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Innovación sí, relevo no: jóvenes más formados, pero un campo que se queda sin manos

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Las claves
  • Los viejos estereotipos ya no encajan en el campo: los jóvenes que llegan están más formados y apuestan por la innovación
  • Pero no son suficientes para revertir el envejecimiento de un sector en el que hay más dueños de explotaciones mayores de 90 que menores de 30, según el Censo Agrario de 2020
  • Las propuestas para solucionar el problema aún son insuficientes y está en juego la seguridad alimentaria, la sostenibilidad ambiental y el motor económico del medio rural

Paleto: dicho de una persona rústica y sin habilidades para desenvolverse en ambientes urbanos”. Sinónimos: palurdo, cateto, pueblerino o campesino. Es la definición aceptada por el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (RAE) y que ilustra el estereotipo que se labró en los años 60 sobre la gente del campo. Seis décadas después, quienes se incorporan al campo son jóvenes altamente cualificados  que apuestan por cultivos más innovadores. El problema es que no son suficientes. 

En España hay más agricultores y ganaderos mayores de 90 años que menores de 30 al frente de una finca, según el análisis realizado por Maldita.es de los microdatos del último Censo Agrario (2020), que tiene en cuenta la información de más de 890.000 explotaciones. Aunque el envejecimiento del campo es una realidad común en toda Europa, en España la brecha generacional es especialmente acusada: dos de cada cinco titulares tienen 65 años o más.

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Agricultores en edad de jubilación y sin mano de obra que los reemplace

La agricultura en España es una profesión envejecida: dos de cada cinco titulares de explotaciones tienen 65 o más años, es decir, están cerca o superan la edad de jubilación. Aunque es uno de los cuatro países de la Unión Europea con más proporción de agricultores mayores, el envejecimiento del sector es un factor común al conjunto de naciones y la insuficiente incorporación de jóvenes agricultores que recojan el testigo en la agricultura, también. 

¿Qué está en juego si el relevo generacional no llega al campo? “La seguridad alimentaria, la sostenibilidad ambiental y la cohesión territorial del país pueden verse comprometidas. La agricultura no es solo producción de alimentos; es gestión del territorio, conservación de la biodiversidad y motor económico en muchas zonas rurales”, advierten a Maldita.es la Doctora en Ingeniería Agrónoma, Rosa Gallardo Cobos, y el profesor de Economía Agraria Pedro Sánchez Zamora, expertos de la Universidad de Córdoba.

Según los últimos datos del Censo Agrario, los jefes de explotaciones agrícolas mayores de 80 años son ocho veces más que los menores de 30. Estos datos reflejan la realidad de un sector que no termina de incorporar a las nuevas generaciones, pero este tipo de análisis también presenta limitaciones. “Algunas tareas agrícolas se pueden realizar fuera del marco formal, especialmente en explotaciones familiares o pequeñas. La titularidad de las explotaciones permanece en ocasiones a nombre de personas de edad muy avanzada que ya no están activamente involucradas. Es habitual que figuren como jefes de explotación por razones administrativas (por ejemplo, por herencias no formalizadas), pero en la práctica puede que no trabajen activamente y que la gestión efectiva la lleve otra persona”, apuntan Gallardo y Sánchez. 

Es una realidad que afecta también a muchas mujeres rurales que realizan una labor no reconocida y que “desempeñan un papel fundamental en el trabajo agrícola, pero que no aparecen como titulares ni cotitulares”, señalan los expertos. Se contribuye así a ocultar su aportación y se perpetúa su invisibilización dentro del sistema tanto productivo como estadístico. Es un problema que tampoco disminuye entre las nuevas generaciones agrícolas en las que el peso de la presencia femenina es incluso menor que en las más envejecidas.En el siguiente gráfico puedes ver la cantidad de trabajadores y trabajadoras del campo por cada grupo de edad. Mientras que en los mayores de 50, las jefas de explotación representan entre el 29% y el 30%, en los grupo más jóvenes cae el número de mujeres y también su peso porcentual hasta un 21% entre los titulares de 20 a 29 años. 

Las nuevas generaciones: más formación y una agricultura más rentable

Esto no quiere decir que las nuevas generaciones del campo no aporten cambios al sector. “Los [jóvenes] que han optado por esta actividad están bien formados, apuestan por la innovación y confían en el futuro del sector”, aseguran los expertos de la Universidad de Córdoba. El Censo Agrario lo confirma. Aunque los estudios superiores siguen siendo minoritarios, a medida que se reduce la edad del titular de la explotación también se reduce el porcentaje que carece de formación y se limita a la experiencia agraria. 

De los cinco de cada seis agricultores que solo poseen experiencia agraria entre los mayores de 80 años, pasamos a algo menos de la mitad entre quienes están en la década de los 20 años. Este es el lapso de edad con mayor proporción de personas con estudios: el 41% tiene cursos de formación, un 6% tiene formación profesional y casi un 3% estudios superiores. Entre los menores de 20 años la proporción de agricultores que tiene formación se reduce, pero se trata de un grupo en el muchos aún no tienen edad suficiente como para haber terminado sus estudios.

El perfil de estos nuevos agricultores es el de jóvenes que en su mayoría proceden de una familia vinculada al sector, según el estudio Agro Millennials, en el que se realizaron 100 entrevistas a trabajadores del campo. Eran principalmente titulares de su explotación y consideran necesaria una mayor oferta formativa en aspectos como la gestión empresarial, el emprendimiento o la transformación digital. 

Y es que el campo tampoco es lo que era hace seis décadas. Aunque continúa “siendo importante la transmisión de los saberes y el conocimiento local, gestionar actualmente las explotaciones agrarias obliga a sus titulares a la adquisición de conocimientos sobre herramientas digitales y paquetes tecnológicos, así como familiarizarse con el escenario de cambio climático y pérdida de biodiversidad en que se desenvuelve la actividad agraria”, añade Francisco Garrido, ingeniero agrónomo y científico titular del CSIC. 

“En general, los agricultores menores de 40 años tienden a apostar por modelos productivos que quizás sean más innovadores, intensivos en conocimiento y con mayor potencial de rentabilidad”, añaden Gallardo y Sánchez. Por ejemplo, en las explotaciones de bovino o de hortalizas de invernadero tienen más peso los jóvenes titulares. 

El cambio de la popularidad de los productos agrícolas y ganaderos en las diferentes edades se aprecia en el siguiente gráfico, que recoge el porcentaje que representa lo que se produce en España según el grupo de edad de los jefes de la explotación. Aunque los olivos siguen siendo el principal tipo de cultivo entre todas las edades, su peso se reduce a la par que lo hace la edad de los titulares. Así, de representar casi un tercio de las explotaciones de quienes tienen más de 65 años cae hasta un 16% entre los menores de 25. 

Lo contrario ocurre con el bovino de cría y carne, que es el segundo cultivo más popular entre los jóvenes agricultores, pero apenas representa el 3,4% de los cultivos en los titulares de más edad. Algo similar sucede con el cultivo de hortalizas en invernadero, con una presencia en las explotaciones de menores de 25 años casi ocho veces mayor que en las de los mayores de 65

“Este tipo de producción ofrece ventajas competitivas que podrían resultar especialmente atractivas para las nuevas generaciones, como la tecnificación, el control del proceso productivo, la posibilidad de producir durante todo el año, mayores perspectivas de rentabilidad, y una mayor vinculación con el mercado, permitiendo incluso la comercialización directa”, explican los investigadores de la Universidad de Córdoba. Eso sí, no todo es cambio. Cultivos como el vino con denominación de origen mantienen una presencia similar en todos los grupos de edad. 

Tanto en España como en Europa, además de por la innovación, los más jóvenes también se inclinan hacía la rentabilidad. Si se agrupan las explotaciones en función de su producción económica, los titulares de menos edad están más presentes en las explotaciones que generan más dinero —aunque estas son a su vez las menos habituales en el sector agrario—. 

Las fincas menos productivas, aquellas que generan menos de 2.000 euros al año, son en las que encontramos una menor proporción de menores de 40 años y en las que predominan los jefes de explotación que están más cerca de la edad de jubilación. En el siguiente gráfico puedes ver cómo, a medida que aumenta la producción económica de los cultivos, aumenta también la proporción de agricultores más jóvenes. 

¿Y la solución? Las ayudas económicas no parecen suficiente para un problema multidimensional

La falta de jóvenes en el campo es un hecho, pero, ¿qué es lo que les impide acceder? Y, sobre todo, ¿cómo se puede revertir esta tendencia? Según la Universidad de Córdoba, los jóvenes rurales  mencionan como principales problemas la falta de centros educativos y sanitarios, un buen servicio de transporte y la brecha tecnológica. La mayoría de jóvenes que se dedican al campo provienen de familias de agricultores, pero ya es habitual que muchos no quieran seguir los pasos de sus progenitores, incluso los propios agricultores quienes no quieren que sus hijos asuman el relevo generacional

“Hasta ahora, la política agraria ha abordado este asunto desde un enfoque basado principalmente en incentivos económicos. Buena prueba de ello son las ayudas establecidas en la Política Agraria Común desde hace ya varias décadas y que se han reforzado en el nuevo periodo”, apunta el investigador del CSIC Fernando Garrido. Tanto él como los investigadores de la Universidad de Córdoba consideran que estas medidas son insuficientes.Los jóvenes señalan obstáculos como el exceso de burocracia, el difícil acceso a la tierra y el poco reconocimiento social del trabajo agrario. Además, estudios muestran que las ayudas han favorecido un modelo concentrado que agrava la despoblación, ya que muchas explotaciones acaban abandonadas o solo se cultivan lo mínimo para cobrar las subvenciones.

La conclusión para los expertos consultados es que no se puede solucionar un problema con múltiples dimensiones a través de una solución que aborda un único ámbito (como el económico). “Mejorar el relevo generacional en la agricultura exige un enfoque integral, coordinado y adaptado al contexto local. No solo se trata de ayudar a emprender, sino de crear condiciones estables para que los jóvenes se queden, vivan y progresen en el medio rural”, concluyen los investigadores de la Universidad de Córdoba.