Si hablamos de frutos secos, hablamos de ases en la manga para nuestra salud. Vale, sí, siempre existe un ‘pero’. En esta ocasión es que, para que así sea, deben estar o bien crudos o bien tostados, nada de esos pringosos mix que te dejan los dedos naranjoides o de las variantes saladas, con miel y azúcar o similares.
Cacahuetes crudos, pistachos crudos, avellanas crudas, anacardos crud… Espera, espera: cuando nos referimos a ‘anacardos crudos’, ¿realmente estamos hablando de que el fruto seco no ha pasado por ningún proceso antes de llegar a su correspondiente bolsa o recipiente? ¿A que está crudo de verdad? Negativo.
El anacardo ‘crudo’ o ‘al natural’ sí ha pasado por procesos de preparación
La cuestión es que probablemente no los encontrarás ni crudos ni con cáscara. El porqué lo encontramos en dos de las sustancias que forman parte del alimento. Por un lado, el ácido anacárdico, en la cáscara y, por otro, el cardol y el urushiol, un aceite que sí presenta el fruto cuando está crudo y que puede ser el origen de reacciones alérgicas, como dermatitis, tanto por contacto como por ingestión, según advierte la Clínica Mayo en su página web.
“El líquido de la cáscara de la nuez de anacardo se usa comúnmente con fines industriales. Este aceite es nocivo, contiene cardol y ácido anacárdico, y tiene propiedades de polimerización y antifricción”, afirma el Consejo Internacional de Frutos Secos (INC, por sus siglas en inglés). De ahí que este se utilice en muchos procesos industriales, como en la fabricación de lubricantes, barnices, cementos, medicinas, antioxidantes y fungicidas, entre otros.
Como buena fuente de proteínas, hidratos de carbono y fibra dietética, no debemos ni mucho menos descartar el consumo de anacardos por estas razones. De hecho, por eso se procesa antes de llegar a nuestra boca (es decir, los que encuentres en el supermercado son seguros).
Los anacardos se producen según los estándares internacionales de control de calidad y de seguridad alimentaria, para controlar el contenido de sustancias químicas, microorganismos, plaguicidas y contaminantes. La mayor parte de ellos se consumen como snack ‘en crudo’, en realidad están tostados; salados o aderezados con sabores, como recuerda el INC.
El tueste del fruto seco no es lo que se busca al procesarlos, sino la consecuencia de aplicar el calor suficiente para deshacerse de su cáscara. Generalmente, el procesado del anacardo en nuez comestible sigue los siguientes pasos: tostado, descascarado, secado pelado, calibrado, controles de calidad/fumigación y envasado.
“Todos estos pasos tienen que llevarse a cabo con cuidado para obtener una buena calidad y una buena clasificación de las nueces de anacardo. Con el objetivo de asegurar las exigencias de calidad y evitar su contaminación, la preparación se realiza en perfectas condiciones de limpieza e higiene”, indica el INC.
Además, los frutos de los que procede el anacardo no solo constan de la nuez, a lo que llamamos anacardo como tal, sino también un pseudofruto comestible parecido a una manzana que puede utilizarse como ingrediente en ensaladas o para hacer mermelada, por ejemplo.
Lejos de relacionarse con la obesidad, los frutos secos son un alimento saludable
En Maldita.es ya explicamos cómo es posible que algunos estudios concluyan que los frutos secos, a pesar de tener muchas calorías, no engorden e incluso que ayuden a adelgazar.
Lo cierto es que si los tomamos crudos -guiño, guiño- o tostados y sin sal, en cantidades moderadas (entre 30 y 45 gramos diarios, más o menos lo que nos cabe en un puño) y forman parte de una alimentación saludable en su conjunto, no se relacionan con un aumento de peso, aun teniendo un contenido calórico alto debido a su aporte de lípidos (grasas). Además, sí son saludables (siempre que no seamos alérgicos, claro).
“Es verdad que se trata de un grupo de alimentos con un gran aporte calórico, pero esas calorías nos están proporcionando fibra, que aumentará nuestra saciedad y hará que comamos menos cantidad de ellos y de otros productos que sí son poco saludables”, explicaba a Maldita.es Mertixell Sarrió, dietista-nutricionista miembro de la Comisión de Educación del Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de la Comunitat Valenciana (CODiNuCoVa). “Quizá debamos empezar a poner el foco en otros alimentos que comemos o que bebemos junto a los frutos secos, como esa cervecita o el resto de aperitivos que los acompaña ”, añadía la experta.