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"Pollo clorado" y "carne hormonada" en Estados Unidos y la Unión Europea: ¿es legal y seguro su consumo?

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Claves
  • La Casa Blanca justificó la imposición de aranceles al Reino Unido en parte porque este país restringe las exportaciones de carne: en EEUU se pueden lavar al pollo con sustancias que contienen cloro y se permite el uso de hormonas para el crecimiento del ganado durante la cría
  • Tanto la Unión Europea como Reino Unido prohíben la producción e importación de ambos productos
  • La UE prefiere garantizar la higiene y salud animal durante todo el proceso de producción, no solo aplicar un tratamiento químico al final, según varios expertos

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Qué se dice: “Reino Unido mantiene estándares sin base científica que restringen gravemente las exportaciones estadounidenses de productos cárnicos y avícolas seguros y de alta calidad”, señala la Casa Blanca de Donald Trump, que utiliza este argumento para justificar la imposición de aranceles. Algunas voces piden que Estados Unidos pueda exportar a este país “pollo clorado” mientras que los ganaderos británicos se oponen a un acuerdo comercial entre Reino Unido y Estados Unidos que permita la importación de carne hormonada, prohibida tanto en Reino Unido como en la Unión Europea.

Qué sabemos

  • Después del sacrificio del animal, en Estados Unidos se utilizan líquidos con cloro para eliminar los posibles gérmenes presentes en la carne de pollo. 

  • Aunque la evaluación científica no considera que este uso del cloro suponga un riesgo para la salud, en la Unión Europea y en Reino Unido no está permitido. 

  • Estados Unidos también permite el uso de hormonas de crecimiento en el ganado, así como la venta de su carne.  

  • Según la evidencia científica, el consumo de este tipo de carne podría suponer riesgos para la salud humana. En base a esto, su producción e importación está prohibida en la Unión Europea (UE). También lo está en Reino Unido

  • La Unión Europea prioriza normas de higiene y salud animal durante todo el proceso de producción, no solo en el producto final.

    Las opiniones y puntos de vista expresados solo comprometen a su(s) autor(es) y no reflejan necesariamente los de la Unión Europea. Ni la Unión Europea ni la autoridad otorgante pueden ser considerados responsables de ellos.

¿Qué es el “pollo clorado” y qué dice la evidencia científica sobre la seguridad de su consumo?

“Pollo clorado” es el nombre que se utiliza para hacer referencia a la carne de este animal que, tras su sacrificio, se lava con sustancias con cloro. El objetivo es eliminar las bacterias habituales en la carne y reducir el riesgo de intoxicaciones e infecciones alimentarias. Se trata de un proceso que está prohibido en la Unión Europea desde 1997, pero que sí se permite actualmente en Estados Unidos (aunque se utiliza en menos del 5% de las plantas procesadoras de carne del país, según el Consejo Nacional del Pollo de Estados Unidos).

En palabras en The Conversation de Simon Dawson, profesor titular de ciencia y tecnología de los alimentos en la Universidad Metropolitana de Cardiff (Reino Unido), lavar la carne de pollo con sustancias cloradas responde a cuestiones económicas y de eficiencia del espacio ocupado por las gallinas durante su vida: “Es un método rápido y rentable para matar cualquier microorganismo en la superficie del ave, especialmente a bacterias como la Salmonella y la Campylobacter”. Sin embargo, añade, podría dar lugar a peores niveles de higiene en general.

Es cierto que, según recogía la Organización Mundial de la Salud (OMS) en un informe de 2008, el uso de algunos derivados del cloro podría ayudar a reducir las bacterias patógenas naturalmente presentes en la carne de aves de corral, como el pollo. No obstante, el informe añadía dudas sobre la valoración de estos efectos antimicrobianos: o bien podrían estar sobreestimados, por la falta de estudios a escala industrial; o bien subestimados, al haberse estudiado de forma aislada en procesos en los que ya se hubiesen aplicado desinfectantes en pasos anteriores.

En cualquier caso, estas sustancias (en las cantidades en las que se utilizan) “no plantean ningún problema de seguridad”, como concluía en 2006 la opinión científica de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) más reciente. Además, no hay evidencias de que su uso pueda aumentar la resistencia bacteriana a los antibióticos o a las propias sustancias desinfectantes.

¿Qué es la “carne hormonada” y qué dice la evidencia científica sobre la seguridad de su consumo?

En Estados Unidos, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) permite el uso de hormonas agregadas en la producción de carne de res, de cordero y en producción de leche, para aumentar la producción de ambos de manera más eficiente. “Los productores de ganado vacuno y ovino pueden usar hormonas para ayudar al ganado a crecer de manera más eficiente”, recuerda en su página web la Universidad del Estado de Michigan (Estados Unidos). 

En 2007, la EFSA volvió a evaluar los posibles riesgos del consumo de carne de ganado al que se ha proporcionado hormonas. Su conclusión fue que no existían datos que permitiesen evaluar su seguridad. De esta forma mantuvo vigente lo que concluyó en la evaluación previa de 1999. Ese informe de la EFSA indicó que hay motivos de preocupación en la salud humana por los efectos neurológicos, de desarrollo, reproductivos e inmunológicos, así como por el riesgo de generar cáncer. En resumen, sí hay “un riesgo para el consumidor” para las seis hormonas evaluadas, que son las que se utilizan.

¿Por qué en la Unión Europea y en Reino Unido no están permitidos el “pollo clorado” y la “carne hormonada”?

La única sustancia que la legislación de la UE permite para lavar la carne de animales ya sacrificados dirigida al consumo humano es el agua potable. Por ende, no está permitida la carne lavada con sustancias con cloro: ni su producción ni su importación. Tampoco en Reino Unido. 

La UE “prefiere garantizar la higiene y salud animal, uno de los objetivos de la Política Agraria Común (PAC), durante todo el proceso de producción, no solo aplicar un tratamiento químico al final. El uso de cloro se ve como una ‘solución de último recurso’ que podría enmascarar malas prácticas higiénicas previas”, aclara Gemma del Caño.

Desde 1981 la UE también prohíbe el uso de hormonas en la cría de ganado. Esta prohibición se aplica a los Estados miembros y a las importaciones de terceros países. El motivo es que los residuos de hormonas en la carne “pueden ser peligrosas para los consumidores” y afectar a la calidad de los alimentos cárnicos. Solo se permite importar carne si esta procede de animales no tratados con hormonas que estén certificados como tal, como aclara Del Caño.

Además, como recuerda la experta, las hormonas de crecimiento se asocian con prácticas de engorde intensivo que van en contra del modelo de producción europeo, centrado en un mayor respeto al bienestar de los animales, concluye Del Caño.

En la misma línea, desde el Gobierno de Reino Unido indican a Maldita.es que la carne de vacuno tratada con hormonas es, y seguirá siendo, “ilegal”. “Nunca cambiaremos nuestros estándares de medidas sanitarias y fitosanitarias. Se lo hemos dejado claro a los Estados Unidos”, contestaba el 13 de abril el secretario de Estado para Negocios y Comercio de Reino Unido, Jonathan Reynold, tras ser preguntado sobre si el pollo clorado podría autorizarse en el país.

Más allá del uso de cloro: la importancia de los controles de seguridad alimentaria 

Más allá de la forma concreta en la que tratar de eliminar las posibles bacterias presentes en la carne, especialmente a través de un método que la evidencia científica considera inocuo para la salud (como lo es el cloro), este contexto ha puesto sobre la mesa una comparativa entre cómo se entiende la seguridad alimentaria en Estados Unidos y en la UE.

“En Estados Unidos, las normas de higiene durante la cría y el sacrificio no son tan estrictas como en el Reino Unido y la Unión Europea”, afirmaba Dawson a Big Issue en 2019. Bajo el punto de vista de otros expertos, como Gemma del Caño, las normas de higiene en Estados Unidos “no son menos estrictas, sino diferentes”. 

El motivo de la prohibición de esta práctica en la Unión Europea, “más preventivo que basado en la evidencia”, según Dawson, es el temor a que la carne de las aves más contaminadas no se desinfecte lo suficiente. Depender del lavado con cloro podría dar lugar a “peores niveles de higiene en general”, añade el experto. “Algunos mataderos y plantas de procesado de Estados Unidos recurren en gran medida a la cloración porque el resto de sus normas de higiene son tan deficientes que serían ilegales en Europa. El proceso también elimina muy bien los olores, por lo que la carne puede pasar por fresca durante mucho más tiempo del que debería”, destaca el experto británico.

Por su parte, el Consejo Nacional del Pollo de Estados Unidos señala que esta prohibición responde a cuestiones más políticas que científicas. Añade que “los políticos europeos han votado a favor de medidas proteccionistas que siguen manteniendo fuera el pollo estadounidense, a pesar de que su propia autoridad de seguridad alimentaria ha considerado seguros estos productos”.

España importa algunos tipos de carne de Estados Unidos, pero no carne de pollo

Aunque no procedente del pollo u otras aves de corral, en 2024, España importó de Estados Unidos 91.962 kilos de carne y despojos por un valor de 1,57 millones de euros. Desde el Ministerio de Economía, Comercio y Empresa indican a Maldita.es que a “las mercancías importadas se aplican los mismos requisitos que a las mercancías producidas en la UE para el mercado de la UE”.

En este artículo ha colaborado con sus superpoderes Gemma del Caño, farmacéutica especializada en industria alimentaria.

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