Cuando nos llega una consulta sobre una enfermedad tan compleja y diversa como es el cáncer, tenemos que ponernos —aún más— serios y rigurosos para dar la respuesta completa. Sobre vitamina C (o ácido ascórbico), debemos decir que no es anticancerígena, no ha demostrado prevenirlo ni es una cura. Ahora bien, un patrón de alimentación completo, con vegetales, legumbres, frutos secos, semillas y que tenga, entre otras cosas, vitamina C, sí que ha demostrado reducir el riesgo y ayudar a la recuperación frente al cáncer.
Según explica a Maldita.es Juan Revenga, dietista-nutricionista, la idea de que la vitamina C podría ser anticancerígena es una de las propuestas de la nutrición ortomolecular, una ‘disciplina’ pseudocientífica que dice que si se incluyen “megadosis” de vitaminas y minerales en el organismo, se pueden tratar dolencias como el cáncer.
En una revisión de literatura y posicionamiento científico, la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas desaconseja “encarecidamente” la nutrición ortomolecular “por tratarse de una terapia que no está basada en datos científicos y contrastados” y porque “fomenta el uso de dosis muy altas de vitaminas, minerales y otras sustancias”, con efectos adversos a corto y largo plazo. “Puede calificarse como una propuesta paracientífica, engañosa, fraudulenta y potencialmente peligrosa”, zanja.
Entre los efectos adversos de consumir dosis por encima de la ingesta tolerable de vitamina C —según la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria, más de un gramo al día— están los síntomas y dolores gastrointestinales, cálculos renales y exceso de absorción de hierro. Hay otras vitaminas y minerales que, tomados en exceso, pueden producir otros efectos adversos que se detallan en esta imagen.
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El propio Revenga escribía en su blog personal en 2015 sobre el engaño que suponen los suplementos vitamínicos (de vitamina C o cualquier otro) que prometen prevenir enfermedades, mejorar la salud y reducir la mortalidad, a pesar de que hay numerosa literatura científica (ver esta síntesis de evidencia y este metanálisis, ambos de 2013) que concluye que, en condiciones normales, no suponen ninguna mejora para la salud.
Lo cierto es que el ácido ascórbico/vitamina C tiene un carácter antioxidante —puede prevenir el daño a ciertas células— y esto es algo muy útil para estudiar in vitro, comenta Revenga. “Pero la relevancia clínica que tiene esta sustancia in vivo (en seres vivos, humanos y animales) es insignificante, o al menos del mismo calibre que cualquier otro alimento que aporte sustancias antioxidantes”.
Por último, el dietista-nutricionista insiste en que un patrón de alimentación saludable, “basado en vegetales frescos, legumbres, frutos secos y semillas”, que sí o sí incluirá los niveles óptimos de vitaminas y minerales, sí que ha demostrado prevenir el cáncer y ayudar a tratarlo mejor.
Este artículo es un despiece de nuestro 24º Consultorio de Maldita Alimentación.