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¿Qué puede desencadenar un SIBO?

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Claves
  • El SIBO se caracteriza por una gran cantidad de bacterias en el intestino delgado
  • Hay varias situaciones que pueden desencadenarlo, especialmente si repercuten en la producción de jugos digestivos, en la motilidad intestinal o en la estructura del sistema digestivo
  • El SIBO es más común en personas que padecen síndrome de intestino irritable, enfermedad de Crohn y otras enfermedades inflamatorias del intestino; enfermedad celíaca, diabetes, obesidad… 

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Por norma general, en el intestino delgado hay menos cantidad de bacterias que en el intestino grueso. Esto es así por las características de esta parte del sistema digestivo. Por un lado, es aquí donde los alimentos se mezclan con los jugos digestivos, que tienen propiedades antimicrobianas e impiden el crecimiento excesivo de bacterias. Por otro, su continuo movimiento (motilidad intestinal), hace que los alimentos avancen rápidamente hacia la siguiente fase, su paso por el intestino grueso. Tan ‘rápidamente’ que las bacterias no tienen tiempo de asentarse y proliferar.

¿Qué pasa si algo falla en toda esta compleja coreografía? Que las bacterias sí tendrían el entorno necesario para multiplicarse y, por lo tanto, aumentaría el riesgo de sobrecrecimiento, “especialmente ciertos tipos de bacterias invasivas que no se encuentran

naturalmente en esta parte del tubo digestivo”, como explica en YouTube la divulgadora y experta en biomedicina Sandra Ortonobes (@lahiperactina). Es decir, SIBO.

De ahí que no producir correctamente los jugos gástricos (en casos, por ejemplo, en los que se haya extirpado parte del estómago y este pueda producir menor cantidad o tras largos periodos tomando medicamentos para la acidez, como el omeprazol), que el intestino no pueda moverse correctamente (por una cirugía intestinal como un bypass gástrico que ralentice el tránsito o problemas de salud como la enfermedad de Crohn o enfermedad celíaca) o sufrir determinados problemas estructurales del intestino (por ejemplo, en la válvula ileocecal, que hace de ‘compuerta’ entre el intestino delgado y el grueso e impide que los alimentos y las correspondientes bacterias ‘reculen’ del segundo al primero) sean las causas más comunes de SIBO. No existe una sola causa.

“El sobrecrecimiento bacteriano es más común en personas que padecen síndrome de intestino irritable, enfermedad de Crohn y otras enfermedades inflamatorias del intestino. También se ha relacionado con la enfermedad celíaca, con fístulas (una conexión anormal entre dos partes del cuerpo), estenosis (estrechamiento de un orificio o conducto corporal) o procedimientos quirúrgicos, y con la obesidad”, indica López-Goñi, y añade que la prevalencia de SIBO también es significativamente mayor entre los pacientes diabéticos tipo 1 y tipo 2 que en la población general. “Además, se ha identificado la coexistencia de SIBO en enfermedad hepática grasa no alcohólica, cirrosis, pancreatitis crónica, fibrosis quística, insuficiencia cardíaca, hipotiroidismo, enfermedad de Parkinson, depresión, esclerosis sistémica, e insuficiencia renal crónica”.

Este artículo forma parte del 222º consultorio de Maldita Ciencia.

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