Qué sabemos de las afirmaciones que hacen en este vídeo sobre las balizas V16

Estimados compatriotas, soy Galo da Bouza, militar en la reserva y denunciante de corrupción. Hoy tengo que denunciar otro nuevo caso de corrupción que, como ya es habitual, afectará a nuestros bolsillos y si no tenemos suerte, incluso a nuestra vida. En 2020 un puñado de canallas amparados en el poder se hizo de oro obligándonos a comprar mascarillas inútiles y peligrosas supuestamente para protegernos de un virus que no existe. Hoy la farsa es parecida, bajo la excusa de mejorar nuestra seguridad en la carretera obligarnos a comprar unas ultra modernas balizas geolocalizadas que le dirán a la Dirección General de Tráfico donde está nuestro vehículo inmovilizado. Pero cuidado, que yo he visto a la Guardia Civil acudir a un accidente a petición del siniestrado y acabar multando al siniestrado. Estas balizas son tan ultra modernas que la mayoría de los conductores las asume como si fueran la octava maravilla sin reflexionar si verdaderamente las necesita y le aportan alguna ventaja. Técnicamente, lo mejor que se puede decir de ellas, es que son lo que queda de una mierda pinchada en un palo cuando quitamos el palo. Veamos sus ventajas una por una: - Primero, la propaganda nos dice que en condiciones de poca luz y niebla se ven mejor que los triángulos. Es cierto, pero de día son casi invisibles, especialmente si el sol está bajo. De modo que se ve antes al coche que lleva la baliza que a la propia baliza, volviéndola inútil. - Segundo, la geolocalización depende de la red de telefonía móvil de Vodafone, de modo que donde no hay cobertura, la baliza no funciona. - Tercero, al tratarse de un dispositivo eléctrico, si se acaba la batería, ni nos geolocaliza ni se enciende la luz, dejándonos vendidos cuando más lo necesitamos. Esto es lo que ocurrirá en miles de casos cuando lleven meses olvidadas en la guantera. Llegados a esa situación, como no hallamos tenido la precaución de haber guardado los obsoletos triángulos, habrá sido peor el remedio que la enfermedad. - Cuarto, en ningún país de Europa permiten otro medio de señalización de emergencia distinto del triángulo. O los demás europeos son muy cortitos y se niegan a este presunto progreso, o es que nuestros políticos son muy largos. Yo lo tengo claro. - Quinto, además de peligrosa, por el riesgo de que falle y nos deje en la estacada en la peor situación, su modernísima geolocalización es redundante y, por ello, innecesaria. Todos los teléfonos móviles actuales y todos los coches matriculados desde abril de 2018 cumplen esa misma función de geolocalización. Luego, habrá quien la tenga incluso triplicada. - Sexto, con extrema falsedad se los califica de preseñalización. Los triángulos, que se instalan a 50 metros del vehículo, sí preseñalizan el obstáculo. Las balizas, que se ponen sobre el propio vehículo, no preseñalizan nada. Como mucho, si tenemos la suerte de que funcionen y sea de noche, lo hacen más visible. En todo caso, si tenemos la desgracia de tener la avería en una curva sin visibilidad, ya sea de día o de noche, y no tenemos los triángulos, los coches que lleguen no advertirán nuestra presencia hasta que se empotren en el nuestro y tendremos suerte de no estar dentro. A eso llaman preseñalización. Finalmente y lo más importante, eso que la propaganda no nos cuenta: es que cada mágica y ultramoderna baliza nos va a costar unos 50 euros, incluyendo el 21% de IVA. Habiendo, como hay, 34 millones de vehículos en España, pagaremos por la broma unos 1.700 millones de euros, que al no estar exentos de IVA, significan que, a parte las mordidas de los cuñados, novios y parejas de los políticos canallas y malnacidos de turno, este depredador Estado se llevará la friolera de 357 millones en concepto de IVA. Ahora que ya sabemos que nos van a poner esta basura para enriquecerse el precio de nuestra vida pero bajo la excusa de protegerla, es importante saber qué podemos hacer. Respecto a nuestra seguridad en la carretera, quien valore su vida y la seguridad de los suyos, llevará dos o más triángulos. Una baliza de las clásicas, sin geolocalización, chalecos amarillos para todos los ocupantes del vehículo y el teléfono móvil con una batería externa para garantizar su autonomía. Y respecto a la baliza fraudulenta, al sistema no hay cosa que más miedo le dé que la luz y los taquígrafos, la verdad al descubierto. Por ello, debemos suplir esa carencia divulgando la verdad.