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MALDITA CIENCIA

De qué depende la fragilidad de las uñas y por qué, en ocasiones, las sentimos ‘más blandas’

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Hay quienes prefieren llevar las uñas cortas, a ras de yema, y quienes se decantan por llevarlas largas y, más o menos, cuidadas. Para gustos, como siempre, los colores. Imaginamos que la persona que nos ha planteado la siguiente pregunta es del segundo grupo: ¿Por qué hay rachas en las que notamos las uñas más ‘blanditas’ y se rompen con mayor facilidad? Es decir, ¿qué interfiere en la salud de nuestras uñas? Lo cierto es que existen dos tipos de factores que tienen algo que decir en el asunto: tanto la velocidad de crecimiento como las variables externas a las que las expongamos (humedad, diferentes productos…).

Lo primero de todo, un inciso: “Hablar de uñas ‘blanditas’ o ‘duras’ no sería la forma correcta de referirnos a estas condiciones. Nosotros, los dermatólogos, diríamos que existen uñas frágiles, en las que se producen roturas o alteraciones de la superficie ungueal con mayor facilidad, y uñas que no lo son tanto, que están más engrosadas”, explica a Maldita.es Inés Escandell, dermatóloga estética y maldita que nos ha prestado sus superpoderes. “Dentro de las uñas frágiles, podemos percibir las que están más ‘blandas’, pero también las induradas (las que se fracturan aunque estén duras).

En esta fragilidad tiene gran importancia la velocidad de crecimiento de la uña, que va a condicionar sus características: cuanto más rápido crezcan, más engrosadas y resistentes serán. Ahora bien, la velocidad no es estanca, sino que hay situaciones que pueden modificarla, como sufrir anemia o hipotiroidismo u otras enfermedades o el consumo de determinados fármacos. “Estas van a hacer que las uñas crezcan más despacio y, por lo tanto, sean más frágiles (que no ‘blanditas’). Es decir, se van a romper más”, matiza la experta.

Sobre la velocidad de crecimiento, generalmente los jóvenes tendrán una tasa mucho más rápida, al igual que los niños y las embarazadas. Por el contrario, en personas mayores, crecerán más despacio.

Pero además de este, hay otros factores externos que pueden condicionar la mayor o menor fragilidad de nuestras uñas. Por ejemplo, la humedad de la lámina ungueal (de la uña). “Normalmente tiene un porcentaje de agua bajo (de un 18% de agua, aproximadamente). Si aumentamos esta cantidad de agua, la uña se vuelve más ‘blandita’, pero también más frágil”, señala Escandell y añade que “lo que ocurre cuando se utilizan productos químicos o se sumerge mucho las manos en agua es que esa uña se hidrata y se deshidrata varias veces al día, a la par que va perdiendo cierta cantidad de lípidos (las grasas que tiene la lámina de forma normal) que la protegen para que no pierda el porcentaje de humedad que debe tener”.

Un ejemplo típico de personas a quienes suele sucederles esto es a quienes llevan manicuras de forma más o menos constante y habitual, que pueden sufrir de onicosquisis (uñas quebradizas), una especie de descamación del final de la uña. “Digamos que es como si te pudieras pelar. El final de la uña se rompe por la punta, como si se tratase de una capa, a causa del quitaesmalte. Esto va deshidratando la lámina ungueal y, por tanto, haciéndola más frágil”. También es común en personas que, por su trabajo, sumergen habitualmente las manos en agua muy caliente o se ven obligadas a utilizar disolventes o detergentes.

“En las épocas en las que estamos sanos, no consumimos fármacos, comemos bien, no tenemos ningún déficit… nuestras uñas estarán normales”, aclara Escandell. Porque, como sugiere, los aportes que consigue nuestro cuerpo a través de la alimentación también interfiere en la salud ungueal.

Entonces, ¿sería útil algún tipo de suplemento para conseguir unas uñas menos frágiles? Existen evidencias de que vitaminas como la biotina pueden relacionarse con un mejor crecimiento de la uña, aunque los estudios al respecto son escasos y de baja calidad. Ahora bien, el consumo de biotina también tiene contras, especialmente que puede alterar los resultados analíticos de ciertas pruebas, sobre todo las que incluyen estudios tiroideos.

“El mensaje es que sí que hay ciertos suplementos vitamínicos que podrían tener efecto en las uñas muy frágiles, pero que lo ideal es tomarlos si lo ha recomendado un dermatólogo y avisando siempre sobre su consumo antes de someterse a cualquier prueba médica”, incide Escandell. Además, la biotina suele estar presente en alimentos como el huevo, los frutos secos, la leche, algunas verduras y legumbres… Por lo tanto, “lo realmente aconsejable es una dieta sana y rica en este tipo de alimentos”.

En definitiva, como resume a Maldita.es la dermatóloga Sara Gómez Armayones, aunque existe un factor genético que hace que las uñas de cada uno sean más o menos resistentes, los factores externos, como el contacto continuado con el agua (“que es un clásico”, según señala la experta), las carencias nutricionales y determinadas enfermedades (como hepáticas o renales) y tratamientos oncológicos también van a afectar a la calidad y aspecto general de las uñas, no solo a su dureza. *

*Tema actualizado el 30 de enero de 2023 para añadir las declaraciones de la dermatóloga Sara Gómez Armayones.

En este artículo ha colaborado con sus superpoderes la maldita Inés Escandell.

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