“Los pájaros ancianos ya no vuelan y no hay residencias de ancianos para ellos. Por lo tanto, los pájaros más jóvenes de cualquier especie los alimentan”, señala el texto que acompaña un vídeo viral de varios pájaros grandes alimentados por otros de menor tamaño. Pero, en realidad, no se trata de aves ‘ancianas’ que no pueden volar, sino crías de cuco o críalos. El cuco adulto parasita el nido de otras especies de ave y pone sus huevos en él. De ahí que, cuando los polluelos rompen el cascarón, los ‘padres postizos’ (los verdaderos dueños del nido), confundiéndolos con sus propias crías tras haberlos incubado, alimentan a las crías de cuco.
El comportamiento del vídeo es típico de “aves parasitadas con huevos de cuco y críalo”: “Los adoptan como propios a pesar de tener un tamaño mucho mayor que sus pollos” y una apariencia muy distinta, según indica a Maldita.es la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife). Aunque la apariencia de los polluelos no tenga nada que ver con la de la especie parasitada, los huevos del cuco o críalo sí imitan muy bien a los del pájaro en cuyo nido donde ponen sus huevos.
Esta estrategia se conoce como nidoparasitismo, la situación en la que un ave pone sus huevos dentro del nido de otra especie. Este pájaro ‘parasitado’ se encargará de la incubación, el cuidado y la manutención de la descendencia del parásito. El joven cuco o críalo recibe todas las atenciones de los propietarios del nido asaltado, a los que, con frecuencia, supera considerablemente en volumen.
Mientras que el polluelo del cuco suele tirar el resto de huevos ‘legítimos’ al eclosionar antes, el críalo acaba con los otros polluelos al competir por el alimento o por asfixia y aplastamiento, debido a su mayor tamaño. En general, el críalo parasita a la urraca y a otros córvidos (la familia de los cuervos).
Si aún te preguntas por qué se sabe que se trata de cucos (más allá de su apariencia), presta atención al final del vídeo. Seguro que entonces escuchas su característico canto (‘cuu-cu’, ‘cuu-cu’).
Este artículo es un despiece de nuestro 209º consultorio de Maldita Ciencia.