Nos estáis haciendo llegar un tuit publicado por Unidas Podemos en la que utiliza dos fotos, una de las chimeneas de una central nuclear echando humo blanco y otra de molinos de producción de energía eólica, para comparar "La Europa contaminante" con "La Europa verde".
En Maldita Ciencia no entramos a valorar las propuestas en materia energética del partido morado, pero sí nos parece importante aclarar una cosa que puede dar pie a cierta confusión tal y como está planteada esta imagen: lo que emiten las centrales nucleares, ese humo blanco, es en realidad vapor de agua, y por tanto no son gases contaminantes.
En la producción de energía nuclear no se produce la quema de ninguna sustancia, y eso evita que se emitan a la atmósfera los gases resultado de esa combustión, tanto los que son perjudiciales para la salud humana como CO2, que no es perjudicial directamente para nuestra salud pero sí es uno de los principales causantes del calentamiento global.
No son chimeneas, son torres de refrigeración
En cambio, lo que emiten esas chimeneas es vapor de agua. De hecho, "no son chimeneas, sino torres de refrigeración, cuyo objetivo es enfriar el agua que se utiliza en los intercambiadores de calor de las centrales nucleares. Parte de ese agua cae en las torres de condensación, precisamente por condensación, y otra parte se evapora y es el "humo" blanco que vemos salir", explica a Maldita Ciencia María Jesús del Río, ingeniera industrial eléctrica especializada en renovables, que añade que estas torres de refrigeración también existen en centrales térmicas, como podemos ver por ejemplo en la Central térmica de As Pontes, y su funcionamiento es el mismo.
El agua se utiliza para controlar la temperatura de las turbinas de la central nuclear, y parte de ella se evapora y sale por estos grandes tubos. Ese agua nunca ha estado en contacto directo con materiales radiactivos y por tanto no está contaminada ni es radiactiva de ninguna forma.
Los dilemas medioambientales que la energía nuclear sí provoca
Eso no quiere decir que la producción de energía nuclear no plantee algunos problemas debido a su impacto en el medio ambiente, empezando por el uso del suelo para construir las centrales y la huella de carbono que supone la extracción de los materiales tanto para su construcción como para su funcionamiento, incluido el uranio que se utilizará como combustible, tal y como enumera en este artículo Manfred Lenzen, profesor de Investigación en Sostenibilidad de la Escuela de Física de la Universidad de Sydney.
Además hay que tener en cuenta la generación de residuos nucleares, que supone un dilema medioambiental y de seguridad que necesita una solución a corto, medio y largo plazo (algunos de esos residuos tendrán radiactividad durante siglos). En este sentido se han diseñado y construido lugares para contener residuos según su nivel de actividad y la duración de la misma, y así evitar que la radiactividad se escape o se filtre afectando al medio ambiente y a la salud de las personas.
Por último está el riesgo de accidentes, que pueden afectar tanto a la salud pública como al medio ambiente y que si bien son poco frecuentes pueden llegar a ser muy graves. Los dos más severos ocurridos desde que empezaron a funcionar las centrales nucleares son el de Chernóbil en 1986 y el de Fukushima en 2011. Si bien los sistemas de seguridad mejoran constantemente, es imposible descartar completamente los riesgos.
En resumen, sí es cierto que la energía nuclear plantea debates medioambientales importantes, pero no es cierto que por las chimeneas de sus centrales salga humo contaminante como parece sugerir la fotografía utilizada por Unidas Podemos en su tuit. Ese humo es vapor de agua que no tiene efectos perjudiciales para la salud ni para el medio ambiente.