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Por qué viajar en avión contribuye al cambio climático

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Si la aviación mundial fuera un país, se ubicaría entre los 10 principales emisores de gases de efecto invernadero, según la Comisión Europea. Pero, ¿cómo contribuye viajar en avión al cambio climático? ¿Por qué han crecido en las últimas décadas las emisiones de la aviación? ¿Es posible reducir el impacto ambiental de este sector?

Las emisiones procedentes de la aviación han crecido significativamente en las últimas décadas

La aviación genera el 13,9% de las emisiones del transporte, según la Comisión Europea. Dicho porcentaje convierte a este sector en la segunda mayor fuente de emisiones de gases de efecto invernadero del transporte, solo por detrás del de carretera. 

“Además, al contrario que otros medios como el ferrocarril, sus emisiones han seguido un crecimiento continuo que sólo se ha visto frenado temporalmente por la pandemia”, afirma a Maldita.es Carlos Rico, de la organización europea Transport & Environment.

La Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) indica que las emisiones de gases de efecto invernadero de la Unión Europea procedentes de la aviación internacional “se han multiplicado más del doble desde 1990”. 

Esto se debe, en parte, a que el número de pasajeros aéreos en Europa y en el mundo “se ha triplicado desde 1990”. A ello se suma que el aumento del comercio con las economías emergentes “ha dado lugar a unas distancias de viaje más largas”. Además, según el organismo, se ha abaratado el precio de los billetes de avión y las compañías aéreas de bajo coste han aumentado su cuota de mercado. 

“Las flotas de las compañías aéreas de bajo coste son, en general, más modernas y más limpias, aunque la proporción total de vuelos se ha duplicado a lo largo del último decenio”, añade la AEMA. 

La Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA) vaticina que cada vez más personas viajarán en avión. Si en la Unión Europea el número de vuelos aumentó un 8 % entre 2014 y 2017, el organismo prevé que esta cifra seguirá incrementándose y considera probable que crezca un 42% entre 2017 y 2040. La Organización de Aviación Civil Internacional pronosticó antes de la pandemia que para 2050 las emisiones de la aviación internacional podrían triplicarse en comparación con las de 2015. 

Cómo contribuyen los gases emitidos por los aviones al calentamiento global

Si bien calcular cómo contribuye la aviación al cambio climático “es complejo y puede variar según el enfoque adoptado”, hay estudios que concluyen que el transporte aéreo representa el 3,5% del conjunto de todas las actividades humanas que impulsan el cambio climático global.

Los aviones emiten dióxido de carbono, ozono, metano y otros gases de efecto invernadero. Shaun Hendy, profesor de física de la Universidad de Auckland, cuenta en The Conversation que las reacciones químicas producidas por estos gases pueden provocar efectos tanto de calentamiento como de enfriamiento del planeta. “Desafortunadamente, el resultado neto cuando estos procesos se suman es generar más calentamiento”, indica.

Pablo Muñoz Nieto, coordinador de la campaña de aviación de Ecologistas en Acción, explica a Maldita.es que al desplazarse por el aire, las aeronaves producen, por un lado, “efectos refrigeradores del clima, derivados del metano y los sulfatos que emiten los aviones”. Por el otro, provocan “efectos que calientan el clima, derivados del CO2, el ozono, el vapor de agua, el hollín y las estelas y la nubosidad inducida que producen las aeronaves”. Algunos estudios indican que las estelas podrían tener un efecto tan significativo como el dióxido de carbono liberado durante un vuelo.

¿Se puede reducir el impacto de los aviones en el cambio climático?

En este contexto, múltiples investigadores buscan la forma de crear combustible para los aviones que sea más respetuoso con el medio ambiente. Por ejemplo, hay científicos que tratan de desarrollar combustible más sostenible a partir de desechos, tal y como recoge una investigación publicada en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.

Rico considera que el impacto de la aviación en el cambio climático se puede reducir apostando por tecnologías limpias, pero insiste en que estas alternativas todavía no están lo suficientemente maduras.

Para Anke Lükewille, experta en contaminación atmosférica de la AEMA, “medidas como la mejora de la eficiencia de los carburantes mediante la introducción de materiales más ligeros u otras opciones técnicas no serán suficientes para cumplir los objetivos europeos en materia de emisión y sostenibilidad”.

En la misma línea se posiciona Muñoz: “A pesar de que existe una serie de medidas que pueden ayudar a mitigar el impacto del transporte aéreo sobre el cambio climático, el aumento exponencial de los vuelos en los últimos años ha echado por tierra cualquier mejora asociada a mejoras tecnológicas”. 

Tanto Rico como Muñoz coinciden en que, al menos a corto plazo, la reducción del impacto del transporte aéreo en el cambio climático pasa necesariamente por una disminución significativa del número de vuelos. 

Los investigadores del informe El Decrecimiento de la Aviación sugieren la prohibición de vuelos de gran proximidad, la reducción de vuelos de corta y media distancia realizables en tren o la moratoria a la ampliación o construcción de infraestructuras aeroportuarias.

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Primera fecha de publicación de este artículo: 14/10/2021

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