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MALDITA CIENCIA

Fumar tabaco de liar no es menos dañino que el cigarrillo industrial

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Literatura científica

Un humano que sigue con mucha atención nuestro consultorio científico nos ha preguntado si es cierto que es más sano (mejor dicho, menos dañino) fumar tabaco de liar que cigarrillos estándar, también conocidos como industriales, manufacturados o de combustión. Para más concreción, nos pregunta si ese supuesto menor daño —que ya adelantamos que no es así— se debe a la composición del papel que envuelve el tabaco.

La comunidad científica ha explorado con mucha atención, desde diferentes enfoques y desde hace tiempo, si es menos dañino para la salud fumar este tipo de cigarrillo frente al cigarrillo estándar. Las evidencias a día de hoy son nítidas: no es menos dañino fumar tabaco liado que tabaco industrial, teniendo en cuenta, como dice la Sociedad Americana contra el Cáncer, que ninguno de los dos métodos de fumar este tabaco es “saludable” y que la mejor manera de evitar los problemas de salud asociados a los cigarrillos, en cualquiera de sus formas es “mantenerse libre de tabaco”, sin consumirlo de manera activa o pasiva.

De hecho, se ha demostrado que el tabaco de liar presenta más aditivos (que contribuyen a su enganche, como la nicotina), sus consumidores tienen niveles más elevados de elementos que causan cáncer y otros compuestos que aumentan el riesgo de enfermedad cardiovascular. Específicamente, los fumadores de liar presentan riesgos aún mayores de ciertos cánceres en comparación con personas que fuman tabaco industrial.

La idea de que el tabaco de liar es más natural, menos dañino, menos ‘químico’ o menos adictivo no nace de manera espontánea: es una estrategia de marketing que las compañías tabaqueras han trabajado históricamente para colocar en el mercado otros productos para fumar al tiempo que la evidencia científica iba comprobando los daños que causa este hábito, lo que a su vez afecta a la percepción pública del tabaquismo y a las ventas. Si te interesa este tema, tenemos una Twitchería de Maldita Ciencia donde explicamos cómo funcionan estas estrategias de marketing.

Sobre los cigarrillos de liar, la Sociedad Americana contra el Cáncer recopila evidencias y recuerda que “no son más seguros que los cigarrillos convencionales”. De hecho, agregan, “se ha visto que existe un mayor riesgo de cáncer de laringe, esófago, boca y faringe que en los fumadores de cigarrillos empaquetados”.

Por su parte, la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) tiene un documento de posicionamiento [un informe donde se recopilan evidencias científicas y se aporta un punto de vista común de un grupo de expertas] dedicado a reducir el daño del tabaco. Dentro de este documento, reservan un apartado al tabaco de liar.

Así, recuerda que este producto tabáquico “presenta hasta un 22% más de elementos aditivos” y que varios trabajos científicos han detectado “niveles elevados y estables de sustancias carcinógenas, tasas más altas de benzopirenos, bencenos (ambos tóxicos para humanos) y concentraciones de nitrosaminas (un elemento carcinógeno) en saliva similar a los fumadores de tabaco convencional”. A todo esto añaden que los niveles de monóxido de carbono son más elevados que en fumadores de cigarrillo industrial, “por tanto, el riesgo de enfermedad cardiovascular también”.

Otro argumento que se esgrime es que el tabaco de liar, a pesar de ser dañino, puede ayudar a dejar de fumar porque tiene menos nicotina o, simplemente, se fuman menos cigarrillos por la ‘incomodidad’ que supone prepararlos. Ambas cosas son un mito que la evidencia científica ha desmentido.

Por un lado, un artículo publicado en 2001 en la revista científica Tobacco Control comparó el contenido en nicotina de una marca de tabaco de liar frente a otras 8 marcas comerciales de cigarrillos estándar. Así, concluyó que la concentración de nicotina en el tabaco liable (21,2 miligramos por gramo de tabaco) era significativamente mayor (de 13,5 a 16,3 mg/g, según la marca) que en los otros.

Por otro, un trabajo científico publicado en BMC Public Health comparó los patrones de tabaquismo en hombres neozelandeses que fumaban cigarros de liar o industriales. En él se vio que ambos grupos fuman un número parecido de cigarrillos, pero los de liar hacen inhalar mucho más humo que los industriales, al requerir más caladas y más largas, lo que deriva en efectos más perjudiciales para la salud.

Un artículo de opinión redactado por coordinadores del Área de Tabaquismo de la SEPAR inciden en preocupaciones concretas sobre el tabaco de liar, más allá de su daño a la salud. “Es más barato que el manufacturado y se argumenta [sin evidencias] que contiene menos aditivos y es menos nocivo. Este hecho es doblemente preocupante pues facilita el acceso al inicio del consumo por parte de los menores y además, al ser más barato, sirve de refugio a personas que por motivos económicos estarían pensando en dejarlo”.

Dejar de fumar puede ser una tarea complicada, pero no imposible. Tiene enormes beneficios para la salud (propia y de otros) y existen multitud de razones que compensan para ello. Si quieres dejar de fumar, el Ministerio de Sanidad de España cuenta con recursos públicos y gratuitos para ayudarte.

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