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Miles de peces y crustáceos aparecieron muertos en agosto de 2021 en el Mar Menor, la albufera murciana que es la laguna salada más grande de Europa. En 2016 ya hubo un crecimiento excesivo de algas y fitoplancton conocido como sopa verde por el vertido de fertilizantes y en 2019 hubo otro episodio de mortandad de animales marinos. En este artículo ahondamos en cómo se llegó a esa crisis ecológica. También explicamos las competencias de la Región de Murcia y el Gobierno central para reducir y retirar los nitratos que se vierten al Mar Menor.
Ahora, en abril de este año han aparecido grandes cantidades de algas. ¿Significa esto que se puede llegar de nuevo a una situación como la de 2016? Según un informe del Instituto Español de Oceanografía y diferentes expertos, hay señales negativas que muestran que la situación podría empeorar en los próximos meses. Os contamos lo que sabemos al respecto.
El Instituto Español de Oceanografía alerta del riesgo que corre la laguna salada
El origen inmediato de este nuevo episodio del Mar Menor se encuentra en las abundantes lluvias que hicieron del mes de marzo de 2022 el más lluvioso en la Región de Murcia desde que hay registros. Para evaluar los posibles efectos de estos fenómenos climatológicos extraordinarios, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico pidió al Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC) un informe del estado de la albufera a abril de 2022.
El trabajo científico constata una bajada de la salinidad por las lluvias torrenciales, unas temperaturas anómalamente bajas para esas fechas del año y turbidez del agua. También unos valores elevados de clorofila (el pigmento de color verde de algas y plantas). La clorofila es un indicador de la abundancia de fitoplancton y, aunque según el informe del IEO es aún inferior a los niveles en crisis previas, probablemente tienda a subir en los próximos meses con el incremento de la luz y la temperatura propia de la primavera y el verano, explica la institución científica.
La gran cantidad de algas “marca un inicio de eutrofización” (un fenómeno causado por un exceso de nutrientes en un ecosistema acuático y provoca un desarrollo masivo de algas y plancton). Si no se para, probablemente “la situación sea igual o peor que la del año pasado”, según Emilio María Dolores, presidente de los Comités Científico y de Seguimiento que vigilan la laguna, como ha contado a El País.
El investigador del grupo de Ecosistemas de la Universidad Politécnica de Cartagena (Murcia), Francisco López Castejón, ha destacado a Maldita.es que la situación actual de la laguna “es muy mala. El ecosistema está roto y se ven situaciones que no se han visto nunca. El informe del IEO apoya lo que dice toda la comunidad científica”.
El IEO recuerda que la albufera lleva registrando este proceso de eutrofización en las últimas décadas por los “aportes masivos y casi continuos de nutrientes (nitrógeno y fósforo) procedentes de la actividad humana”. Estos nutrientes llegan a través de varias fuentes como el agua de lluvia que circula libremente sobre la superficie de un terreno (escorrentía superficial), las aguas subterráneas de acuíferos al estar conectadas con la laguna, el arrastre de agua y materiales durante lluvias torrenciales y el intercambio con la atmósfera como las calimas, que transportan nutrientes para las algas como fósforo y potasio.
Las lluvias torrenciales y calimas podrían empeorar el mal estado de la albufera
Precisamente las recientes anomalías climáticas como las lluvias torrenciales y calimas podrían agravar el deterioro acumulado en el ecosistema al añadir nutrientes al Mar Menor, destaca el informe científico. Esta gran cantidad de nutrientes “forman un cóctel perfecto”, junto con el aumento de la temperatura y de la radiación solar, para el crecimiento rápido de fitoplancton y macroalgas oportunistas, “el exponente más claro del proceso de eutrofización que experimenta la laguna desde hace décadas”. El informe ya constata desarrollos masivos de esas macroalgas en algunas zonas de los fondos de la laguna y advierte que a medida que aumente la cantidad de algas, se desprenderán por la acumulación de burbujas de oxígeno.
“Existe una alta probabilidad de que ocurra un episodio como el del pasado agosto, pero no sabemos cuándo será. En las circunstancias actuales no se puede hacer nada para evitarlo”, ha explicado a El País Juan Manuel Ruiz, profesor de investigación del IEO-CSIC y uno de los autores del informe. “Este tipo de episodios se ha hecho más frecuente desde 2016, cuando colapsó el ecosistema, porque el mar Menor está en un estado más vulnerable, más inestable y, por lo tanto, más susceptible de sufrir anoxia —falta de oxígeno—. Con el cambio climático irá a más, porque habrá cada vez más fenómenos extremos, como olas de calor y lluvias torrenciales, lo que acabará repercutiendo también en la laguna”, ha concluido el experto.
López Castejón ha destacado que la agricultura ha sido la principal causante de la crisis ecológica del Mar Menor “por una explotación no sostenible desde hace muchos años” y también el turismo, por “no haber habido gestión de la laguna”.
Su valoración de la situación actual es que “el origen del problema sigue estando ahí. No se ha tomado ninguna medida que impacte de forma positiva y significativa. No hay una varita mágica que arregle el problema en un año tras más de 40 años de contaminación que ha llevado hasta la situación actual. Arreglarlo va a tomar tiempo con medidas en muchos ámbitos”, ha concluido el investigador de la Universidad Politécnica de Cartagena.
