Uno de los ejemplos propuestos por contenidos desinformadores que dicen “revisar comida real y artificial” muestra un huevo que flota sobre el agua y otro que no lo hace, calificándolos de fresco y podido, respectivamente. ¿Es cierto que los huevos frescos se hunden y que los que flotan, por el contrario, están “podridos”? Sí a la primera parte de la pregunta; no, a la segunda.
Es decir, que un huevo caiga hasta el fondo de un recipiente con agua sí es señal de que es ‘joven’, de que se ha sido puesto hace poco tiempo. Ahora bien, que flote no quiere decir que esté podrido, ni siquiera que debamos evitar su consumo. Según indica en su página web el Instituto de Estudios del Huevo, “la prueba de la flotabilidad del huevo en agua para evaluar la frescura no es fiable”.
¿Me como o no me como el huevo?
Que un huevo flote, “significa que es viejo, pero puede ser perfectamente seguro de usar”, indica en su página web el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés). Es decir, no es señal de que esté podrido. El organismo propone romper el huevo en un tazón y examinarlo en busca de mal olor o apariencia inutilizable antes de decidir si usarlo o desecharlo: “Un huevo podrido tendrá un olor desagradable cuando rompa la cáscara, ya sea crudo o cocido”.
Como recuerda Fernández, además, “no es recomendable mojar los huevos, salvo que los vayamos a utilizar inmediatamente”: “Así que, mejor que esta práctica, es fiarse de la fecha de consumo preferente y mantener siempre en casa los huevos en el frigorífico, para que mantengan su frescura”. En Maldita.es te explicamos otras formas de comprobar que un huevo esté en buen o mal estado.
Por qué un huevo flota o deja de flotar
Un pequeño recordatorio: para que un objeto, el que sea, flote sobre el agua, debe tener menor densidad que esta. Con respecto a la del huevo, su densidad varía desde el momento de la puesta: a partir de ese momento, en la que es mayor que la del agua, se reduce lentamente hasta convertirse en menor. De ahí que sea correcto deducir que, si cae al fondo del vaso, se trate de un huevo ‘joven’. Si notamos que asciende, por lo tanto, es señal de que fue puesto hace más días.
Tres consideraciones para explicar este fenómeno. La primera, que la cáscara del huevo es porosa; la segunda, que esto permite el intercambio de gases entre el huevo y el exterior; y la tercera que, según el huevo envejece, la humedad inicial de la yema y de la clara se pierde por esos poros. Este espacio lo ocupa una cámara de aire que actúa como ‘flotador’ y eleva el alimento hasta la superficie.
“Si el huevo se conserva en condiciones óptimas de temperatura y humedad relativa, es decir, en el frigorífico, este efecto es menos acusado”, explica a Maldita.es Mar Fernández directora del Instituto de Estudios del Huevo y maldita que nos ha prestado sus superpoderes.
No es la primera vez que se tildan como ‘falsos’ o ‘en mal estado’ determinados alimentos o productos alimenticios en función de cómo reaccionan al aplicarles calor, frío, luz o cualquier otro estímulo. De hecho, en Maldita.es hemos desmentido y explicado algunos de ellos. Este tipo de contenidos desinformadores relacionan, sin evidencia científica que los respalde o que solo lo hace parcialmente, una reacción determinada de un alimento con un posible fraude alimentario, mostrando, a la par, cómo sí debería reaccionar.
En este artículo ha colaborado con sus superpoderes Mar Fernández, directora del Instituto de Estudios del Huevo y miembro de Superpoderosas, un proyecto de Maldita.es en colaboración con FECYT que busca aumentar la presencia de científicas y expertas en el discurso público a través de la colaboración en la lucha contra la desinformación.
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