En Maldita.es ya os hemos contado por qué el cambio climático puede tener un impacto en la disponibilidad de algunos alimentos o cuántas especies animales se han extinguido. Pero, ¿qué ocurre con las plantas? Os explicamos cómo se adaptan al calentamiento global, uno de los fenómenos asociados a la crisis climática, y por qué este puede hacer que algunas desaparezcan o aumenten su área de distribución.
Cómo se adaptan las plantas al cambio climático
El cambio climático provocado por la huella humana está influyendo e influirá en todos los aspectos de la biología vegetal en las próximas décadas, según un estudio publicado en la revista Annals of Botany. Mª Ángeles Alonso Vargas, profesora titular de Botánica del grupo de investigación de botánica y conservación vegetal de la Universidad de Alicante, subraya a Maldita.es que la primera adaptación a un cambio en el entorno que adoptan los seres vivos que se pueden mover es trasladarse de un lado a otro.
Pero en el caso de las plantas “ese cambio rápido no es posible y se necesita de algunas generaciones para que pueda ocurrir, por lo que sus primeras adaptaciones son metabólicas”, razona la experta.
“Cambian el tipo de fotosíntesis y el contenido celular, aumentan el grosor de sus cutículas o también la posición y el número de estomas (poros que consiguen captar el CO2 que se encuentra en la atmósfera)”, continúa Alonso.
Por último, añade que las plantas también se mueven por la dispersión de las semillas y frutos adaptados a viajar lejos y que pueden mantenerse latentes durante cierto tiempo antes de germinar, esperando condiciones ambientales óptimas.
La pérdida de biodiversidad disminuye la propagación de semillas a escala mundial
Un estudio publicado en la revista Proceedings of the Royal Society B indica que el cambio climático conducirá a la pérdida de diversidad genética en muchas especies, crucial para su persistencia a largo plazo.
Tras analizar los efectos del cambio climático en 27 especies de plantas del hemisferio norte, los autores concluyeron que las hierbas que carecen de los medios para hacer posible la dispersión a larga distancia pierden diversidad genética a un ritmo mayor que los arbustos enanos que sí tienen estos mecanismos.
La mayoría de las especies de plantas dependen de los animales para dispersar sus semillas, tal y como señala una investigación publicada en la revista Science. Pero, según los autores, “esta función vital se ve amenazada por la disminución de las poblaciones animales, lo que limita el potencial de las plantas para adaptarse al cambio climático al cambiar sus áreas de distribución”.
“La disminución de animales puede alterar las redes ecológicas, de manera que se pone en peligro la resistencia climática de ecosistemas enteros de los que dependen las personas”, cuenta Evan C. Fricke, autor del estudio e investigador en la Universidad de Rice (EEUU) a la Agencia SINC.
Mientras que es posible que algunas plantas desaparezcan, otras aumentarán su área de distribución
Hay que tener en cuenta que el cambio climático no afecta del mismo modo a las diferentes especies de vegetales. “Lo que llamamos plantas son un grupo muy diverso de seres vivos: algas, musgos, helechos, hierbas, árboles e incluso los hongos se incluyen a veces en esta denominación”, explica a Maldita.es Agustín Lahora Cano, doctor en Biología, botánico y maldito que nos ha prestado sus superpoderes.
A su vez, las plantas ocupan hábitats muy diversos: “Océanos, aguas dulces y desde zonas tropicales a desiertos cálidos o fríos”. La incidencia del cambio climático, según subraya el experto, “es muy desigual”.
Mientras que algunas plantas podrían desaparecer, es posible que otras aumentasen su área de distribución. “En los bosques tropicales, donde vive el 50% de los organismos de la Tierra, calculamos que desaparecerá el 45% de las plantas”, afirma Isabel Sanmartín, bióloga del Real Jardín Botánico de Madrid, en la web del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
“¿Dónde está el límite de supervivencia de las plantas? Podemos encontrar algunas terrestres en el rango de temperatura entre los 0 ºC, el punto de congelación del agua (aunque ciertas especies pueden crear ‘anticongelantes’ y vivir con temperaturas por debajo de cero), y los 50 ºC (a partir de ahí, las proteínas se desnaturalizan y el metabolismo se resiente)”, afirma Alonso. Entre estos extremos, hay plantas que pueden adaptarse para vivir en ambientes muy variados.
Pero, más allá de la temperatura, existen otros factores importantes en la distribución de las plantas. Lahora menciona, por ejemplo, la disponibilidad de agua, que “aumentará en algunos lugares y disminuirá en otros, debido a la irregularidad de las precipitaciones y al aumento de temperaturas”.
A su vez, el cambio climático también puede influir en los patógenos de las plantas y modificar la susceptibilidad del huésped, provocando cambios en las enfermedades que causan en cultivos, según un artículo publicado en la revista Journal of Crop Improvement.
¿A qué plantas perjudica o beneficia el cambio climático?
Entre las plantas que podrían desaparecer, Alonso menciona las de la especie Pinguicula saetabensis, conocidas popularmente como “grasillas”. Se trata de una planta carnívora que vive en zonas de tobas calizas (un tipo de roca) y que depende del agua rezumante en esos ambientes.
Según explica, esta especie vive en una zona de montañas levantinas de baja elevación, muy cálida, donde cada vez son más escasas las precipitaciones. “En la actualidad, sólo se conocen dos poblaciones de esta especie y hay algunos años en los que son muy pocos los individuos que desarrollan las hojas y florecen”, señala.
Si hay zonas concretas en las que están desapareciendo varias especies de plantas debido al calentamiento global, esas son las de alta montaña. Alonso explica que aquellas que viven en zonas más bajas van ocupando áreas de mayor altitud buscando mejores condiciones de temperatura.
“Pero las especies de zonas muy elevadas, adaptadas a fríos extremos, ya no pueden desplazarse a mayores altitudes, por lo que no tienen ‘vía de escape’ y se acantonan en zonas muy concretas”, subraya.
Un ejemplo de este fenómeno, según la experta, se puede observar en la cordillera de Sierra Nevada (Granada), que alberga muchas plantas de alta montaña: “Ya no se encuentran especies como Cerastium ramosissimum o Luzula spicata”.
Por el contrario, hay plantas que se benefician del aumento de las temperaturas y amplían su área de distribución cuando el ambiente se vuelve más cálido. “Son aquellas que tienen una historia evolutiva de adaptación a ambientes xéricos (secos y áridos) y suelos con sales”, cuenta la experta.
Esto ocurre, por ejemplo, en algunos territorios del sureste de la Península Ibérica, donde las plantas han ido adaptándose a un gran estrés hídrico y temperaturas altas. Así lo indica Alonso: “En esa zona existe un gran reservorio de especies que son susceptibles de colonizar cada vez más territorios y aumentar así sus áreas de distribución; géneros de la familia Amarantáceas, como Salsola, Atriplex (también conocidas como plantas de sal), Suaeda, Salicornia…”.
En este artículo ha colaborado con sus superpoderes Agustín Lahora.
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