronce de San Juan Nepomuceno en el Puente de Carlos y el techo de cobre del Palacio de Verano de la Reina Ana, ambos en Praga, según recoge una investigación publicada en la revista Materials and Corrosion.
¿Se puede evitar que las estatuas de cobre se vuelvan verdes? Moreno explica que se pueden proteger mediante grasas, pinturas sellantes o incluso eliminando las pátinas formadas con limpiezas periódicas con bicarbonato sódico.
Según la experta, hay numerosas investigaciones destinadas a valorar la eficacia de diferentes tratamientos como el empleo de inhibidores de la corrosión. “Sin embargo, en ocasiones, la pátina verde azulada que se forma tiene una evocación nostálgica, ya que simboliza el paso de los años y, al considerarse parte del monumento, se decide conservar”, concluye.
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