Existen dos pruebas para diagnosticar un posible SIBO. Para conocer la medida directa de los microorganismos que forman parte del intestino delgado en un momento concreto, lo que permitiría saber qué tipo de bacterias hay y en qué cantidad se encuentran, es necesaria una endoscopia, una prueba a través de la que directamente se toma una muestra de la zona. Esta es la que se considera más fiable, pero también invasiva e incómoda.
Además, no es 100% fiable. Aunque permita obtener una muestra de microorganismos, lo cierto es que actualmente no se sabe con certeza qué microorganismos y en qué concentración deben formar parte del intestino delgado. “No conocemos la ‘receta perfecta’ de la microbiota de esta parte del tubo digestivo, lo que dificulta el diagnóstico de este y otros cuadros intestinales”, indicaba en la Twitchería científica Ignacio López-Goñi, microbiólogo y divulgador.
Por otro lado, la microbiota intestinal está en constante cambio. Esto supone que, a través de una endoscopia, tan solo estemos tomando ‘una foto fija de ella’, en un momento y una situación concreta. “Lo ideal para los estudios de microbiota es tomar muestras a lo largo del tiempo e ir viendo cómo evoluciona, pero normalmente no se hace”, añadía el experto. Para complicarlo un poco más, hay personas que pueden dar positivo en las pruebas de SIBO y estar totalmente sanas, lo que se denominan falsos positivos.
El resto son tests indirectos a partir del aliento. ¿Cómo funcionan y de qué depende la interpretación de los resultados? Primero, la persona a diagnosticar bebe agua con una serie de azúcares que servirán de alimento para las bacterias. Durante las tres horas siguientes y a intervalos de unos 20 o 30 minutos, hay que soplar en unos pequeños tubos gracias a los que se puede conocer el tipo de gas que va expulsando. Si hay SIBO, las bacterias fermentarán rápidamente los azúcares, produciendo hidrógeno o metano que se detectarán a través de las muestras de nuestro aliento.
“Aunque no hay consenso todavía, en función de la concentración de estos gases, de una manera indirecta, se puede estimar si hay o no sobrecrecimiento de bacterias en el intestino delgado”, señalaba Goñi.
Esta prueba es más cómoda que una endoscopia y, de hecho, la podemos comprar directamente (los precios oscilan entre 60 y 100 €), aunque puede que no le saquemos mucha utilidad si no es con acompañamiento de un especialista. El problema es la posterior interpretación y, de nuevo, los falsos positivos en personas sanas. “Este test no puede decirte 100% si tienes SIBO o si 100% no lo tienes, hay muchos factores que pueden influir en los resultados: qué dieta estás siguiendo, si estás tomando ciertos medicamentos, si tienes diarrea o incluso el tipo de bacterias que tengas en el intestino de forma natural. Por eso es tan importante que lo lleve un especialista que sepa interpretar los resultados teniendo en cuenta todos estos factores para evitar un diagnóstico erróneo”, explica en YouTube la divulgadora y experta en biomedicina Sandra Ortonobes (@lahiperactina).
Este artículo forma parte del 222º consultorio de Maldita Ciencia.