“5G. Antena rompiendo e impidiendo el paso de las nubes”. Un TikTok que muestra unas nubes en movimiento y una antena de telefonía dice que estas instalaciones son capaces de modificar las nubes. Pero es un bulo: las ondas de las antenas de telefonía traspasa las nubes y, aunque tiene la capacidad de calentar el vapor de agua, ese calentamiento sería tan pequeño en una nube entera que sería imperceptible, según el director de la Escuela de Telecomunicación de la Universidad Politècnica de València.
A esto se le suma que la señal de las antenas no se dirige hacia las nubes, ‘hacia arriba’, sino en el plano horizontal, para que llegue a los terminales móviles.
La radiación de una antena de telefonía no afecta a las nubes
Benito Fuentes, meteorólogo de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), responde a Maldita.es que no es posible que una antena de telefonía afecte a una nube. “La radiación de una antena es totalmente transparente a una nube. De no ser así, perderíamos toda la cobertura en un día nublado”, agrega.
Patricia Torres, ingeniera eléctrica y maldita que nos ha prestado sus superpoderes, explica que la tecnología 5G, al igual que las antenas de telefonía móvil, usan una radiación cuyas ondas “no tienen la suficiente energía para ‘mover’ electrones de sus átomos, no pueden romper los enlaces en elementos químicos ni en los elementos de la atmósfera”. Esto se denomina radiación no ionizante.
Héctor Esteban, director de la Escuela de Telecomunicación de la Universidad Politècnica de València y maldito que nos ha prestado sus superpoderes, detalla que las ondas electromagnéticas —en general, no solo las de telefonía— pueden elevar la temperatura del vapor del agua, que es la manera que tienen de funcionar los hornos microondas. “Pero la diferencia en un microondas es que en este la potencia es elevada y está concentrada en una caja pequeña, 800 watios en unos pocos litros cúbicos, y con ondas que rebotan en las paredes una y otra vez; mientras que las estaciones de telefonía típicamente radian unos centenares de watios, pero se dispersan de tal manera que la densidad de potencia es muy inferior”, precisa. En palabras aún más sencillas: las antenas de telefonía emiten en poca potencia y muy dispersa.
Esto se traduce en que el posible calentamiento que puede sufrir una nube por el efecto de la antena “es totalmente despreciable, muy inferior al necesario para producir un efecto perceptible”, indica Esteban.
Las antenas de telefonía no ‘apuntan’ su radiación a las nubes
Otro motivo añadido por el que la radiación de las antenas de telefonía no afecta a las nubes es que estas no ‘apuntan’ hacia arriba, sino en el plano horizontal, hacia los lados, para dar la mayor cobertura a los teléfonos móviles.
En esta imagen compartida en el blog de Alberto Nájera, profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha y vocal del Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud, se ilustra hacia dónde se dirigen las ondas de las antenas de telefonía.
En este artículo han colaborado con sus superpoderes la ingeniera eléctrica Patricia Torres y el director de la Escuela de Telecomunicación de la UPV Héctor Esteban.
Patricia Torres forma parte de Superpoderosas, un proyecto de Maldita.es en colaboración con FECYT que busca aumentar la presencia de científicas y expertas en el discurso público a través de la colaboración en la lucha contra la desinformación.
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