La temperatura de solidificación del aceite de oliva virgen está en torno a los 12 grados centígrados, aunque lo hace parcialmente porque está formado por distintas sustancias con diferentes puntos de fusión. Es decir, igual que el agua se congela, el aceite también puede pasar al estado sólido cuando se enfría lo suficiente pero lo hace por fases y no todo a la vez, como el agua, porque sus diferentes componentes se solidifican cada uno a una temperatura distinta.
Uno de sus principales componentes, el ácido oleico, solidifica por debajo de los 13 grados. En cambio, el ácido linoleico lo hace a los 12 grados bajo cero. La dioleilpalmitina, otro de los triglicéridos presentes en el aceite de oliva, comienza a solidificarse a los 18 grados.
Por eso, como muestra la siguiente imagen de un estudio científico, la viscosidad del aceite de oliva disminuye con la temperatura.
Esto supone que, si hace frío pueden aparecer grumos en el aceite cuando vamos a comprarlo o almacenarlo en casa, pero como explica en Twitter el tecnólogo de los alimentos Miguel Ángel Lurueña, ni deteriora el aceite ni es malo para la salud. Al subir la temperatura, volverá a su estado habitual.